Hacia la movilidad sustentable
Falta mucho, es verdad, para que San Francisco adquiera el panorama distinto que las bicisendas y ciclovías le otorgarán. Pero los últimos avances, aun con los contratiempos del caso, dan cuenta de que se está generando una nueva etapa en materia de tránsito vehicular, acorde a lo que son los consejos de los especialistas para el desarrollo de ciudades más sustentables.
Una importante cantidad de bicicleteros públicos se ubicaron sobre el principal bulevar de la ciudad, justamente enfrente del edificio del ex Hotel Libertador. La colocación de estos elementos de infraestructura urbana se dio en el marco de las obras complementarias a la demarcación del sistema de bicisendas que lleva adelante la municipalidad.
Por lo que se puede ver, los bicicleteros comenzarán a formar parte del paisaje urbano sanfrancisqueño, en especial en el centro de la ciudad. Se trata de un paso más para afianzar un proyecto que está tomando forma y que podría cambiar la fisonomía del tránsito en la ciudad si la ciudadanía lo adopta como una modalidad preferida a la hora del desplazamiento de un lugar a otro en el ejido urbano.
Aun con algún retraso y problemas que pueden haberse presentado, el proyecto de las bicisendas es una de las estrategias más importantes que pueden concretarse en una ciudad como San Francisco para determinar nuevos parámetros en el tránsito vehicular. La primera etapa de la obra de la bicisenda, la demarcación comenzó en Alberdi y Pueyrredón; luego le seguirán Rivadavia, Avellaneda, Gerónimo del Barco y Libertador Sur, completando así 5,4 kilómetros de los 60/65 que en total contempla el proyecto en el ejido urbano para llegar a todas las escuelas y puntos comerciales.
Esto significa que, si bien está en una etapa aún incipiente, la ciclovía comienza tomar forma. Aunque la cuestión no es solo construir carriles para los ciclistas, sino también ofrecer sitios en los que se puedan dejar y que cuenten con algunas medidas que le permitan al ciudadano sentirse protegido. Porque de nada servirá poblar las calles y avenidas de sendas exclusivas si luego no hay lugares en los que se pueda aparcar con seguridad.
Falta mucho, es verdad, para que San Francisco adquiera el panorama distinto que las bicisendas y ciclovías le otorgarán. Pero los últimos avances, aun con los contratiempos del caso, dan cuenta de que se está generando una nueva etapa en materia de tránsito vehicular, acorde a lo que son los consejos de los especialistas para el desarrollo de ciudades más sustentables. En efecto, por ejemplo, según un informe del Banco Interamericano de Desarrollo -BID-, publicado en 2015, las ciudades de América Latina y el Caribe enfrentan importantes desafíos en materia de movilidad urbana: accidentes viales, contaminación del aire, congestión vehicular y acceso a sistemas de transporte público de calidad. Y es un hecho que la posibilidad de promover la movilidad sostenible, a través del uso de la bicicleta, sirve para enfrentar los citados problemas.
El camino hacia la movilidad sustentable es irreversible. Ser una ciudad amigable para las bicicletas es una manera de transitar ese sendero.