La reconfiguración del mercado laboral
Estar a la altura de las circunstancias no ha sido una conducta habitual en quienes tienen que tomar decisiones referidas al mundo del trabajo, tanto en el sector empresarial como en el sindical. Tampoco en la dirigencia política. Pero es hora de encontrar un nuevo camino para las relaciones laborales.
Varias son las situaciones que están demostrando la incomprensión de la realidad que está surgiendo a raíz de la pandemia en el mundo, configurada por una crisis económica casi sin precedentes y con aspectos dramáticos que será necesario atender en toda su dimensión para no agregar más dolor y desasosiego a este desbarajuste.
Entre quienes no parecen entender se cuentan algunas organizaciones gremiales que siguen apelando a métodos de protesta y de presión que en nada ayudan a mejorar las condiciones laborales de quienes dicen defender. Una protesta del Sindicato de Obreros Marítimos Unidos bloqueó la salida de camiones que portaban toneladas de langostinos para su comercialización nacional e internacional. Hubo que tirar toda esa carga porque se descompuso. El sindicato de Camioneros utilizó la misma metodología para bloquear la salida de productos de los centros de procesamiento de una firma que reúne en el país a la venta por Internet. Los gremios del transporte están manifestándose con virulencia repetida en algunas ciudades. Y varios otros reiteran formas de reclamo que no promueven el diálogo ni tampoco asumen la excepcionalidad del momento.
Lo mismo puede decirse de algunas entidades empresariales que no hallan recetas imaginativas para establecer consensos con sus trabajadores y así alcanzar estándares laborales adecuados para sortear la emergencia. Se mantienen en las mismas posturas cerradas de siempre, con lo que su acción es similar a la de aquellos sindicatos promotores de métodos de protesta que solo agravan los problemas ya existentes y solo sirven para que algunos dirigentes mantengan sus cuotas de poder.
Por fortuna, otras agrupaciones sindicales encuentran maneras de acordar con las cámaras patronales para mantener los puestos de trabajo y atenuar los efectos de la devastación económica que se vive y que todos los pronósticos avizoran que se agravará en el futuro cercano. Es decir, el panorama en este ámbito no es homogéneo. Y se advierte en determinados sectores la búsqueda de soluciones imaginativas que permitan retomar las actividades laborales con certezas que rompan la incertidumbre determinada por la pandemia.
Por supuesto, lejos estamos de las experiencias de países europeos, por ejemplo, en los que la "flexiguridad" constituye una habitualidad. Esa palabra grafica un mercado laboral flexible que facilita la entrada y la reincorporación de las personas al trabajo, apoyos a la transición a una actividad laboral distinta por medio de programas de formación y reciclaje profesional y un sistema de solidaridad que protege al desempleado. Pero esta lejanía hacia este tipo de modelos no es óbice para discutir cómo puede avanzarse hacia nuevos paradigmas en esta materia.
Es verdad que el mercado laboral argentino dista mucho de ser el ideal. Ni siquiera está en camino de acercarse al de otros países en los que también los efectos del virus han generado situaciones dramáticas en este ámbito. Pero manteniendo las mismas posturas de siempre solo se camina más hacia el abismo. Estar a la altura de las circunstancias no ha sido una conducta habitual en quienes tienen que tomar decisiones referidas al mundo del trabajo, tanto en el sector empresarial como en el sindical. Tampoco en la dirigencia política. Pero es hora de encontrar un nuevo camino para las relaciones laborales.