Análisis
Exponencias preocupantes
La política argentina sigue polarizada y cargada de conflictos, mientras las expectativas económicas optimistas de Caputo se enfrentan a un contexto complicado, marcado por crispaciones y acciones cuestionables de diversos actores políticos.
Por Fernando Quaglia | LVSJ
No figura en el diccionario de la Real Academia Española. Pero “es un verbo que cuenta con cierto uso con el sentido de multiplicar exponencialmente, aunque se prefieren otras alternativas más habituales como hacer crecer (de forma exponencial)”, según la respuesta que brinda la FundeuRAE, fundación promovida por la agencia de noticias EFE y la RAE para bregar por el buen uso de nuestro idioma en los medios de comunicación.
En su cuenta de X, el ministro de Economía detalló las “cosas que están pasando y se van a exponenciar en los próximos meses”. “La inflación va a bajar. La economía se va a recuperar. Los impuestos van a bajar. Las regulaciones van a colapsar. El crédito privado va a explotar. La demanda de dinero va aumentar. Los pesos van a faltar. Los dólares van a sobrar. El dólar financiero va a converger al dólar oficial. Los salarios se van a recuperar. La pobreza va a bajar”. En esa misma publicación, mencionó al ministro de Desregulación y Transformación del Estado, Federico Sturzenegger.
El posteo del ministro Caputo está cargado de perífrasis verbales que anticipan un futuro ideal para la economía. “El rebote arrancó y por supuesto no vas a cambiar 100 años de historia y 16 de populismo extremo en seis meses, pero pueden empezar a verse los frutos de lo que estamos haciendo”, explicó el ministro.
El presagio de “brotes verdes” se difundió en una semana que mostró indicadores socioeconómicos todavía negativos como el porcentaje de pobreza e indigencia y el veto a la ley de movilidad previsional, capítulo de una saga en la que los jubilados son convidados de piedra. Y también la acentuación de la crispación política de siempre, hecho que ha derivado en circunstancias preocupantes.
Las derrotas en las últimas votaciones del Congreso y la posibilidad de que continúen obligaron al
obligaron al presidente de la Nación a “bajar al barro” de la negociación con los bloques dialoguistas. Mientras, en varias bancadas del Parlamento persiste la idea de retrucar para voltear el veto y el DNU que otorga millonarios fondos a la Secretaría de Inteligencia del Estado (Side), así como la intención de dar sanción definitiva al proyecto de financiamiento universitario. Por si fuese poco, las negociaciones por Lijo poco tienen de prolijo.
En verdad, quedó abierta una competencia en la que varios protagonistas de la política pujaron con el ministro Caputo para ser nominados como “primer exponenciador”. Pruebas al canto: el senador libertario, Claudio Abdala, enfático luchador contra la casta, afirmó que tiene muchos asesores en su provincia –San Luis- porque quiere ser gobernador. El ex médico presidencial, Federico Saavedra, supo de algún ojo morado de la ex primera dama, Fabiola Yañez, producto de “un golpe involuntario”. Mientras, se acuñó la expresión “grupos anarcoveganos” que se dedicarían a enviar paquetes explosivos y el asesor estrella de la presidencia continúa “exponenciando” su silencio. Como si todo esto no bastase, al mismo tiempo que estallaba la bomba en la Sociedad Rural, con su arcaico e ininteligible discurso ideológico, reapareció Mario Firmenich. Una coincidencia que hizo crecer las especulaciones.
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En este contexto, por el edificio del Congreso pasó el jefe de Gabinete. Avezado y acostumbrado a las chicanas de la política argentina no pudo terminar su informe en la Cámara de Diputados. El kirchnerismo y la izquierda abandonaron el recinto protestando por la acción de las fuerzas de seguridad en la protesta que incluía a algunos jubilados y muchos más militantes de grupos de izquierda. Como afirmó un cronista porteño, frente a un “ring” de sillas vacías, Francos parecía disfrutar de haber ganado por abandono.
La política argentina mantiene la costumbre de hacer crecer exponencialmente las crispaciones y llevarlas a límites preocupantes. En este marco, las optimistas profecías económicas de Toto, deben sortear un panorama muy pedregoso. Porque las bravatas y agresiones presidenciales se multiplican hasta poner en riesgo la libertad de expresión. Y porque la realidad exhibe con crudeza las deficiencias en la gestión, las actitudes acérrimas de la oposición, los desatinos de libertarios contratantes de asesores, la incursión de los que envían paquetes explosivos, la reaparición de personajes nefastos del pasado, las extensas cartas y clases magistrales de Cristina y las ocultas “exponencias” del otro Caputo.