Reconocimiento
El Colegio de Arquitectos distinguirá a Rafael Macchieraldo por sus 60 años en la profesión
En una charla con LA VOZ DE SAN JUSTO, el reconocido arquitecto repasó su carrera, desde su primera obra, el Salón Verde de la Rural, hasta la reconstrucción de la Catedral y la polémica por la demolición del antiguo edificio.
Por Mauricio Argenti | LVSJ
Rafael ‘Lino’ Macchieraldo tiene el orgullo de ser uno de los primeros arquitectos que tuvo nuestra ciudad. Sin embargo, la arquitectura no fue su primera opción de educación universitaria. Tras haber cursado las primeras materias de la carrera de Ingeniería Electromecánica en la Universidad Nacional de Córdoba, decidió cambiar su destino profesional e incursionar en el estudio de la carrera de Arquitectura, profesión que lo convirtió en uno de los arquitectos más importantes de San Francisco y zona por varias décadas.
A 60 años de comenzar su extensa trayectoria, Macchieraldo será homenajeado por los arquitectos en la sede del Colegio de Arquitectos Regional 2 de esta ciudad; se lo distinguirá por su constancia y perseverancia profesional.
El acto protocolar tendrá lugar el próximo viernes 15, a partir de las 20 en la sede de avenida del Libertador (S) 201 donde además sus pares tendrán la oportunidad de escuchar al arquitecto Macchieraldo disertar sobre la evolución de la arquitectura moderna en la escena local, algo que este profesional tiene mucho para contar.
Ya retirado de la actividad desde hace tres años, a sus 89, Macchieraldo continúa vinculado a su pasión por la arquitectura mediante miles de anécdotas, recuerdos y realizaciones que lo tuvieron como protagonista luego de haberse recibido el 15 de octubre de 1962 cuando egresó de la por entonces nueva Facultad de Arquitectura y formar parte de la primera generación de arquitectos que dio esa casa de altos estudios.
En una entrevista con LA VOZ DE SAN JUSTO, Macchieraldo repasó algunos de los principales aspectos que desarrolló en su extensa trayectoria con un entusiasmo y vitalidad que demuestran el profundo amor que continúa teniendo por la profesión.
- ¿Qué lo impulsó a estudiar Arquitectura?
En realidad, la arquitectura no fue mi primera opción de carrera universitaria. Al terminar el bachillerato en el viejo Colegio Nacional San Martín, en 1951, en San Francisco no había ningún arquitecto. Yo no sabía nada de la arquitectura. Empecé a estudiar Ingeniería junto a otros seis estudiantes de San Francisco. En mi caso, empecé Ingeniería Electromecánica mientras que Arquitectura era una carrera dependiente de la Facultad de Ingeniería. Ahí conocí estudiantes de Arquitectura y le planteé a mi papá, Anselmo, si podía cambiarme de carrera. Él fue muy claro y me dijo ‘si querés cambiar de carrera, no hay problemas, pero si querés empezar a trabajar, acá siempre hay trabajo. Si cambiás de carrera pensá muy bien qué vas a elegir, porque esa va a ser la carrera que vas a terminar’.
Luego de hacer el servicio militar, empecé a estudiar Arquitectura en 1955, el mismo año de la Revolución Libertadora. En septiembre nos cerraron la universidad. Al año siguiente tuvimos la suerte que en esas vacaciones la Escuela de Arquitectura pasó a ser Facultad y ahí vinieron con un plan de estudios totalmente nuevo, con arquitectos italianos, que revolucionaron Córdoba.
- ¿Cómo fue comenzar a trabajar en San Francisco luego de recibirse de arquitecto?
En ese entonces, en San Francisco había un solo arquitecto que era Carlos Juan Magistrello, un excelente profesional y por varios años yo fui simplemente el segundo arquitecto. Desde un principio me establecí en mi casa de familia y luego de un tiempo armé el estudio. En todo este tiempo me tocaron años excelentes donde pude realizar trabajos muy interesantes. De hecho, muy rápidamente me convocaron para el diseño y la construcción del Salón Verde de la Sociedad Rural con una superficie de 1.250 metros cuadrados. Mi primer gran trabajo fue ese y tuve la suerte que, antes de dos años de haber egresado, el entonces presidente Arturo Illia en persona vino a San Francisco para inaugurar ese pabellón. A partir de allí se me abrieron muchas puertas generándose alternativas muy importantes en mi carrera.
“En San Francisco había un solo arquitecto que era Carlos Juan Magistrello, un excelente profesional y por varios años yo fui simplemente el segundo arquitecto”.
