Historias
La pasión por el buceo lleva a un sanfrancisqueño a Maldivas
Considerado como “un verdadero paraíso” y el sueño de su vida, Julio Kohan compartió sus sensaciones antes de nadar con mantarrayas, pelágicos e incluso tiburones.
Por Mauricio Argenti | LVSJ
Desde hace 25 años, Julio Kohan descubrió en el buceo su verdadera pasión que lo llevó a explorar las más recónditas profundidades y en estos días lo encuentra viajando a Maldivas, considerado un verdadero paraíso en la Tierra donde por primera vez explorará ese destino bajo el agua.
Oftalmólogo de profesión y vecinalista de vocación, sin dudas Julio Kohan descubrió “por curiosidad para ver de qué se trataba” esta aventura que lo llevó a sentir felicidad dentro de su traje de neoprene y cada vez que puede se sumerge en las profundidades para dar rienda suelta a la pasión por el buceo.
En julio de 1998, con 23 años de edad, Kohan comenzó a desarrollar sus primeros minutos bajo el agua por primera vez las aguas de Puerto Madryn y de inmediato quedó cautivado con lo que vivió. Eso lo llevó a conocer diferentes lagos de la provincia de Córdoba, seguido por otros destinos como la provincia de Entre Ríos y Uruguay y los cristalinos lagos de la Patagonia argentina junto a otros lugares como Puerto Madryn, Puerto Pirámides y el siempre atractivo destino de Las Grutas.
En Brasil también pasó por las costas de Bombinhas, Río de Janeiro, Angras Do Rei, Buzios, Cabo Frío, Arraial Do Cabo, el archipiélago de Abrolios y Porto Seguro mientras que las aguas del Caribe lo tuvieron buceando destinos como el archipiélago Los Roques en Venezuela, Colombia, Curazao, México, Cuba, Honduras e inclusive su dilatada trayectoria como buzo submarino cuentan un par de ocasiones en las que buceó en las míticas aguas del Mar Rojo.
“Maldivas es uno de los lugares ‘top’ en el mundo para bucear y estoy muy entusiasmado por llegar allí ya que en mi caso es la primera vez”, dijo Julio para recordar que “en este momento ya llevo más de la mitad de mi vida buceando y es algo que me da mucho placer”.
Kohan recordó que su primer profesor fue Edgardo Oberti. “Edgardo es un amigo de la vida”, comentó para luego agregar que “todavía sigue enseñando y contagiando a otros su pasión por el buceo. Es un biólogo cordobés apasionado por la naturaleza y por el buceo y como tal fue quien me inició en esta actividad que me marcó para toda la vida ya que me hizo amar esta actividad y eso no se olvida más”.
En un principio reconoció que “tomaba el buceo como algo secundario en mi vida. Al principio me costaba mucho seguir haciendo cursos y perfeccionándome para eliminar todo tipo de limitaciones. Con el tiempo empecé a superar esos límites hasta que tomé la decisión de llevar todo lo aprendido a mi ámbito para que más personas se puedan sumar al buceo y tengan la posibilidad de vivir lo que yo viví en estos años”.
Ante los lógicos límites que impone el buceo en una ciudad que no tiene espejo de agua como San Francisco, Kohan desarrolla sus prácticas en piletas y a esto lo combina con excursiones a lugares donde la naturaleza lo acompaña en su aventura. “Generalmente, combinamos nuestras actividades en piletas con viajes a lagos o la costa argentina para bucear”.
La experiencia Maldivas
La publicación de esta entrevista lo encuentra a Kohan realizando el vuelo que, previo a las escalas en Dubai vía Río de Janeiro con posterior trasbordo en el aeropuerto de ese emirato para luego llegar a su destino final en Malé, la capital de Maldivas donde tiene previsto arribar en las últimas horas del jueves.
“Este viaje siempre estuvo en mi mente porque para mí Maldivas es considerada la meca del buceo. Surgió la posibilidad de contactar al crucero ‘Vida a Bordo’ destinado para buceadores que recorre todo Maldivas y vamos buceando en todos los atolones. A su vez, el crucero tiene otro barco que es desde donde salimos a bucear”.
En su relato, Kohan destacó que esta aventura de buceo de una semana de duración a partir del sábado “es un verdadero orgullo” que se permite vivir en esta etapa de su vida “ya que desde un lugar como San Francisco donde no tenemos nada que agua poder llegar a ese nivel dentro del buceo es increíble. Tengo una felicidad que me excede el cuerpo, es un gran orgullo que me permito vivir en esta etapa de mi vida”.
“Este crucero nos brinda la posibilidad de llegar a puntos alejados de las islas que, de otra forma no sería posible observar”, explicó.
Para entender un poco más las palabras del entrevistado hay que tener en cuenta que los cruceros de buceo en las Maldivas ofrecen experiencias imperdibles. Sus aguas cristalinas atesoran la vida de mantarrayas, tiburones ballena, tiburones de arrecife y peces aguja que se esconden dentro de las ruinas submarinas, sin contar con los increíbles jardines de coral, los canales y los impactantes pináculos. Los itinerarios en los ‘Vida a bordo’ en Maldivas abarcan las áreas del Atolón Malé del Norte, el Atolón Ari, el Atolón Baa, Hanifaru Bay, isla Rasdhoo y más.
Adicional a los anteriores, conocerán algunos atolones remotos en el norte y el sur en donde es difícil encontrar otros cruceros de buceo. Los cruceros de buceo del Atolón Ari visitan la región porque los pináculos con forma de volcán, que se encuentran sumergidos en la zona, atraen una inmensa gama de vida marina.
Aquí pueden encontrarse de frente con animales como las mantarrayas, distintos tipos de pelágicos e incluso tiburones martillo (al norte, cerca del Atolón Rasdhoo). En 40 kilómetros de longitud, y entre las 105 islas pequeñas cerca del Atolón Ari, únicamente los cruceros vida a bordo tienen acceso a ciertas zonas de buceo: por ejemplo, la Maaya Thila, llena de vida de arrecife, y la Donkalo Thila, una de las “estaciones de limpieza” de mantarrayas. Aquí, los submarinistas experimentados podrán navegar las fuertes corrientes de estos sitios.