Día del Investigador y de la Investigadora Científica
"La investigación y la ciencia no pueden desvincularse del avance de la sociedad"
Mariana Bernard, ingeniera química, graduada de UTN San Francisco, y doctora en Ciencias Químicas, analizó el rol de la ciencia en Argentina y afirmó: “Hoy no se puede cuestionar la importancia de la investigación”.
El 10 de abril se conmemoró el Día del Investigador y de la Investigadora Científica en la Argentina, en homenaje al Dr. Bernardo Houssay, ganador del Premio Nobel de Fisiología y Medicina en 1947. Fue el primer latinoamericano en recibir la distinción en ciencias, y sin dudas, un modelo a seguir entre quienes ejercen la trascendental tarea de investigar, de correr la línea de lo conocido, aportando avances y progreso en la vida de las personas.
La investigación es uno de los pilares de la Universidad, y en la Facultad Regional San Francisco de la UTN también se trabaja en ese campo con profesionales de valiosa formación que, además, comparten sus saberes en nuestras aulas. Una de esas docentes investigadoras es la Dra. Mariana Bernard, quien compartió su experiencia y remarcó que “no pueden ir nunca desvinculadas la investigación y la ciencia ‘dura’ del avance de la sociedad”.
Es ingeniera química, graduada de UTN San Francisco, doctora en Ciencias Químicas de la UNC, actualmente forma parte del grupo de investigación Cideme, en el tema de Energías Renovables, concretamente en la obtención de energía a partir de biomasa. Y además, es Docente de Termodinámica y Termodinámica Técnica de las Ingenierías Química y Electromecánica de la casa de estudios.
“Hoy no se puede cuestionar la importancia de la investigación, quien cuestione la importancia de los avances científicos, le falta una parte muy importante de la historia. Hace unos días en una clase de termodinámica con los alumnos yo les decía que desde 1800 en adelante la termodinámica no ha hecho más que investigar para mejorar los procesos, desde la industria, la alimentación, la vida. Todos los ámbitos de investigación aportan en eso”, dijo Bernard.
Y agregó: “Hoy sin investigación tendríamos muchas más carencias alimentarias, tendríamos problemas de salud, o en la pandemia: cuánto aportó la vacuna del Covid, si comparamos la cantidad de muertos que hubo en algunos países donde hubo vacunas con respecto a otros, ahí ves la capacidad que tienen los investigadores, no capacidad de que sean unos genios, sino la capacidad de poder hacer cosas gracias al sistema de investigación que nos permite dedicarle tiempo a esto”.
“Me parece que, como sociedad, particularmente en relación a lo que nosotros hacemos que es trabajar con energía, como sociedad estamos frente a un momento muy particular en donde se están empezando a ver las consecuencias de un cambio climático que no se puede negar, y que viene desde hace años impactando y que va a seguir impactando de manera terrible. Y tenemos que hacer algo, y no es que hacemos una publicación y la dejamos colgada por si alguien la quiere leer. Tenemos que concientizar, investigar es salir a la calle, es enseñarles a los chicos la importancia que tiene desde cuidar la energía, como cuidar el medio ambiente. Hemos hecho trabajos de extensión con niños en la escuela, tiene que ver también con crear un ingeniero que salga desde nuestras aulas con esa capacidad de pensar no solo en el producto terminado y en lo económico, que lógicamente es necesario, sino también en todo lo que está impactando en nuestra sociedad. Y eso surge de la investigación. No pueden ir nunca desvinculadas la investigación y la ciencia ‘dura’ del avance de la sociedad”.
Cómo se formó su vocación científica
Bernard realizó sus estudios primarios entre la Escuela Río Negro y lo que hoy es Fasta Inmaculada Concepción, donde también culminó la secundaria. Repasando aquellos años, ella reconoce que no sabe dónde surgió su vocación de investigadora: “Sí tengo recuerdos de una maestra que en tercer año que me decía ‘la preguntona’, así que es evidente que era de preguntar y de tener curiosidad. Pero cuando era chica, no recuerdo haberme interesado demasiado por cosas científicas, y después hice un secundario con orientación comercial, así que no me despertaba demasiada atención este tipo de temas. Paralelamente, tengo una carrera en el área artística, y me dediqué muchos años a trabajar con la música, y pensé que mi vocación iba por ese lado”.
“Sin embargo, siempre me llamaron la atención las ciencias naturales, la biología, los animales, la física, y se ve que había algo escondido ahí, que se terminó de despertar en la Facultad. Cuando terminé la secundaria la realidad social hizo que yo no pueda pensar en irme a estudiar afuera, así que empecé a ver qué podía estudiar en San Francisco, algo que pueda gustar, y estaba la universidad, así que probé. Me anoté para probar Ingeniería Química, y como tengo la particularidad de ser muy testaruda, en lo que encaro le pongo mucha pila, ya en segundo año en la carrera vine a los laboratorios, particularmente al de Electromecánica, porque fue el lugar donde nos dieron cabida a un grupo de compañeras y así iniciamos un trabajo de investigación junto con un docente y así se empezó a despertar esta vocación de, además de cursar las materias, de buscar cosas nuevas, probar, a hacer trabajos fuera de lo que era puntualmente la currícula de las cátedras”.
