Espacios públicos dañados o abandonados
Ninguna ciudad moderna puede darse el lujo de no cuidar sus espacios públicos. Que no son solo las plazas. Existe un abanico amplio de elementos del patrimonio urbano cuya trascendencia no solo se da en el ámbito arquitectónico. Son estos espacios los que otorgan identidad y carácter a una población. Son los puntos de encuentro de una comunidad.
"Veredas destruidas, bolsas de basura sin recoger, plazoletas
grafiteadas, monumentos saqueados, sectores sin iluminación, estatuas víctimas
del vandalismo, fuentes destruidas, son algunos de los problemas que presentan
el Eje del Centenario y el Paseo Español, ambos espacios urbanos ubicados en
pleno centro de la ciudad de San Francisco". La frase de un artículo sobre el
tema publicado hace algunos días en este diario resume con claridad el
deterioro de algunos espacios que fueron concebidos para otorgar un sello
distintivo a la ciudad, pero que hoy forman parte de una escenografía
diametralmente opuesta a la imaginada.
Allá por los años 60, San Francisco sufrió una transformación urbana gigantesca. La erradicación de la estación de trenes del centro de la ciudad dio paso a una de las planificaciones urbanas más destacadas de la Argentina. El concurso de arquitectura que se hizo para erigir el Centro Cívico resultó todo un éxito. Que se coronó con la ejecución de obras que le otorgaron -y continúan dándoselo- un simbolismo particular a nuestra ciudad.
Habían transcurrido más de dos décadas de aquella primera y sobresaliente etapa cuando, en los años 80, se definió el establecimiento del denominado Eje del Centenario, que pasó a formar parte de una política de tratamiento de los espacios públicos con el fin de revalorizar un amplio sector de la ciudad que corría de este a oeste en el mismo centro del ejido urbano.
Como en tantos otros ámbitos de la vida pública, aquella idea sufrió cambios sustanciales. Construcciones que se agregaron, algunas áreas que se modificaron, determinaron nuevas configuraciones con el paso del tiempo. No podría objetarse esto último desde una perspectiva de planificación urbana dinámica y moderna. Lo que sí no puede comprenderse es el estado de abandono de algunos de los sectores que forman parte de aquel corredor puesto en valor hace más de 30 años. Por ejemplo, algunos rincones del Centro Cívico lucen un deterioro marcado. La plazoleta Lugones y el pasaje Cornaglia son muestras del abandono.
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Ninguna ciudad moderna puede darse el lujo de no cuidar sus espacios públicos. Que no son solo las plazas. Existe un abanico amplio de elementos del patrimonio urbano cuya trascendencia no solo se da en el ámbito arquitectónico. Son estos espacios los que otorgan identidad y carácter a una población. Son los puntos de encuentro de una comunidad. Permiten que nos reconozcamos como habitantes de una ciudad. Conservan la memoria colectiva además.
Que se llame eje del centenario o tenga cualquier otra denominación es una discusión menor. Lo necesario es que varios de los espacios que lo integran recobren su higiene, su estructura y su funcionalidad. Es vital que se recuperen. Su actual estado quebranta las raíces más sólidas del ser sanfrancisqueño.