Análisis
El rescate de una figura emblemática
Reivindicar a Martín Miguel de Güemes y su contribución a la causa de la libertad demuestra que las disputas y enfrentamientos de una época histórica particular no pueden eclipsar el ejemplo patriótico de quienes lucharon con fervor por nuestra independencia.
Nació en una familia de alcurnia, poseedora de una riqueza importante para la época. Pero se vinculó con el “paisanaje”, repartió tierras y se enfrentó con los terratenientes de aquellas regiones del norte. Se involucró como pocos en la guerra de la independencia. Armó una milicia cuyo principal atributo era el coraje, porque armas escaseaban. Fue una pesadilla para los más encumbrados generales españoles.
El poncho rojo y negro identifica todavía hoy a “Los Infernales” de Martín Miguel de Güemes: prócer no valorado como es debido, durante mucho tiempo, especialmente en el centro de un país extenso, formado por capitales que ignoraban –aun hoy lo hacen- las vivencias de aquellas tierras lejanas del norte de la Patria.
El 17 de junio, después de una agonía de más de una semana, Güemes fallecía en la cañada de La Horqueta. Había sido “pillado” por una patrulla realista en Salta. En la provincia que lo vio nacer desde siempre ha sido considerado el más alto exponente del patriota que se sacrifica por la libertad de su pueblo. Sin embargo, en otras latitudes de nuestro país su accionar en aquellos agitados tiempos solo mereció algunas citas en libros de historia y cuestionamientos varios de personajes que se dedicaron a relatar lo ocurrido en las guerras de la independencia.
En su biografía, Felipe Pigna menciona que aquellos gauchos “resistieron victoriosamente nueve invasiones realistas: en 1812, 1814, dos en 1817, en 1818, 1819, 1820 y dos también en 1821”. A pesar de estos logros, no recibieron reconocimiento en Buenos Aires, donde se les despreciaba frecuentemente. La visión negativa del caudillo, predominante en ciertos círculos elitistas, habilitaba la ceguera sobre sus éxitos militares. Sin embargo, "Los Infernales" fueron esenciales en la estrategia continental de San Martín, conteniendo a los poderosos ejércitos que descendían del Perú, mientras el se organizaba al Ejército de los Andes y preparaba su campaña libertadora. Esta perspectiva de Pigna coincide con varios relatos de la época.
Por caso, el general José María Paz escribió en sus memorias que "bajo el mando de Güemes, la heroica provincia de Salta fue un baluarte impenetrable de la República. Esos gauchos, con escasa disciplina, resistieron exitosamente a los ejércitos españoles. Pezuela, Serna, Canterac, Ramírez, Valdez, Olañeta y otros destacados generales españoles intentaron sin éxito someterlos. Si Güemes cometió errores, sus enemigos internos nos obligan a pasar por alto esos errores, viendo solo al campeón de nuestra Independencia y al mártir de la patria".
Las pasiones, los errores y los conflictos son tan humanos como las virtudes y el heroísmo. Estos elementos coexisten en cada persona, incluidos los próceres. En el caso de Martín Miguel de Güemes, reivindicar su contribución a la causa de la libertad demuestra que las disputas y enfrentamientos de una época histórica particular no pueden, bajo ninguna circunstancia, eclipsar el ejemplo patriótico de quienes lucharon con fervor por nuestra independencia.