Las lluvias y las calles de tierra
En barrios alejados del centro las dificultades son evidentes. Y no hay diferencias entre sectores socioeconómicos. Las calles de tierra en mal estado o dañadas por las lluvias se pueden encontrar en todo el casco urbano. Su deterioro afecta a todos los vecinos por igual.
Las lluvias se han convertido en materia frecuente durante las últimas semanas. Y la llegada del verano establece con claridad que continuarán durante los próximos meses. Es un fenómeno habitual para esta época del año. A nadie sorprende.
Por ello, suena repetitivo advertir sobre algunos problemas que provocan las precipitaciones en cualquier ciudad. Y sobre la necesidad de contar con planificación adecuada para hacer frente a estas circunstancias. Quizás una de las más evidentes dificultades que las lluvias traen aparejadas es el deterioro evidente de las calles de tierra que siguen siendo muchas en distintos sectores del ejido urbano. Algunas de ellas son ingreso o arteria central de determinados barrios. Todas exhiben pozos, "serruchos", desniveles pronunciados, declives inadecuados y mal funcionamiento de alcantarillas que impiden el normal drenaje de las aguas, entre otras cuestiones.
Las tareas de mantenimiento de las calles de tierra deberían intensificarse en este tiempo, habida cuenta de las situaciones ya advertidas. Por lo tanto, disponer las medidas para que el mantenimiento de las calles no pavimentadas sea una realidad, es una necesidad impostergable.
Un somero repaso permite exhibir que la circulación por algunas de estas calles se hace difícil. En especial durante la noche cuando los desniveles existentes quedan en las sombras. Mucho más si se transita en motocicleta, pues a la vulnerabilidad propia del medio de dos ruedas se suma la posibilidad cierta de que una caída se produzca, con la posibilidad de que haya riesgo para la salud del conductor.
Esta situación no distingue entre sectores. En barrios alejados del centro las dificultades son evidentes. Y no hay diferencias entre sectores socioeconómicos. Las calles de tierra en mal estado o dañadas por las lluvias se pueden encontrar en todo el casco urbano. Su deterioro afecta a todos los vecinos por igual.
Es importante entonces que, como ha ocurrido en años anteriores, los organismos municipales que tienen competencia en esta materia dispongan una metodología de trabajo que contemple acciones decididas en pos de mejorar las condiciones de circulación vehicular en las calles no asfaltadas de San Francisco.
No es grato que los vecinos deban asumir estos contratiempos que pueden ser perfectamente prevenibles con una planificación que tenga en cuenta las tareas de mejoramiento para garantizar un estado de conservación aceptable apenas la época de lluvias se hace presente. De lo contrario, se corre siempre detrás de los acontecimientos.