Análisis
Elecciones: en favor de la boleta única
La aprobación del sistema será un adelanto importante y terminará desterrando las maniobras especulativas y manipuladoras que algunas agrupaciones políticas no tienen intenciones de eliminar.
El Senado de la Nación debate en comisiones por estos días el proyecto de ley que establece la instrumentación de la boleta única de papel en remplazo de las controvertidas y obsoletas listas sábana. La iniciativa tiene media sanción de Diputados, pero durmió cajoneada durante más de un año en la Cámara Alta debido a la férrea decisión del kirchnerismo de no aprobar esta modificación.
Los senadores de la Nación tienen la enorme responsabilidad de aprobar el nuevo sistema de votación que es más seguro, mucho más económico, termina con los sellos partidarios que hacen negocios con la impresión de las boletas y, fundamentalmente, con la corrupción y la manipulación que algunas fuerzas políticas llevan adelante en cada uno de los procesos electorales. Por cierto, la reforma electoral debe abarcar varios otros aspectos que han sido puestos a la discusión en el mega proyecto de ley enviado por el Ejecutivo y que ahora se discute en Diputados. Pero la aprobación de la boleta única no puede, bajo ningún punto de vista, seguir demorándose.
Un informe del Centro de Implementación de Políticas Públicas para la Equidad y el Crecimiento (Cippec), publicado en 2022 expresa que la “característica fundamental” de este sistema “radica en que el Estado centraliza la administración del instrumento oficial de votación”. Además, “cuando el Estado asume la provisión de la oferta a través de un instrumento de votación oficial, se asegura la presencia de todas las boletas en los centros de votación”. Para comprobar que efectivamente así ocurre, solo hace falta recordar las discusiones que existían antes del último balotaje sobre la necesidad de intensificar la fiscalización que tenía la fuerza que lidera el actual presidente de la Nación para evitar el robo de los votos sábana en las mesas de todo el país.
Como se ha publicado en todos los medios de comunicación, este sistema de votación –que se utiliza de modo exitosos en los comicios provinciales de Córdoba y Santa Fe, aun cuando difieren en las formas- viene siendo reclamado por la Cámara Nacional Electoral desde 2007, un pedido al que adhieren con insistencia numerosas organizaciones de la sociedad civil que resaltan la importancia de asegurar que el derecho a votar no se vea menoscabado por la confusión o una influencia indebida. En 2009, hace 15 años, los dirigentes de lo que hoy es Unión por la Patria ya expresaban su oposición con algunos argumentos que no se sostienen, a la luz de la práctica que se ha verificado, al menos, en las dos provincias nombradas.
Por ejemplo, el verborrágico Aníbal Fernández, por ese entonces ministro de Justicia de la Nación, había sostenido la inviabilidad del procedimiento electoral debido a que que la boleta única tendría el tamaño de “la Bandera nacional de ceremonia de una escuela” y consideró que la oposición “curra” con este tema. “Si hiciéramos esto que quieren hacer de una boleta única donde todas estuvieran incluidas, la boleta tendría más o menos el tamaño de la Bandera nacional de ceremonia de una escuela, algo así como 1,50 por 1,20”, dijo. La experiencia de Santa Fe, en donde las distintas categorías en juego se presentan en diferentes papeletas, desestima totalmente esta afirmación.
En otro sentido, la sanción de esta ley marcaría el inicio de un proceso de análisis y reforma del sistema electoral en el país cuyas premisas centrales están contenidas en el proyecto enviado al gobierno nacional. Es hora, entre otras cuestiones, de debatir la necesidad de mantener o no las primarias obligatorias y acabar con el festival de elecciones de todo tipo al que convocan las autoridades de todos los niveles del Estado, basándose solo en intereses sectoriales, en cálculos políticos particulares.
Al parecer, en el Senado existiría el número necesario para aprobar el proyecto. Solo habría diferencias en los modos de confección de las boletas únicas, tema que es perfectamente subsanable a través de la práctica legislativa. La aprobación del sistema será un adelanto importante que pondrá a la Argentina a la altura de numerosos otros países en los que ya se aplica con suceso y terminará desterrando las maniobras especulativas y manipuladoras que algunas agrupaciones políticas no tienen intenciones de eliminar.