Sociedad
El precio del chocolate no frenó la tradición de los huevos de Pascuas
A pesar de los altos costos del chocolate, emprendedores apuestan con variedad y precios accesibles a una Pascua activa.
La llegada de la Semana Santa enciende una de las temporadas más esperadas por emprendedores y comercios: la venta de huevos de Pascua. Entre creatividad, tradición y desafíos económicos, el 2025 muestra una amplia oferta que combina producción artesanal con productos de marca, donde los precios, sin excepción, han sentido el impacto de la inflación y el aumento de las materias primas.
LA VOZ DE SAN JUSTO realizó una recorrida por comercios tradicionales y otros que se suman al rubro a través de las redes sociales.
Celeste Platini, fundadora del emprendimiento Dulce Bocado, lleva cinco años elaborando huevos de Pascua y asegura que esta es su temporada más fuerte. Este año, sus productos tienen un valor aproximado de $12.000, en un formato de medio huevo relleno que rinde para tres personas. “Tenemos siete variedades: Oreo, Kinder, Brownie, Rocher, Kid, todos rellenos con dulce de leche, Nutella, crema chantilly y maní”, detalló. A pesar de que los insumos como el chocolate y la Nutella aumentaron notablemente, Celeste optó por mantener el mismo precio para todas las variedades. En comparación con 2024, el aumento fue considerable: de $8.000 a $12.000, lo que representa un incremento cercano al 50%.
En la misma línea, Gabriela Bovio, dueña junto a su esposo del emprendimiento Masa Mía, cuenta que sus huevos también son de tipo relleno, con presentaciones que alcanzan los 450 gramos y precios que oscilan entre $11.000 y $16.000, dependiendo del relleno. “Tenemos de Nutella, de Oreo, ganache de chocolate, dulce de leche y brownie”, explica. Para Bobbio, el mayor aumento de costos se dio el año pasado, y este año el incremento fue moderado, estimando una suba del 20% respecto a 2024. Sobre las ventas, comenta que el ritmo crece progresivamente y que la última semana antes de Pascua suele ser la de mayor movimiento.
Desde el comercio La Palma, ubicado en calle 25 de mayo 2028, Gerardo Colombatti apunta a una propuesta diferenciada: sus huevos están elaborados íntegramente con chocolate sin gluten, aptos para celíacos. Allí, el precio de los huevos arranca desde los $5.800 por unidad de 60 gramos. Colombatti resalta que el precio del cacao, materia prima esencial, se triplicó en el último año debido a problemas climáticos en Ghana y Costa de Marfil, los principales productores mundiales. Esto generó un fuerte impacto en los costos finales. A pesar de ello, las expectativas de ventas son positivas y ya se están concretando varias compras anticipadas.
Por su parte, Gustavo Rafael Lebrino, de la firma Lo de Benja (esquina Fleming y 9 de Julio), ofrece huevos de diferentes tamaños, desde pequeños para relleno hasta unidades de 100 y 150 gramos, elaborados por marcas líderes como Bonafide, Kinder, Águila y Ferrero Rocher. Lebrino señala que la demanda podría ser inferior este año, dado el contexto económico: “La gente opta por comprar chocolate y hacer los huevos en casa por el costo elevado de los productos de marca”. En su negocio, los precios de estos productos aumentaron entre un 60% y 70% respecto al año pasado.
En las góndolas más caros
En cuanto a los supermercados, los valores de los huevos industriales superan ampliamente los artesanales. En uno de los establecimientos comerciales de la ciudad, un huevo Kinder de 150 gramos cuesta $21.250, mientras que uno de 100 gramos llega a los $15.130. El huevo Ferrero Rocher de 225 gramos asciende a $25.375, el Águila de 115 gramos vale $15.000 y los productos de Bon o Bon varían entre $1.800 y $11.000, según el tamaño.
A pesar de los aumentos, emprendedores y comerciantes mantienen el optimismo y buscan equilibrar calidad y precios accesibles. Las fotos atractivas, las promociones anticipadas y la fidelidad de los clientes son las herramientas clave para impulsar las ventas en un mercado cada vez más competitivo. En este contexto, el huevo de Pascua no solo se mantiene como símbolo de celebración, sino también como un termómetro del ingenio y la resiliencia del comercio local ante la crisis.