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La tarde que Sportivo terminó con 4 jugadores en la cancha
El árbitro expulsó a 7 hombres de camiseta verde; Lavalle fue el rival que se benefició de la superioridad numérica y pasó de perder 3 a 2 a ganar 5 a 3.
El Club Atlético Lavalle fue una tradicional escuadra de la Liga Cordobesa. Su camiseta era azul y amarilla a bastones verticales. Su reducto en barrio Acosta era un bastión difícil de superar para cualquier equipo de aquellos tiempos en los que la competencia tenía altos exponentes, no solo en las instituciones más grandes de la capital provincial. Su existencia se prolongó hasta 1979, cuando se decidió la fusión con otro histórico club vecino: Palermo. Nació así Unión San Vicente, protagonista también de varias memorables jornadas del fútbol cordobés.
Fue Lavalle el rival de Sportivo Belgrano en dos cotejos todavía hoy recordados. Uno más que el otro, en verdad. El 11 de septiembre de 1949, en barrio Alberione, la “verde” lo vapuleó por 20 a 0. Claro que no fue un partido “normal”. El abultado marcador que, posiblemente, nunca se repita, se debió a que los jugadores visitantes se declararon en “huelga” a los 36 minutos del segundo tiempo, reclamando por los fallos arbitrales que, supuestamente favorecían al equipo de nuestra ciudad.
El otro insólito partido
Pero hubo otra ocasión en la que Lavalle y Sportivo Belgrano disputaron un encuentro con particularidades sobresalientes. Se desarrolló el 18 de agosto de 1963, hace 60 años. La cancha de barrio Acosta fue escenario de un hecho pocas veces registrado en la historia del fútbol: Sportivo Belgrano sufrió la expulsión de siete jugadores. Y terminó el partido solo con 4 hombres en el terreno de juego.
Lavalle vencía 2 a 0 apenas comenzado el segundo tiempo. Sportivo salió de su letargo y se transformó en avasallante su ataque. En pocos minutos pasó a ganar 3 a 2. Sin embargo, el árbitro cobró protagonismo inusual. Apenas Sportivo pasó adelante en el marcador, tres jugadores verdes se fueron expulsados. Poco después, el elenco cordobés logró empatar con un gol muy dudoso. Esta última conquista, de acuerdo a la crónica publicada en LA VOZ DE SAN JUSTO, “fue el comienzo del final del poco fútbol que vimos. Protestaron los hombres de Sportivo por supuesta posición adelantada –a fe nuestra viciada de nulidad- y he aquí lo lamentable y lo paradójico: el árbitro expulsó a cuatro hombres del equipo de Sportivo Belgrano que, sumados a Faya, Peludé y Caro, expulsados anteriormente, totalizaban 7, con lo que el visitante terminó jugando los últimos 8 minutos con 4 jugadores”. Agrega el relato que “con Pereyra (un mediocampista) en el arco, Lavalle aprovechó para marcar dos goles más”.
En su regla 3, el reglamento del fútbol establece hoy que ningún partido puede empezar o continuar si un equipo tiene menos de 7 jugadores. Al parecer, esta disposición no estaba vigente en la Liga Cordobesa de 1963, lo que llama la atención.
Lavalle formó en esa ocasión con Castro, Páez y Rodríguez; Arce, Lazcano y Domínguez; Moyano, Calderon, Álvarez, Zapata y Mazocchi. Por su parte, Sportivo alineó a Aimar; Ambrosich y Zanutigh; Arabia, Garo e Isabella; Faya, Peludé, Baldesarri, Pereyra y Quinteros.
Inadmisible
Bajo el seudónimo “Sportivito”, días después del extraño cotejo y con el título ¡Inadmisible!, este diario opinó sobre lo acontecido.
“Más que inaudito es inadmisible lo que debió soportar el primer equipo de Sporitvo Belgrano en su reciente match frente a Lavalle en el field de barrio Acosta. Inconcebible por la drasticidad de su proceder, llaman poderosamente la atención las decisiones del árbitro de la brega, señor Diani, al expulsar del campo de juego nada menos que a siete de los jugadores del conjunto de nuestra ciudad, privándolo de una victoria que ya vislumbraba”.
Agrega el columnista que “por más hinchas que se nos tenga, no se nos pueden negar, de acuerdo a los juicios emitidos por la prensa deportiva, que estamos con la verdad al decir que el arbitraje del señor Diani no fue tal, sino una sucesión de desaciertos que tuvieron como víctima propiciatoria a los integrantes de nuestra representación”.
La columna finaliza sosteniendo que “no es posible que la entidad que se autotitula madre de los clubes afiliados ignore lo sucedido en la cancha de Lavalle, pues de hacerlo sería permitir la injusticia. Sería correr el grave riesgo de desnaturalizar una trayectoria que acaba de cumplir sus bodas de oro”.