Fútbol
La mayor goleada de Sportivo: el día que ganó 20 a 0
En los años 40, “la Verde” comenzaba a ser protagonista de los torneos de la Liga Cordobesa.
Se cumplen 75 años del 20 a 0 contra Lavalle. El partido se jugó el 11 de septiembre de 1949. El “trabajo a desgano” de los jugadores cordobeses fue el origen de uno de los hechos más insólitos de la historia de la Liga Cordobesa de Fútbol.
- Eso no es huelga compañero. No es huelga.
- Pero claro que es huelga. ¿No estai viendo que no corren, que unos se sientan, que otros se agachan y algunos miran para otro lao?
- Esto no es huelga.
- ¿Y si no es huelga, que lo que es?
- Es trabajo a desgano. ¿No “junás” que Pita le tiene que acomodar un chancletazo cada vez que Bernasconi llega, desparramando grasa y echando los bofes al centro de la cancha después de ponerle otra flor al muerto?
- Tení razón ñato. Es trabajo a desgano. Observai la cara’e patrón en un día de aguinaldo que tiene don Vitalino.
Los dirigentes cordobeses del hoy desaparecido Lavalle filosofaban sobre la insólita situación que derivó en la que es considerada la mayor goleada en la historia del fútbol argentino. Ocurrió el domingo 11 de septiembre de 1949, hace 75 años.
Don Vitalino estaba ofuscado. Desde los 35 minutos del segundo tiempo tuvo que ordenar el saque del medio a los jugadores vestidos de azul y amarillo que estaban en huelga y se negaban a continuar el juego. Ya habían sufrido 5 goles cuando protestaron airadamente el sexto, convertido por el “insider” derecho verde Juan Bernasconi que, ese día, hizo 10 (¿otro récord?).
Don Vitalino ignoró el reclamo. Expulsó tres jugadores visitantes. De inmediato, “desde la orilla” partió la orden. Y Lavalle dejó de ofrecer resistencia. Así, en solo 10 minutos, la pelota ingresó en otras 14 oportunidades al arco de la escuadra de barrio Acosta.
“Gamarra recibió el pase sesgado que le alcanzó Giayetto en la zona de peligro. Dominó la pelota y la “entró” buscando el remate. Antes de que alcanzaran a trabarlo, logró “shotear” con apremio y bastante dificultad. La pelota dio en el travesaño y al volver, Bernasconi, que venía desde atrás siguiendo la jugada, la introdujo con un golpe de cabeza”, relata la crónica. Los jugadores cordobeses reclamaron supuesta posición adelantada de Gamarra que había quedado a un costado de la jugada. Pero el árbitro hizo caso omiso y marcó el centro la cancha.
A partir de esa jugada “la hecatombe, la debacle total”. La polémica por lo sucedido aquella tarde hace tres cuartos de siglo continuó durante mucho tiempo. Una anterior nota evocativa publicada en LA VOZ DE SAN JUSTO, recordó que “se originó un fuerte reclamo de los clubes a la Liga Cordobesa por los malos arbitrajes, pero también un fuerte ataque de la opinión pública hacia los jugadores de Lavalle. Claro está, eran otros tiempos y aún seguía latente el espíritu deportivo que se arrastraba desde la época del amateurismo, en donde la caballerosidad y el respeto eran valores sagrados y premiados por el hincha”.
“Ha llegado la hora de que en la Liga Cordobesa se trabaje con miras a solucionar lo que cabe calificar como un problema referil, desde que gran parte de los jueces no representan en rigor una garantía de seguridad en lo que concierne a su misión dentro de los campos de juego. No es posible que se siga perjudicando al público aficionado y a los clubes por culpa de la ineptitud de ciertos referís, que hasta han llegado a colocarse en ridículo como en este caso del señor Giambartolomei, cuya falta de dignidad deportiva ha quedado comprobada”, se editorializó.
Al final, tensión y algunas sonrisas: Gómez el arquero de Lavalle, furioso, se retiraba del campo de juego. Se sacó la camiseta y dejó al descubierto “su tórax y sus bíceps atléticos”.
- ¡Qué lindo cuerpo tiene este Gómez!, se escuchó en la platea.
- Me gusta más el de Virginia Mayo (famosa actriz estadounidense de la época).
“Esa fue “la respuesta de un vivo que tuvo tanta suerte como don Vitalino Giambartolomei: salió vivo”.