Entrevista
Marina Melano: “La sensibilidad y la empatía son fundamentales en mi trabajo”
Marina Melano, reconocida nutricionista y docente de nuestra ciudad, reflexiona sobre la importancia de la alimentación saludable en el marco del Día Mundial de la Alimentación, que se celebró el último miércoles. Con una experiencia de casi dos décadas, comparte su visión sobre la nutrición y ofrece consejos prácticos para mejorar la relación con la comida.
Marina Melano es un nombre reconocido cuando se habla de nutrición en San Francisco. Con más de 18 años de experiencia, ha guiado a muchos en el camino hacia una vida más sana. En esta entrevista, la especialista profundiza sobre la importancia de la empatía en su profesión, las dificultades que enfrenta en el día a día y los cambios en la percepción de la alimentación en la sociedad. Además, reflexiona sobre el impacto de las redes sociales y la influencia de los medios en la manera en que nos alimentamos.
Cada 16 de octubre, se celebra el Día Mundial de la Alimentación, una fecha que nos invita a reflexionar sobre la importancia de una dieta equilibrada y el acceso a alimentos saludables. En este contexto, Marina destaca la necesidad de crear conciencia sobre la relación entre una alimentación adecuada y una vida saludable, señalando que la información es un arma poderosa, pero que debe ser usada con responsabilidad.
Durante la charla, Marina hace énfasis en la necesidad de personalizar cada tratamiento y adaptarlo a las realidades de cada paciente. Subraya la relevancia de la empatía y la escucha activa, especialmente tras la pandemia, y alerta sobre los peligros de la desinformación en redes sociales. La nutricionista también destaca que, aunque hay una mayor conciencia sobre la alimentación, las personas aún se enfrentan a la sobrecarga de información contradictoria, lo que puede llevar a confusión. Finalmente, ofrece tres consejos clave para una alimentación más consciente y equilibrada.
-¿Hace cuánto te dedicas a la nutrición y qué fue lo que te llevó a elegir esta profesión?
Me dedico a la nutrición desde el año 2005. Elegí esta profesión porque siempre me apasionó la relación entre la alimentación y la salud. Desde adolescente, me interesó conocer cómo los alimentos pueden influir en nuestro bienestar físico y mental, y quería ayudar a las personas a mejorar su calidad de vida a través de una alimentación adecuada.
—Si bien es una carrera de rigor científico, también hay que tener una gran cuota de sensibilidad y empatía hacia el paciente, sobre todo en casos especiales, ¿eso es algo que forma parte de tu personalidad?
Definitivamente, la sensibilidad y la empatía son fundamentales en mi trabajo. Cada paciente es único y tiene sus propias necesidades y desafíos. Siempre les digo a mis pacientes que no tengo un librito para seguir de manera estricta con ellos y listo, se terminó el tratamiento, es todo lo contrario: la contención es fundamental en este camino. Se trata de escuchar, entender sus historias y sus recorridos, lo que me permite ofrecerles un apoyo más personalizado y efectivo. La pandemia aumentó mi capacidad para conectar con las personas y comprender sus emociones, es una parte esencial de mi enfoque como nutricionista.
—¿Qué es lo más lindo que te brinda en la cotidianidad ser nutricionista?
Lo más lindo de ser nutricionista es ver cómo mis pacientes logran sus objetivos y mejoran su salud. Es muy gratificante saber que mi trabajo tiene un impacto positivo en sus vidas. Además, me encanta aprender constantemente con ellos para poder brindarles diferentes herramientas en el tratamiento.
—¿Y lo menos agradable?
Lo menos agradable puede ser enfrentar la desinformación y los mitos sobre la alimentación. A veces, es un desafío corregir creencias erróneas y convencer a las personas de adoptar hábitos más saludables. También puede ser difícil ver a pacientes que luchan con problemas de salud graves debido a una mala alimentación y lograr la adherencia al tratamiento es complicado porque hay pacientes que desean soluciones mágicas e inmediatas.
—El concepto de alimentación y cómo la percibimos fue cambiando mucho a lo largo del tiempo, y más en los últimos años. ¿Creés que hoy somos más conscientes de qué y cómo comemos?
Sí, creo que hoy en día somos más conscientes de la importancia de una buena alimentación, también hay una mayor disponibilidad de información y recursos que nos ayudan a entender mejor qué y cómo debemos comer. Sin embargo, también hay mucha información contradictoria, lo que puede generar confusión.
—¿Qué papel tiene en eso la gran cantidad de información que nos llega por redes sociales y otros medios de comunicación?
Las redes sociales y otros medios de comunicación juegan un doble papel. Por un lado, pueden ser una excelente fuente de información y educación sobre nutrición. Por otro lado, también pueden propagar mitos y desinformación, principalmente al sugerir suplementos, cantidades de alimentos, y en la alimentación es importante que las personas aprendan a discernir entre fuentes confiables y aquellas que no lo son.
—Hablando de redes sociales… hoy está plagado de influencers que hablan de alimentación. ¿Qué tan bueno o tan malo puede ser?
Los influencers pueden tener un impacto positivo si comparten información basada en evidencia y promueven hábitos saludables. Sin embargo, también pueden ser perjudiciales si difunden consejos sin fundamento científico, aconsejan sobre ciertos suplementos o promueven dietas extremas, por eso siempre es fundamental que sus seguidores puedan verificar la credibilidad de las fuentes y también buscar el consejo de profesionales de la salud.
—¿Cuáles son tus mitos o modas “preferidos” que se difunden en las redes?
Algunos de mis “favoritos” son las dietas milagrosas que prometen resultados rápidos sin esfuerzo, la demonización de ciertos alimentos como los carbohidratos, los suplementos mágicos que supuestamente curan todo y el ayuno intermitente que como herramienta está bárbara pero no genera un cambio de hábitos, entonces caemos en la cuenta que estos mitos pueden ser peligrosos y alejar a las personas que puedan lograr tener hábitos alimenticios saludables y sostenibles.
—En tu vida personal, ¿qué valor le das a la alimentación?
En mi vida personal, la alimentación es una prioridad, pero sin restricciones ni prohibiciones porque considero que una alimentación restrictiva y limitante te lleva a vivir comiendo con culpa y sin poder disfrutar de los alimentos. Llevar una mala alimentación no solo afecta mi salud física, sino también mi energía y bienestar emocional, por eso soy muy consciente de mis elecciones. Así como también de la actividad física, que para mi vida es un pilar fundamental, tan importante como consumir una alimentación saludable.
TRES CONSEJOS DE MARINA
Variedad y equilibrio: Incluir una amplia variedad de alimentos en tu alimentación para alcanzar todos los nutrientes necesarios.
Escucha a tu cuerpo: Aprender a reconocer las señales de hambre y saciedad, y de esta manera comer de manera consciente.
Educación emocional: Registrar los momentos en que más nos cuesta comer de manera saludable, mirarnos para adentro, conectar con nuestro interior y con nuestros pensamientos. Lo importante es dejar de centrar nuestra atención en la balanza sino privilegiar las acciones que me llevan a ganar calidad de vida y salud.