Análisis
Festival con porciones de nuestra historia
Un evento que reúne nuestra cultura, los sabores que nos identifican como pueblo y expresa la hospitalidad característica de una comunidad que sabe disfrutar en torno a una buena mesa.
La 22° edición del Festival de la Buena Mesa, el Humor y la Canción que se llevará a cabo este fin de semana en el predio de la Sociedad Rural, promete adquirir ribetes de excepción. La calidad de los artistas que se presentarán en el escenario ubicado en el tradicional óvalo, junto con las novedades organizativas y logísticas, invitan a compartir un par de noches inolvidables.
En San Francisco y la región, febrero ya se asocia con la realización de un festival que se ha pasado a ocupar un sitio preponderante en la amplia gama de actividades culturales y artísticas que se despliegan cada verano por toda la geografía cordobesa. Con más de dos décadas de historia, el evento sigue renovándose, sin perder su esencia original: exhibir la identidad cultural de una zona profundamente marcada por la influencia de miles de inmigrantes que dejaron su huella en diversos ámbitos de la vida comunitaria.
Uno de esos ámbitos es la gastronomía. Una vez más, las distintas colectividades ofrecerán platos típicos que mantienen vivo el legado de sus países de origen, al tiempo que se han fusionado con las costumbres criollas, dando lugar a una cocina regional propia. Se constata, de este modo, que la gastronomía no solo es una manifestación cultural, sino también un vehículo privilegiado para preservar la identidad de un pueblo.
Si bien la música y el humor son expresiones artísticas ampliamente reconocidas y apreciadas, la comida también desempeña un papel fundamental en la construcción de la identidad social. En nuestra región, la cocina es un rasgo distintivo que une generaciones en torno a la mesa, donde cada plato encierra historias y tradiciones transmitidas a lo largo del tiempo.
Nos aprestamos a vivir, entonces, un festival que se transforma en una oportunidad manifiesta para que los sanfrancisqueños nos reencontremos con nuestras raíces. Es una ocasión para experimentar los lazos que nos unen y que reafirmar nuestra identidad en medio de un mundo cada vez más vertiginoso y diverso. Porque a través de tres elementos fundamentales—la música, el humor y la gastronomía—el evento se convierte en una celebración de nuestra cultura.
En el predio de la Sociedad Rural San Francisco, tradicional sitio de la avenida Cervantes que ha sabido congregar a los sanfrancisqueños en reiteradas ocasiones, se renueva hoy una propuesta más que atrayente con espectáculos de alto nivel. El disfrute está garantizado en una fiesta en la que también se comparten alimentos que son puentes entre generaciones, regalos de la cultura que trajeron nuestros abuelos. Un sello distintivo que completa la celebración.
Porque en las distintas carpas de las colectividades no solo se ofrecen exquisiteces. Se comparten porciones de nuestra propia historia, sabores que nos identifican como pueblo, aromas que evocan inolvidables reuniones familiares y se expresa la hospitalidad característica de una comunidad que sabe disfrutar en torno a una buena mesa.