Fútbol y estudio: Mattalía, a un paso de ser contador
El defensor de Sportivo Belgrano está muy cerca de convertirse en profesional y seguir con el legado familiar, dejando un mensaje para imitar. Además contó uno de los detalles por los que descartó algunas ofertas y eligió a la "verde".
Llega de entrenar, prepara el mate y abre un libro. Uno más. Ultima detalles, piensa en que, luego de tanto sacrificio, podrá cumplir en poco tiempo uno de sus sueños: ser Contador Público, continuando con el legado familiar. Pablo Mattalía, el defensor central de Sportivo Belgrano, es la clara prueba de que sí se puede, se puede jugar al fútbol de manera profesional y a la par estudiar.
Durante los primeros días de octubre, afrontará un trabajo final que, en base a calificación, lo habilitará a defender su tesis, la que ya tiene aprobada. Ya imagina el desenlace: "Si apruebo, voy a defender la tesis en diciembre, porque mi hermano también juega al fútbol y quiero que esté toda la familia cuando me reciba", contó.
La historia del zaguero que el pasado domingo abrió el camino para la victoria de Sportivo, brinda una lección para todos aquellos jóvenes que sueñan con ser deportistas profesionales: el estudio es igual de importante.
En diálogo con LA VOZ DE SAN JUSTO, a quien recibió en su departamento, Mattalía contó cómo fue su elección de la carrera, sus tropiezos en el camino, la decisión de no abandonar la universidad pese a su carrera futbolística y por qué eligió a Sportivo por sobre otros clubes que también lo pretendían.
-¿Cómo surgió la posibilidad de estudiar la carrera de Contador Público? ¿Venís de una familia de contadores?
En mi familia predominan los números, somos todos contadores. Mi mamá, mis hermanas y tengo primos también contadores. Y trabajan juntos. Siempre tuve esa intriga por dentro de si se puede o no, si me animo o no y un día me animé y le dije a mis padres que iba a comenzar la carrera.
Fue un desafío, no sabía los años que me iba a llevar pero la tomé como una meta desde lo personal y me propuse que más allá de todas las idas y vueltas que pudiera tener desde lo futbolístico no la iba a abandonar jamás.
Hoy afortunadamente me pongo a pensar y desde que la arranqué, la llevé al día. Si todo sale bien este año estaría logrando terminarla.
-¿Cuándo la arrancaste? ¿Hubo parates por el fútbol?
Terminé el secundario y la arranqué de inmediato. Hice un año y dejé, creo que por la edad. Estaba con el fútbol y me dejé llevar por un montón de cosas. A los dos años dije, 'tengo un año adentro, lo voy a retomar de nuevo' y desde enero de 2016 jamás quedó de lado el estudio.
Ya terminé el cursado y me queda el último trabajo integrador del último año y la tesis, que ya está aprobada. Tengo que rendir un trabajo en octubre y solo me quedará defender la tesis y estaría todo. No queda nada.
-Rompiste con mucho de los estereotipos del fútbol, de que no se puede jugar de manera profesional y estudiar...
Es como una revolución que un jugador estudie, no es algo normal dentro del ámbito del fútbol. Cuando hablo con la gente muchas veces me pregunta cómo hago y siempre les digo que el tiempo, si realmente lo querés lograr, lo acomodas. Más hoy en día, con la cantidad de facilidades que otorga la tecnología. Eso me llena de orgullo, haberla hecho en paralelo con el fútbol que es algo no es tradicional.
-Además es una carrera que no está vinculada al fútbol, ni siquiera al deporte...
En el club hay varios chicos que estudian en el Profesorado de Educación Física, yo me incliné, por herencia familiar, por los números.
Al principio fue un desafío, no sabía si iba a poder, cómo la iba a llevar adelante y con el tiempo, a medida que pasaban las materias, lo fui logrando.
Me di cuenta que pude lograrlo sin prohibirme nada. Si me tengo que juntar con mis amigos a tomar unos mates, lo hago. Si tengo que estar con mi familia, también. No me prohíbe nada, no tuve que dejar todo de lado por la carrera o por el fútbol.
-¿Tu llegada a San Francisco modificó las cosas, por el cambio de universidad?
Yo estudio en la Universidad Siglo XXI. Cuando estaba viviendo en Córdoba, mientras estaba en Instituto, las posibilidades que habían surgido las fui descartando porque irme implicaba dejar mis estudios, hasta que apareció Sportivo, averigüé y supe que estaba la universidad acá también y no lo dudé.
-Entonces el estudio también influyó en tu llegada...
Yo siempre dije que no lo iba a dejar al estudio, independientemente de dónde me vaya. A la hora de aceptar una oferta iba a analizar lo institucional pero también lo educativo.
Cuando apareció Sportivo, averigüé sobre la universidad, pedí el traspaso, me lo dieron, y así pude seguir.
Siempre planteé que no me iba a ir a otro club hasta que no tuviera la posibilidad concreta de seguir estudiando.
Cuando dejé, me di cuenta que si no volvía a estudiar enseguida se me iba a hacer todo cuesta arriba. Venía con ritmo, embalado y me dije que no la largaba más.
-¿Pudiste hablar esto con los entrenadores que fuiste teniendo?
Sí, lo pude hablar con muchos. Sabían los días en los que rendía, se preocupaban, me preguntaban cómo me iba. No soy de contarlo, no cuento mucho, pero si me daban lugar me quedaba hablando sobre el tema.
-¿Soñás con ejercerlo luego del fútbol?
Si, siempre lo pienso. Quiero jugar al fútbol hasta que tenga la posibilidad de poder jugar. Todos sabemos que la carrera del futbolista es muy corta y son muy pocas las personas que el día de mañana, cuando dejen su carrera futbolística no van a tener que hacer nada.
Siempre mis objetivos fueron poder regresar a mi pueblo (nació en Etruria, al sur de la provincia) y poder ayudar a mi mamá y mis hermanas, trabajar a la par con ellas, en el ámbito familiar.
En las vacaciones, mientras hacía la tesis, me levantaba temprano y me iba con mi mamá al estudio. La acompañaba porque me gusta lo que hacen. Es un desafío y un sueño, porque ellos hicieron un sacrificio muy grande para que logre seguir la carrera y no la abandone nunca. Hubo épocas en donde no me fue bien y siempre apoyaban.
-¿Qué le dirías a los juveniles que sueñan con ser futbolistas y quizás dudan del estudio?
Hablo mucho con chicos, compañeros y amigos que juegan al fútbol y generalmente me dicen que no se animan, que uno de sus miedos es el tiempo que les puede demandar y las cosas que se pueden prohibir por jugar al fútbol.
Nosotros entrenamos, entre ir al club, prepararse y demás, unas cuatro horas; te puede demandar también algunas horas ir a un gimnasio, pero si sacás el cálculo te sigue quedando tiempo libre en el que se pueden hacer muchas cosas.
Les digo que se animen, que es algo muy gratificante, que depende de uno, que si te esforzas los objetivos siempre llegan.