“En ese proceso -agregó- empezamos a trabajar desde la química con materiales de alineación eléctrica. Involucrábamos cosas de química, pero también tuvimos que aprender a usar equipos, tuvimos que meternos en temas eléctricos, en fábricas en donde íbamos a revisar un motor, algo que era disruptivo, y la verdad que es un crecimiento muy grande la interdisciplina”.
La investigadora relató luego: “Soy de la generación que estudió en los años donde los laboratorios eran chicos y se empezaron a ampliar, y cuando estaba a punto de egresar, vi la construcción de los laboratorios y me decía ‘qué lindo debe ser trabajar acá, con todo este parque alrededor, hacer investigación’, y eso quedó ahí porque yo seguí trabajando en la carrera alternativa que tenía, hice toda mi carrera trabajando, también seguí con mi grupo de investigación, y después me fui a trabajar una industria, en la parte de desarrollo. Fue cuando me di cuenta que en el desarrollo también hay investigación, y que se necesitaba la libertad que te da investigar en un sistema público, donde uno tiene la posibilidad de volar y de buscar nuevos proyectos, de trabajar en interacción con los alumnos, con otros docentes, que en las industrias eso está limitado”.
“Ahí fue cuando me terminé de decidir, ya estaba casada, tenía hijos, tenía un trabajo formal, y me fui a estudiar un Doctorado a Córdoba. Fue una decisión tomada en familia, porque tuve que dejar mi trabajo formal, y concursar para acceder a una beca doctoral a través de UTN”.
Investigar y enseñar
“Creo que para hacer investigación hay que ser un poco ser testarudo, un poco ser ‘preguntón’, curioso, y trabajar en equipo, con colegas, y estar interesado por los estudiantes. Nosotros tenemos una particularidad acá en la Facultad, y es que no solo somos investigadores, somos docentes investigadores. Entonces nuestra investigación va de la mano con la docencia, y sin los alumnos que trabajan en el grupo de investigación, hay muchas cosas que quedarían truncas, entonces estas preguntas que te hacen los alumnos y que a veces uno no tiene la más pálida idea, entonces hay que decir bueno, vamos a buscar juntos, eso te van haciendo caminar un proceso que te ayuda a crecer, y que crecés junto con un grupo de gente, y eso está muy bueno. La docencia vinculada a la investigación creo que es el ámbito exacto, es en esas clases en donde bajás todo lo que podés aprender, y la verdad que es apasionante”, dijo.
También, Mariana confesó que “para mí la palabra ‘científico’ es un poco grande, yo no sé si me veo como una científica, sí es lo que hago, pero es un poco grande. Sin embargo, hay pequeñas cosas en las que una va avanzando que dan satisfacción. Yo recuerdo cuando estaba trabajando con mi tesis doctoral, estuve cinco años renegando con algo que no daba, y que no podíamos encontrarle la vuelta, y cuando encontramos el por qué está pasando esto o aquello, cuando empiezan a encajar todas las piezas del rompecabezas es cuando valen la pena tantas horas de lectura, porque eso te forma un colchón para pararte sobre eso y poder posicionarte diferente frente a las opiniones y frente a las cosas que van pasando en la vida cotidiana”.
Compromiso social
Ante la pregunta de qué significa la Universidad para ella, respondió: “A mí UTN me cambió la vida. Sin la Facultad, sin la posibilidad que brinda UTN en lugares como el nuestro, yo no sé si hubiera podido estudiar una carrera. Entonces, la posibilidad de acceder a una universidad pública, gratuita, que me permitió hacer una carrera de grado y trabajar de eso, y que después todavía me permitió posgraduada, hacer una carrera de doctorado, y que me permite hoy trabajar de eso, es un montón”.
“Siempre digo que tengo la camiseta puesta, no solo de UTN sino de la sociedad. A mí me formó un sistema público, entonces mi obligación es con la sociedad, y lo siento realmente de una linda forma. Es mi obligación hacer algo, aunque sea mínimo, aunque no llegue a un gran descubrimiento, que empieza a cambiar la vida de las pocas personas que me rodean”, afirmó.
Y también habló de la importancia de despertar nuevas vocaciones científicas: “Hay algo tan rico en la ciencia en los niños, y no porque yo trabaje de esto, pero si uno volviera a mostrarle a los chicos las cosas básicas de la naturaleza, lo que se deslumbran los chicos es increíble”.
“Esa inocencia de descubrir la naturaleza, es lo que yo creo que tenemos que volver a fomentar como sociedad, porque eso es lo que hace que el adulto de mañana tenga una visión diferente, es lo que hace que uno piense un poco más en lo que nos rodea y no solo en lo monetario, no solo en lo económico, sino que tengamos una mirada más social. Entonces yo creo que una de las claves de la Universidad y de la investigación en la universidad es también la extensión, el salir a la sociedad y mostrar lo que hacemos, para que quizás entre todos esos niños haya algún futuro científico que vayan a cambiar la vida de alguien”, finalizó.
(Fuente: Prensa UTN)