Análisis
El riesgo de una calefacción inadecuada
Manipular los artefactos de calefacción de manera correcta depende de tener la información correcta y tomar una buena decisión.
Tres niños de tres, seis y siete años fueron internados este jueves por la madrugada en el Hospital de Niños, de la ciudad de Córdoba, por intoxicarse con el monóxido de carbono despedido por el brasero de su casa, en barrio José Ignacio Díaz Quinta Sección, según informaron fuentes policiales.
Según trascendió, el primer síntoma evidente fue que los niños comenzaron a vomitar. La madre contó que por el frío habían encendido un brasero, lo que, a la postre, fue el causante de las descompensaciones. En el hospital le diagnosticaron a los menores intoxicación con monóxido de carbono, por lo que quedaron en observación con oxígeno.
Por fortuna, este caso no llegó a circunstancias trágicas que se han producido todos los inviernos en el país, con saldos dolorosos de víctimas fatales. Pero es una advertencia de la situación que están viviendo muchos hogares, especialmente las de condición más humilde. Ante la llegada de los primeros fríos, la búsqueda de métodos de calefacción se intensifica. Y en determinados sectores sociales no existe la posibilidad de acceder a instalaciones adecuadas. Por ello, aparece el uso de los braseros –como en el caso que origina esta columna- u otras alternativas similares que constituyen un serio riesgo para la vida de las personas.
En el tema de la calefacción del hogar como en la gran mayoría de las actividades humanas, tomar las medidas acertadas requiere de información y de decisiones correctas. En este punto, la difusión de recomendaciones acerca de cómo debe hacerse un adecuado manipuleo de los artefactos de calefacción se impone como una obligación por parte de las empresas distribuidoras de gas y también de las autoridades competentes en el tema, pues son muchos los sectores que no cuentan con artefactos seguros y que, además, sobreviven a estos fríos utilizando peligrosos y poco confiables sistemas.
Además, está claro que la mejor herramienta para combatir ese flagelo es la prevención. El suceso ocurrido en la capital provincial bien puede convertirse en un disparador para que la información fluya desde los canales pertinentes para que la gente comprenda la importancia de resguardarse de los riesgos extremos que una mala combustión puede generar. Para ello, es importante saber que el monóxido de carbono es un gas muy peligroso por las dificultades para su detección, ya que es inodoro e incoloro. Una de las primeras medidas a tomar, es controlar que la llama del quemador de los artefactos sea de color azul y de forma uniforme, nunca de color amarillo o naranja. Si la tonalidad es naranja y volátil hay que hacerlos revisar de inmediato por un gasista matriculado, recomiendan los especialistas.
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En el mismo sentido, la intoxicación con monóxido actúa lentamente sobre el sistema nervioso de las personas y en un primer momento se puede manifestar con cefaleas, vómitos que llevan a que se lo confunda con problemas gástricos. En lugares cerrados, mal ventilados, la exposición prolongada, lleva a que las personas vayan sintiendo un sopor que termina por desmayarlos y paralelamente se produce una especie de parálisis de los músculos que impiden al afectado reaccionar. Al detectar cualquiera de estos síntomas, lo primero que hay que hacer es abrir puertas y ventas, hacer que el afectado renueve el aire de sus pulmones y llamar inmediatamente a emergencias o al médico de cabecera.
Son, todas las anteriores, recomendaciones centrales para cada invierno. Sin embargo, los accidentes domésticos producidos por aparatos que no funcionan bien o lo hacen en ambientes no ventilados terminan generando dramáticas consecuencias. Situaciones que bien podrían ser evitadas si la prevención y fuera una conducta habitual y arraigada en nuestra sociedad.