Análisis
Comedores y planes: escándalo, extorsión y pobreza
De comprobarse lo investigado por la justicia, revelaría el “negocio” floreciente de unos pocos dirigentes que proclaman a los cuatro vientos su cercanía con los pobres, pero que los utilizan para sus fines ideológicos y políticos.
La justicia federal investiga a varios dirigentes de las denominadas organizaciones sociales que manejan todavía dinero público destinado a planes de asistencia y comedores comunitarios. Los acusa de extorsionar a quienes cobraban los planes y asistían a los comedores que ellos manejaban.
El impacto político del asunto es notorio. Dirigentes piqueteros, en supuesta connivencia con funcionarios públicos, obtenían la autorización para canalizar la asistencia social a personas de los sectores más vulnerables y se presume que los obligaban luego a participar en protestas callejeras, les cobraban un “peaje” y hasta los castigaban si no cumplían con sus exigencias.
De comprobar la Justicia estos hechos estaríamos en presencia de un escándalo mayúsculo y repulsivo. La extorsión es un delito grave. Porque, generalmente, quien la comete se halla en posición dominante respecto del sometido. Mucho más aún si la situación de quien la sufre es dramática debido a las penurias económicas, sociales y culturales que debe afrontar por la pobreza en la que vive.
Se comprobaría de este modo el “negocio” floreciente de unos pocos dirigentes que proclaman a los cuatro vientos su cercanía con los pobres, pero que los utilizan para sus fines ideológicos y políticos. Al aprovecharse de su vulnerabilidad dejan en evidencia su falta de escrúpulos y su inhumanidad. Su hipocresía llega a niveles exasperantes. Son las lacras de un sistema que apresó a vastos sectores de la población beneficiándose del crecimiento sostenido de la pobreza en el país, producto de la decadencia experimentada en el último cuarto de siglo.
Vale recordar que las denominadas organizaciones sociales surgieron al calor de la crisis económica de 2001, que causó 20 % de millones de los argentinos a la pobreza. Estos grupos se convirtieron rápidamente en intermediarios ante los distintos gobiernos nacionales para hacerse de la distribución de la ayuda social. Aprovecharon la corrupción estructural de un Estado cada vez más famélico y desarrollaron un poder de movilización que, ahora se investiga, tenía como principal herramienta a la extorsión.
Hace 15 años, en un mensaje dirigido a los católicos argentinos en ocasión de la colecta Más por Menos, el entonces Papa Benedicto XVI exhortó a un "esfuerzo solidario" que permita reducir "el escándalo" de la pobreza. La marginalidad en la que viven millones de compatriotas no es otra cosa que un gran escándalo. Agigantado por las revelaciones que se vienen conociendo en estos últimos días. Por ello, debe insistirse en que la Justicia investigue a fondo las denuncias formuladas sobre extorsiones y manipulaciones que escandalizan. Porque se trata de posibles acciones que revelan lo peor del clientelismo político y destrozan la dignidad del ser humano.