Análisis
El peligro de los caballos sueltos
Es vital que las autoridades municipales asuman en conjunto acciones para revertir esta problemática. De lo contrario, los accidentes y las desgracias se harán presentes con saldos que podrían lamentarse.
La noticia afirma que un accidente en la autovía nacional 19, a la altura del kilómetro 132, un accidente de tránsito involucró a un caballo suelto. En efecto, en la noche del domingo, un automóvil embistió a un equino en la carretera cuando éste apareció imprevistamente en la calzada.
La policía constató que había 5 caballos circulando sueltos por el lugar, pero en un principio no logró hallar al que había protagonizado el siniestro. Momentos después, un animal herido se encontró sobre la misma ruta 19 en cercanías de una planta yerbatera, en jurisdicción de Frontera y todo indicaría que se trata del animal que resultó herido luego del choque con el automóvil.
El episodio que, por fortuna, no trajo mayores consecuencias personales, volvió a colocar en la mesa de discusión pública la cuestión de los animales sueltos en la vía pública. Tanto en las calles de la ciudad como en las rutas, su presencia constituye un riesgo mayúsculo. No solo para quienes tienen la desgracia de toparse con ellos cuando conducen un vehículo, sino también para los propios animales que han sido descuidados por sus propietarios y deambulan sin rumbo por distintos sectores.
El caso de los caballos es sintomático. Desde hace años se advierte que sus dueños los dejan pastando a orillas de las rutas, por ejemplo. Y, en ocasiones, algún ejemplar suelto o incluso lo que podría ser una tropilla, galopan por las calles con el lógico riesgo que ello implica. Por esto, se hace necesario insistir para que se adopten medidas preventivas y se ejerza la atribución de sancionar como corresponde a los propietarios negligentes, en el marco de las ordenanzas que rigen en la materia.
No obstante, no alcanza solo con controles y alguna sanción que no siempre es ejemplificadora. Se impone que los propietarios asuman su responsabilidad de tales. Porque está comprobado que algunos de los caballos que aparecen en las calles o rutas no se encuentran en buen estado de salud. Las urgencias económicas de este momento particular del país podrían determinar que no se halla otro modo de alimentar a los animales dejándolos pastar libremente por algunos espacios no habitados, aunque sin las correspondientes medidas de seguridad que impidan su traslado hacia otros sitios.
En este contexto que, como se observa, tiene varias aristas, merece destacarse la acción de las organizaciones no gubernamentales que trabajan para garantizar los derechos de los animales. Son estas entidades las que permanentemente trabajan para evitar que los caballos –u otras especies- no sufran mayores perjuicios y alertan sobre la necesidad de evitar conductas negligentes o directamente irresponsables por parte de los que los tienen a cargo.
Por todo esto, es vital que las autoridades municipales de las tres jurisdicciones que conforman nuestro conglomerado urbano asuman en conjunto acciones para revertir la cada vez más frecuente presencia de animales de porte sueltos en la vía pública. De lo contrario, los accidentes y las desgracias se harán presentes con saldos que podrían lamentarse.