Historias
El orgullo por los colores, más allá de la edad
Cursan la escuela primaria nocturna y este jueves llevaron con alegría la bandera argentina. Un ejemplo de superación personal.
Rosa tiene 59 años, 8 hijos, 14 nietos y 1 bisnieta. El martes le comunicaron que iba a llevar la Bandera argentina ayer jueves en el acto por el 20 de junio. Sus ojos brillan cuando habla y por momentos alguna lágrima se quiere escapar.
A Rosa Roldán la acompañaron Ismael Batistela, de 34 años y Johana Luque, de 32. Todos cursan el segundo ciclo de la escuela primaria nocturna J. B Iturraspe, que funciona en el edificio de la escuela Irigoyen en San Francisco.
“Me sorprendió la noticia que la seño me dio, pero es un honor y un orgullo para mí a mi edad llevar esta bandera”, cuenta Rosa a LA VOZ DE SAN JUSTO en una de las aulas, con la directora Claudia Pioli acompañando la charla y sonriendo también orgullosa.
Rosa dejó la escuela primaria en segundo grado. “En esa época tus papás te sacaban y listo, a trabajar. Entonces era una asignatura pendiente la que tenía. Vi esta oportunidad y bueno, me inscribí y acá estoy”, agrega.
“A mi entender, me está yendo bien”, bromea y asegura que en la escuela encontró “un grupo muy lindo, tanto mis compañeros como las maestras formamos un buen equipo”.
Rosa tiene decidido seguir con la secundaria y no se imaginaba lo que va a sentir cuando en el acto del Día de la Bandera le tocara llevar los colores patrios.
Por su parte, Ismael cuenta que llegó hasta sexto grado en la Escuela Normal, pero abandonó para empezar a trabajar. “Mi objetivo es terminar para después hacer el secundario. Tengo tres nenas y ¿cómo hago para enseñarles? Primero tengo que aprender para poder enseñar. Ese fue uno de los objetivos que me propuse”.
Johana tiene un cariño especial por el edificio en el que se encuentra, porque fue a la Irigoyen de niña. “Por unos problemitas tuve que dejar, pero un día pasé por al frente de la escuela y le dije a mi hija ‘me voy a anotar’ y acá estoy. Acá siempre me trataron bien, cuando era niña y ahora también”, relata.
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Y concuerda con Ismael: “¿Qué le puedo enseñar yo a mis hijos si no terminé la primaria? Por eso quiero terminar y seguir estudiando. Estoy muy contenta de estar acá”.
Todo coinciden en dejar el mensaje de que todo aquel que no haya terminado la primaria se anime a acercarse, que las puertas están abiertas para lograr herramientas para un futuro mejor.