Análisis
Jubilados, los convidados de piedra
La polémica actual destaca la falta de empatía y responsabilidad de los líderes políticos hacia la difícil realidad de los jubilados, quienes continúan siendo marginados en medio del debate político.
La aprobación en el Senado de la Nación del proyecto que establece una nueva fórmula para la movilidad de los haberes jubilatorios es la nueva saga de enredos en los que se ha sumido la dirigencia política argentina. Como si no tuviéramos sobresaltos los ciudadanos de este país, cada día despertamos sacudidos por nuevas polémicas, revelaciones escandalosas y discusiones sobre asuntos que deberían haberse saldado hace años. El tema del sistema previsional es uno de ellos.
Tras la sanción de la ley en el Congreso, gobernantes y opositores se lanzan dardos cruzados, las internas rugen en algunas alianzas, los cuestionamientos son airados, los silencios también aturden y nadie, absolutamente nadie, asume su responsabilidad de haber sido partícipe en la forja de una realidad dramática para millones de argentinos que apenas sobreviven pese a haber aportado durante toda su vida laboral para gozar de un retiro más o menos digno.
La de tirar la piedra y acusar al adversario es una actitud tan antigua como ajada. Pero vuelve con fuerza en este tiempo de desmesuras verbales y violencias que se pretenden encubrir. Lo cierto es que la irresponsabilidad de quienes gobernaron en anteriores períodos es tan evidente como el dogmatismo de los que hoy ocupan los espacios de poder.
La irresponsabilidad de quienes gobernaron antes es tan evidente como el dogmatismo de los que hoy ocupan los espacios de poder. Quienes hoy se duelen por los jubilados deberían reflexionar sobre sus propias acciones, en lugar de solo criticar el ajuste actual.
Legisladores de la oposición que hoy se duelen por los jubilados deberían reflexionar sobre sus propias acciones cuando estuvieron en el poder, en lugar de solo criticar el ajuste actual. Otros líderes también tendrían que pensar seriamente en no utilizar el tema de las jubilaciones para resolver disputas internas. Asimismo, sería importante que quienes gobiernan hoy muestren empatía hacia la difícil situación que enfrentan millones de personas “beneficiarias” de un sistema previsional que ha sido gravemente afectado por el uso de sus fondos con fines políticos, la implementación de moratorias populistas y la gestión incompetente de militantes sin idoneidad ni la preparación necesaria.
En este escenario complejo, el aquelarre político ha tomado una nueva confusa dirección. Son pocas voces aportan claridad sobre los posibles beneficios de mantener el sistema actual o modificarlo según la nueva ley aprobada por el Congreso. En medio de la destemplanza, no hay respuestas concretas a la pregunta acerca de si este nuevo esquema de movilidad será la solución definitiva para solucionar el drama de las jubilaciones en el país.
Mientras la dirigencia se enfrasca en otro debate estéril de la política más retorcida, con final todavía incierto, entre amenazas del veto presidencial y de su factible rechazo posterior en el Parlamento, los jubilados asisten, incómodos, marginados y sin voz a esta discusión que impacta en sus vidas. Como convidados de piedra, los millones de jubilados que cobran la mínima podrían invitar a sentarse a su mesa a estos Tenorios de la política, con la esperanza de que, por fin, tomen nota de sus penurias.