Industria
Legado de vida: Her - Bal, la láctea de Porteña que cumple 35 años
Una familia, la experiencia del tambo y la mejor materia prima: el amor por el trabajo. La empresa produce unos 50.000 litros de leche diarios y una amplia variedad de quesos, yogures y crema con sello de calidad que se comercializan en 15 provincias.
Nacer y sobrevivir en un contexto no propicio puede darnos una idea de la sustentabilidad de un emprendimiento. Si hablamos de crisis económica, en el 89’ la Argentina atravesó una de las más recordadas. Poco antes, surgió la empresa Her-Bal, que sobrevivió a esa y otras turbulencias y prosperó a lo largo de los años con gran éxito.
En la localidad de Porteña, los hermanos Baldo transformaron el tambo familiar, invirtieron en una planta de producción láctea y sus quesos se convirtieron en una marca registrada de esta región que conquistó el paladar de muchos. Hoy se venden a 15 provincias argentinas y analizan empezar a exportar.
Héctor y Rodolfo Baldo, junto a sus descendientes Alexis, Ariel, Ezequiel, Renzo y Nahuel, actualmente forman parte del directorio de la pyme. La segunda generación modernizó la empresa familiar pero mantuvo el método de fabricación conservando el cuidadoso proceso de elaboración heredado de sus predecesores.
Her - Bal, con 50.000 litros de leche elaborados diariamente, produce quesos blandos, semiduros, duros, crema, yogures, leche y en el futuro cercano, nuevos productos al mercado.
Con 40 empleados, la alimenticia ubicada en la zona rural de Porteña está transitando sus primeros 35 años de vida. ¿Cómo fue el camino hasta llegar hasta acá? Lo cuentan los fundadores.
Primero, el tambo
Los Baldo pasaron de ser productores tamberos a la industrialización láctea. Lo suyo es una historia de trabajo y sacrificio, de aquellas que hicieron grande esta Patria. Descendientes de inmigrantes, continuaron con su legado de los valores del trabajo y el esfuerzo.
Lo fortuito también jugó su papel en esta historia. “Un día de lluvia, con mi hermano Héctor en un camino de tierra nos quedamos empantanados con la camioneta, cerca de La Francia, y caímos a una zanja. Un vecino del lugar nos ayudó a salir. Luego nos pusimos a hablar y esta persona nos contaba que otro vecino se había puesto a hacer quesos y que hacía mucha diferencia en la ganancia, algo llamativo. Nos dejó pensando, regresamos a casa y lo comentamos con nuestras esposas. Empezamos a visitar fábricas para corroborar lo que pasaba con el queso. Nosotros trabajamos siempre en el tambo, no teníamos ni idea sobre la elaboración de quesos. Todos coincidían en que era buena actividad. Con la lechería sola, no se llegaba. Así empezamos”, recordó Rodolfo.
Dijo que para entonces “se pagaban al productor unos 10 centavos por litro de leche” mientras que haciendo quesos, la cifra llegaba a “50 centavos, ¡era grande la diferencia! Alquilar más campo, más vacas era imposible, íbanos sacar el doble”.
Lanzarse y transformar la materia prima
Así, el 1 de mayo de 1988 inició sus actividades esta empresa familiar, impulsada por el espíritu emprendedor de sus fundadores e inspirados en los valores y el amor por el campo que les fueron transmitido por sus padres quienes tenían un tambo cuya continuidad con los años quedó en manos de Héctor y Rodolfo. “Ellos lo trabajaron por mucho tiempo, pero la situación del país y su economía, así como la ampliación de la familia, hacían cada vez más difícil la explotación tambera y demandaba buscar alternativas algo más rentables”.
El nombre Her-Bal deriva de las sílabas “hermanos Baldo”.
Contando con el apoyo incondicional de sus esposas, Nelba y Alicia, Héctor y Rodolfo dieron comienzo al desafío. En el edificio de la ex Cooperativa de Tamberos “La Cordobesa” -que llevaba 15 años cerrada, y para 1988 ya era de propiedad de los Baldo-, con maquinarias usadas, adquiridas en remates y de segunda mano, con solo cinco empleados y un mercado acotado, emprendieron la fabricación de quesos sardo y pategrás, procesando la producción lechera propia que era de 1.800 litros diarios.
“Fue un inicio duro”, admitieron, pero de a poco la firma fue creciendo, aumentando su producción, ampliando su mercado, hasta llegar a ser hoy una de las empresas lácteas líderes en el mercado regional.
“Abrimos la fábrica, después, había que salir a vender” esos quesos, y “no era tan sencillo”, reconoció Rodolfo. En los comienzos atravesaron épocas muy difíciles, “de malaria, no venían los compradores a buscarlos y tuvimos que salir nosotros por los pueblos a venderlos. Cargamos una heladera en la camioneta y salimos a vender a la zona, a Brinkmann, a Morteros, Seber, Vignaud... Nunca nos detuvimos, llegábamos hasta Sunchales donde Sancor era muy fuerte”.
¿Cómo hicieron para no abandonar el proyecto y continuar pese a la complicada coyuntura y la hiperinflación? Rodolfo contó que “comenzamos con maquinaria usada, caldera, olla, que compramos a pequeñas empresas de la zona que habían cerrado sus puertas”.
¿El secreto para consolidarse y no parara de crecer?: Héctor y Rodolfo coincidieron al unísono: “Haber tenido siempre buenos queseros, desde el primeros hasta los actuales”. Además, la variedad de quesos también le da un toque diferencial a la fábrica. Cremoso, port salud, mozzarella, pategras, tybo, fontina, sardo, romano, pepato y próximamente, quesos procesados para untar.
Todo “fue una gran lucha que derivó en una gran satisfacción”, expresaron.
La empresa hoy
Ya en manos de las nuevas generaciones, los hijos de Héctor y Rodolfo: Alexis, Ariel, Ezequiel, Renzo y Nahuel son hoy los conductores del destino de Her -Bal, que además de quesos elabora yogures y crema de leche, llegando sus productos a gran parte del país.“En la actualidad, las líneas de productos se comercializan en 15 provincias argentinas y se evalúa la salida al exterior, aunque viendo la inestabilidad actual, tenemos cautela. Como toda pyme, nos manejamos con pasos más pequeños y seguros ante los vaivenes económicos que estamos, pero en forma sólida”, dijo Alexis Baldo, gerente de la empresa.
Desde hace dos años proveen a Lactear el suero de la empresa. “Estamos trabajando muy bien en estos momentos y esperemos seguir haciéndolo”, añadió Baldo.
Festejos y libro
En el marco de los festejos por el 35º aniversario, se llevó a cabo una misa y una cena que reunió a toda la familia de Her – Bal: trabajadores, proveedores, clientes, familiares y amigos, donde se presentó la nueva imagen corporativa con el isologotipo y packaging.
Además, se anunció que un libro reflejará la rica historia de la empresa y la experiencia de vida de la familia Baldo. Nelba, la autora, comentó que “es un libro simple. Siempre estuvo en mi mente dejar algo a los descendientes, a mis nietos y los que vendrán en nuestra familia, también a la comunidad, para que conozca la historia de Her -Bal”, un nombre que “llevamos con profundo orgullo, porque desde abajo llegamos hasta donde estamos hoy. Que siga siendo una empresa familiar es muy lindo”.
“Estoy muy orgullosa de la empresa que construimos en familia”, acotó por su parte Alicia, que junto a Nelba siempre trabajaron a la par de sus maridos.