Historia
Homenaje a la madre “por su sublime misión de generadora de la humanidad”
A mediados del siglo XX por iniciativa de una entidad social se inauguró el Monumento a la Madre, obra del escultor local Miguel Pablo Borgarello. En años siguientes los homenajes públicos a las madres fueron constantes, pero esos actos significativos se suspendieron en décadas pasadas.
Por Arturo A. Bienedell | LVSJ
El 19 de octubre de 1958 en un acto de masiva concurrencia, en la plaza Vélez Sarsfield quedó inaugurado el Monumento a la Madre. Hablaron Alcira L. de Sánchez, autora de la iniciativa; Hortencia M. de Peralta, presidenta del Club de Madres “Paula Albarracín de Sarmiento” y el intendente Guillermo José Peretti. La obra fue descubierta por Cristina Elías, libanesa de 110 años. Hubo una suelta de palomas mensajeras, recitó una poesía Sonia de Gazzera y el Coro de Niños de la escuela “José María Paz”, entonó una canción.
Desde entonces, cada año en una época en que el calendario anunciaba dos celebraciones maternales: el Día de la Madre Universal y el Día de la Madre Católica, ante esta escultura se reunían autoridades, escolares, familias e instituciones para agradecer a las madres y recordar a las ya ausentes. Luego cambiaron las costumbres. El conjunto de piedra de una madre con sus hijos y una mascota cayó en el olvido de los entes oficiales y privados; otros se ocuparon de vandalizarlo: le robaron la placa de bronce y llegaron a romperlo, sin bien enseguida fue reparado y, entre otros hechos, le pintaron “grafitis” en el pedestal, no obstante, allí sigue, a la espera tal vez que vuelvan tiempos de homenajes simples pero sinceros para los que fue concebido hace 66 años.
Dos años antes de la inauguración, el 18 de octubre de 1956 se anunció que se integró el Club de Madres “Paula Albarracín de Sarmiento”, organizado por iniciativa del médico uruguayo Tomás Areta. Tenía como propósito “ayudar a las madres y niños de hogares necesitados, velando en la medida de sus posibilidades por una niñez feliz, sin fronteras de razas, ni credos”. Fueron miembros de la directiva: presidenta: Sika Andretta de Brook; vicepresidenta, Amelia de Ceresetto; secretaria, Hortensia M. de Peretti; prosecretaria, Enriqueta de Antonioz; tesorera, Aurelia de Pieri; protesorera, Arminda R. de Gallo; vocales: Elsa B. de D´Angelo, Elvira de Piccato, María C. T. de Carra, Yolanda Alemani de Masjoán, Esilda de Pasaponti y Elda Giletta de Macchieraldo.
En asamblea del año siguiente asumió una nueva conducción: presidenta, Hortencia M. de Peretti; vicepresidenta, Elsa B. de D´Angelo; secretaria, Yolanda Alemani de Masjoán; prosecretaria, Alcira de Sánchez; tesorera, Arminda de Gallo; protesorera, Aurelia H. de Pieri; vocales titulares: Elvira de Picatto, Egilda de Pasaponti, Enriqueta de Anthonioz, Amalia de Sticca, Judith de Moretto, Rina de Cuajares; vocales suplentes, Remilda de Bertache, Sofía de Paviolo y Argentina G. de Picatto.
El 24 de mayo de 1958 el club presentó la maqueta de este monumento diseñada por el escultor Borgarello y se decidió comenzar una campaña para recaudar fondos, por lo que el 31 de mayo la Peña “El Tumalín” entregó $ 1.300, gesto al que siguió una campaña para contribuir con “su granito de arena”, y se invitaba a adherir al homenaje a las madres “por su sublime misión de generadora de la humanidad, forjadora del hogar, de pueblos y de naciones. La gratitud popular glorificará en este monumento a erigirse en la plaza Vélez Sarsfield, su amor, ternura y abnegado sacrificio de todas las épocas”.
Las contribuciones no se hicieron esperar y fueron múltiples con aportes personales, oficiales, recaudaciones en espectáculos y reuniones deportivas, para llegar a la jornada de la inauguración en un acto festivo que quedó en el recuerdo de muchos vecinos durante varias décadas.