La salud en la escuela
La alimentación como acto de autoconocimiento, innovador proyecto educativo
Alumnos de cuarto año del IPEM Nº 145 “Dr. Francisco Ravetti” llevaron a cabo un proyecto pedagógico basado en la Ley de Etiquetado Frontal. La actividad propuso reflexionar sobre la alimentación, el autoconocimiento y la responsabilidad social en un enfoque integral y creativo.
Por María Laura Ferrero
En la materia biología, los estudiantes de cuarto año con orientación en Educación Física, turno mañana, del IPEM Nº 145 “Dr. Francisco Ravetti”, desarrollaron el proyecto: “La alimentación como acto de autoconocimiento”. La iniciativa a cargo de la profesora de biología, Marina Melano, tomó como base la Ley Nacional 27.642 de Etiquetado Frontal.
“Los octógonos son etiquetas negras que advierten si un producto alimenticio contiene altos niveles de azúcar, sodio, calorías, grasas saturadas o grasas trans”, explicó Melano a LA VOZ DE SAN JUSTO.
La docente propuso relacionar este concepto con las habilidades de cada estudiante, invitándolos a elaborar su propio octógono personal. “El objetivo fue que cada uno identificara una virtud o característica que lo define, reflexionando sobre cómo equilibrar sus fortalezas en la vida cotidiana”, destacó.
Más que nutrientes
Melano subrayó que la alimentación trasciende la mera ingesta de nutrientes. “Es un acto social, cultural y político que influye profundamente en nuestra salud, nuestro entorno y nuestras relaciones”, afirmó.
En el aula, se analizaron múltiples aspectos de la alimentación, como su dimensión sociocultural. “La forma en que comemos, qué comemos y cuándo comemos está influenciada por nuestras costumbres, tradiciones, creencias religiosas, nivel socioeconómico y entorno social”, agregó.
También se enfatizó la importancia de la alimentación como pilar de la salud, fundamental para prevenir enfermedades crónicas y promover el bienestar físico y mental.
Responsabilidad estatal y soberanía alimentaria
Durante el proyecto, los estudiantes debatieron sobre el rol del Estado en la promoción de una alimentación saludable. “Los gobiernos tienen un papel crucial mediante políticas públicas, como la Ley de Etiquetado Frontal, que permite a los consumidores tomar decisiones informadas”, señaló Melano.
Además, abordaron el concepto de soberanía alimentaria, que implica el derecho a decidir qué producir, cómo hacerlo y qué consumir. “Este enfoque empodera a las comunidades y reduce la dependencia de sistemas alimentarios industrializados”, subrayó la docente.
¿Qué es la Ley de Etiquetado Frontal?
Es una normativa que obliga a los alimentos y bebidas envasados a incluir un etiquetado claro y sencillo en su envase, advirtiendo sobre el exceso de nutrientes críticos como:
Azúcares: Incluye azúcares añadidos y los naturalmente presentes en néctares, jugos y concentrados de frutas.
Grasas saturadas: Presentes en alimentos de origen animal, aceites vegetales y algunos productos procesados.
Grasas totales: La suma de todas las grasas presentes en el alimento.
Sodio: Mineral presente en la sal y en muchos alimentos procesados.
Calorías: La energía que aporta un alimento.
¿Cuál es su objetivo principal?
La profesora indicó que su principal objetivo es brindar información clara y concisa sobre el contenido nutricional de los alimentos. “El etiquetado permite tomar decisiones más saludables, reducir el consumo de alimentos ultraprocesados y altos en nutrientes críticos, asociados a enfermedades crónicas como la obesidad, diabetes y enfermedades cardiovasculares y fomentar el consumo de alimentos frescos, mínimamente procesados y con bajo contenido de nutrientes críticos”.
“Los alimentos que superan ciertos límites de nutrientes críticos deben incluir un octógono negro con una leyenda que indique el nutriente en exceso. Además, se incluyen leyendas precautorias sobre edulcorantes y cafeína”.
Responsabilidad estatal y soberanía alimentaria
Durante el proyecto, los estudiantes debatieron sobre el rol del Estado en la promoción de una alimentación saludable. “Los gobiernos tienen un papel crucial mediante políticas públicas, como la Ley de Etiquetado Frontal, que permite a los consumidores tomar decisiones informadas”, señaló Melano.
Además, abordaron el concepto de soberanía alimentaria, que implica el derecho a decidir qué producir, cómo hacerlo y qué consumir. “Este enfoque empodera a las comunidades y reduce la dependencia de sistemas alimentarios industrializados”, subrayó la docente.
Deconstrucción de la responsabilidad individual
Otro eje del proyecto fue reflexionar sobre cómo el entorno social, económico y político influye en los hábitos alimentarios. “Si bien las decisiones individuales son importantes, no debemos ignorar el impacto del contexto en nuestras elecciones”, puntualizó Melano.
Para la alumna Flores Aimar, la experiencia fue divertida e innovadora. “Pude experimentar lo que eran los octógonos y aprender desde otra perspectiva. Fue interesante entender su función en los alimentos y aplicarlo a algo personal”, comentó la estudiante.
Por su parte, la estudiante Julieta Alegranza valoró la actividad como un puente hacia el autoconocimiento. “Así como los octógonos informan sobre excesos en los alimentos, nuestros octógonos personales destacan características propias. Fue una experiencia muy linda”, expresó.
La profesora destacó la riqueza del proceso: “Algunos estudiantes identificaron rápidamente una cualidad para trabajar, mientras que otros necesitaron más tiempo para reflexionar. Esto muestra la diversidad de personalidades y la complejidad del autoconocimiento”.
Finalmente, agradeció el apoyo institucional de la directora Carina Gianoglio y la vicedirectora Lucila Bertolín. “Gracias a su respaldo, creamos un espacio donde los estudiantes se sintieron cómodos explorando sus fortalezas y debilidades”, concluyó Melano.