El tornado del 87
El recuerdo de los Acosta de perder la casa, 36 años atrás
Ellos fueron los únicos que perdieron su casa. LA VOZ DE SAN JUSTO encontró a la familia y recordó el terrible hecho.
Por Stefanía Musso | LVSJ
Hace 36 años, los sanfrancisqueños vivían uno de los peores momentos. El martes 15 de diciembre de 1987 un tornado afectaba la ciudad, siendo uno de los más terribles temporales vividos.
En efecto, hubo personas evacuadas y graves daños materiales en casas, negocios e industrias, pero lo que más se recuerda fue el derrumbe de la vivienda de la familia Acosta, ubicada en barrio Jardín.
Cuando el tornado azotó la casa de los Acosta, Graciela, la madre que por entonces tenía 34 años, se encontraba solamente con su hija Noelia Noemí, de 1 año. Sus otros dos hijos Laura Rita de 10 años y César Rubén de 5, estaban en la casa de sus abuelos.
El padre de familia, Julio César, se estaba trabajando en ese momento y cuando llegó se encontró que su hogar había sido devastado por la furia del viento y la lluvia, pero que toda su familia se encontraba a salvo.
Más de treinta años pasaron de aquel día y los Acosta vivieron diferentes situaciones hasta que dejaron la casa y el padre junto a la hija mayor se mudaron a Tucumán. Por su parte, Graciela falleció hace unos años y los dos hijos menores quedaron en la ciudad.
En una búsqueda periodística, LA VOZ DE SAN JUSTO pudo contactar a Julio César que está viviendo en Alderete, en San Miguel de Tucumán. El jefe de familia, que hoy tiene de 65 años, recordó cómo fue aquel momento perdieron todo por culpa de la tormenta.
El recuerdo
“Estaba pintando la casa de mis abuelos en barrio Alberione cuando de repente se vino una tormenta terrible y tuve que esperar hasta pasadas las cinco de la tarde para poder regresar a mi casa”, recordó el hombre.
La casa de la familia estaba casi sola, con un campo lindante a la obra y según los recuerdos de Julio César, en ese momento comenzaba a ver la luz barrio Bouchard. “Agarré la bici, me fui a la casa de mis padres en Ameghino esquina Catamarca en barrio Jardín, Cuando llegué allá me encontré con un montón de vecinos en la vereda y ellos me avisaron que había pasado la cola de un tornado y que había volteado mi casa”.
En la desesperación, el jefe de familia pedaleó hasta su casa en Juan Díaz de Solís y Juan B. Justo donde se topó con una imagen desoladora. “Me encontré con mi mamá llorando, mi papá me abrazó y él me dijo que no pasaba nada, que estaba todo bien”, contó.
“Mi esposa entonces, Graciela Algarbe, se le cayó una pared encima y la lastimó, mientras que la bebé que estaba con ella, dormía en la cuna pero tuvo suerte que la pared no cayera sobre ella sino en el aparador”.
Para Julio César la imagen y la situación fueron luctuosos. “Había comprado el terreno y con esfuerzo y la ayuda de mi padre empecé a construirla con ladrillos block. Le faltaba el revoque, pero estaba a medio terminar, solo con tirantes y chapas, pero aun no tenía la “apretada” que son las hileras de ladrillo y por eso, la cola del tornado que pasó justo por ahí, levantó el techo y fue tanta la fuerza que derrumbo las paredes. Tanto esfuerzo y tanto sacrificio para que se lo llevara el viento fue lo más triste que viví”, asegura Acosta.
Volver a empezar
Con una casa devastada, Julio César tuvo que volver a empezar. “Por aquel entonces, me fui a vivir un tiempo a la casa de mis padres porque no quedó otra que limpiar todo el terreno y empezar de cero”.
Pero no todo estaba perdido y la solidaridad no tardó en aparecer. “Hubo un grupo de personas que hicieron un festival en la Sociedad de Bomberos Voluntarios para ayudar a los damnificados y ellos nos trajeron el material necesario para volver a edificar la casa. Con arena y ladrillos que nos dieron más la ayuda de mi papá volvimos a levantarla. Esa gente me asistió y no lo olvido”, recordó el hombre.
Al año después del tornado, Julio César partió a trabajar a una estancia en Santa Cruz por tres meses y al tiempo, se mudó toda la familia con él. Allí vivieron durante 7 años hasta que su hija mayor empezó el secundario y tuvo que mudarse a Río Gallegos. “Como no teníamos vehículo para ir a verla, vendimos la casa de San Francisco a un vecino para su hija y con ese dinero, compramos un auto para poder viajar a ver a Laura”.
Hace 35 años que Julio César vive en Tucumán esperando su jubilación. “Fui camionero y hoy vivo con mi pareja y dos hijas”.
Pero más allá de estar tan lejos, Julio César no deja de volver a nuestra ciudad a ver a sus padres que siguen en barrio Jardín y sus dos hijos más chicos que están en Frontera.
“Cuando voy a visitar a mis padres, voy al almacén que estaba al lado de mi casa cuyos propietarios son amigos míos. Cuando veo a mi antigua casa, aunque está renovada, tengo malos recuerdos porque me llevé la peor parte de todo lo que ocurrió ese día”, concluyó.
Otros datos de entonces
Según informó este diario, el informe policial indicó que el “Hospital Iturraspe” se encontraban internadas 25 personas, todas con lesiones leves, a las que deben agregarse los dos empleados de Epec que resultaron lesionados al volcar la camioneta en que se conducían y que se encontraban hospitalizados en una clínica privada. También se conoció otra persona hospitalizada oirunda de Quebracho Herrado y de Luis A. Sauze.