Historias
Intendentes nuestros que se destacaron por sus verseadas
Varios intendentes dejaron testimonios escritos de sus gestiones. Serafín Trigueros de Godoy, Guillermo Peretti y Juan O. Lamberghini, son algunos de ellos. Eugenio Savino lo hizo sobre medicina e historia y Tristán Paz Casas por su paso en la política.
Por Arturo A. Bienedell | LVSJ
Dos intendentes radicales de San Francisco quedaron grabados en la memoria popular no solo por sus gestiones sino también por sus verseadas, por ser autores de poemas, de versos que marcaron sus sentimientos en diferentes épocas.
Es necesario aclarar también que la palabra verso, así como se vincula a poesía, lleva enseguida a las expresiones “hacer el verso” o ser “versero” que la Real Academia de Lengua Española define como “mentiroso”, aclarando que es una expresión lunfarda de la Argentina y Uruguay.
Raúl Guillermo Villafañe, médico con fuerte presencia social y cultural, fue intendente desde 1936 a 1940 y de su gestión se recuerda la creación de grandes espacios verdes como el Parque Cincuentenario, las plazas Sarmiento y 1ro. de Mayo y la concreción de la plaza Vélez Sarsfield que, sin bien estaba prevista desde 1888 fue, desde la década de 1910 hasta 1938 sitio de los clubes Tiro y Gimnasia y Sportivo Belgrano. De igual modo dio origen a la Academia Municipal de Bellas Artes y dejó la idea de la necesidad del primer museo de San Francisco. Desde su adolescencia en la Escuela Normal se destacó por su encendida oratoria en actos públicos y así continuó hasta que, ya adulto y sereno, en 1950 editó su libro “Charlas de aldea”, con textos y poesías que hacían a la historia de personas y hechos del pueblo de su adolescencia y juventud. Hubo luego otro libro memorable: “Nuevas charlas de aldea”. Fue conferencista destacado y siempre lucía moño de vate al cuello, recitando y reflotando temas que el público apreciaba tanto como sus pacientes lo hacían por su dedicación profesional. Su nombre identifica hoy a la Escuela Superior de Bellas Artes, a una escuela primaria y un espacio verde en cercanías de la Municipalidad.
Tiempo después, quizás por escuchar a Villafañe, el entonces joven Juan Ricardo Cornaglia, se inspiró y comenzó a escribir sobre temas que lo rodeaban. Fue descriptivo de lugares nuestros y de algunos personajes, pero también de cuestiones circunstanciales desde los años 50 hasta avanzados los ´70.
Por herencia familiar, con su hermano Luis administró la prestigiosa empresa funeraria fundada por su padre Ricardo José “Cuerpito” Cornaglia, y más de un sepelio contó en la despedida del difunto con una elegía recitada por “Toto” Cornaglia. Un homenaje que emocionaba más a los deudos que agradecían expresivamente el gesto del inspirado funebrero.
Sus obras fueron publicadas en La Voz de San Justo que, en la página Sociales, daba difusión a sus textos que siempre fueron muy bien apreciados por cuanto eran una visión emotiva de algún suceso dramático reciente o el reflejo de alguna existencia que dejó su marca positiva en nuestra sociedad.
En 1983 fue elegido intendente en el retorno del país a la democracia y gobernó hasta 1987.
Sin ánimo de competencia, cierro esta evocación con una imperfecta verseada propia:
“Don Raúl y don Ricardo,
destacados en verseadas,
intendentes del antaño,
recordados en hogaño
por las obras realizadas”.