En San Francisco, ante la falta de arquitectos, la gente confiaba sus construcciones a dibujantes y muchos me pedían que organizara un poco sus proyectos y yo les decía que estaba para hacer mis propios proyectos. Con el tiempo se dejaron de hacer las construcciones del tipo chalet y se empezó a trabajar con la arquitectura moderna.
La polémica por la demolición de la Catedral
- La demolición de la vieja Catedral y la construcción del actual templo, con su estilo tan particular, fue uno de los momentos históricos más polémicos de San Francisco y allí estaba usted involucrado en todo esto. ¿Cómo fue para usted vivir ese acontecimiento?
El verdadero artífice de la catedral de San Francisco fue monseñor José Des López, el entonces párroco de la Iglesia San Francisco de Asís. En 1968 en la ciudad éramos cinco arquitectos que fuimos convocados para hacer un diseño para construir una nueva catedral ya que la anterior presentaba serios defectos de construcción que hacían imposible su recuperación.
El primer proyecto que teníamos fue hacer la nueva Catedral en el centro de la Plaza General Paz y recuperar el terreno de la anterior catedral para continuar con la plaza y de esa manera aparezca la visión de la avenida del Libertador (S) completa que iba a convertir ese espacio en un centro religioso despejando la catedral de los edificios de la Casa del Niño y la Escuela del Trabajo. Lamentablemente ese proyecto fue rechazado por el Concejo Deliberante y por eso prosperó la idea de tirar abajo la anterior catedral y construir la actual.
- ¿La demolición de la antigua Catedral se hizo porque el edificio estaba irrecuperable?
El edificio estaba totalmente irrecuperable. Cuando se raja la bóveda principal se perdió la piedra clave, que une la bóveda y no había más nada que hacer. En ese momento hubo polémica porque quizá no se comunicó suficientemente bien lo que estaba sucediendo con esa construcción ya que tenía muchos defectos. La construcción tenía rajaduras terribles que la hacían totalmente inestables y peligrosa para las personas que puedan encontrarse en su interior ante un posible derrumbe de mampostería como ocurrió en varias ocasiones.
En todo este proyecto participamos un grupo importante de profesionales que coincidimos en comprobar que el anterior templo era un edificio extremadamente peligroso y luego de producirse un derrumbe de la mampostería de uno de los arcos, monseñor Des López dijo que allí no entraba más nadie y se inició el proyecto de construcción de la nueva Catedral. Sin embargo, la gente no tomó conciencia del peligro que significaba continuar celebrando misa allí.
- ¿Cómo surgió el diseño de la actual Catedral?
El proyecto se hizo en el año 1968 y para entonces resultó revolucionario. Fue producto de las conversaciones entre los cinco arquitectos que hemos intervenido en la obra. Es un estilo similar al que tiene la Catedral de Río de Janeiro o la de Siracusa, en Sicilia. A partir del Concilio Vaticano II, que en ese momento estaba en proceso, cambian muchos detalles de la liturgia y eso significaba que el altar podía estar centralizado y a partir de allí se desarrollaba el templo. La mejor estructura para lograr una muy buena visibilidad y acústica es la del teatro griego. La Catedral de San Francisco es similar a un teatro griego, reuniendo más gente en torno al altar.
- ¿Alguna vez fue presidente del Colegio de Arquitectos Regional II, de San Francisco?
No, nunca. No se dieron las circunstancias para que eso sucediera. En su momento me querían poner como primer presidente, pero en ese momento, entre los cinco arquitectos que habíamos organizado el colegio habíamos hecho un pacto de caballeros que ninguno iba a ser presidente en el primer mandato. En el segundo mandato surgieron circunstancias por las cuales estuvo conducido por otras personas.
El Salón Verde de la Sociedad Rural fue mi primer gran trabajo y tuve la suerte que el entonces presidente Arturo Illia en persona vino a San Francisco para inaugurarlo. A partir de allí se me abrieron muchas puertas”.
Reconocimiento a la trayectoria
- ¿Cómo toma este reconocimiento de sus pares a arquitectos a tres años de haberse retirado de la profesión?
Es muy importante, yo diría fundamental. En su momento creo haber hecho mucho por la profesión porque no solo fue trabajar como arquitecto, sino que fui uno de los cinco profesionales fundadores del Colegio de Arquitectos de la provincia de Córdoba que a su vez fue el primero de la Argentina. A partir de ahí todas las provincias argentinas tienen un Colegio de Arquitectos basado en el de Córdoba.
- ¿Cómo imagina que será ese reconocimiento el próximo viernes?
Con mucha emoción. En ese momento voy a responder una serie de preguntas y trataré de resumir los momentos más importantes de mi trayectoria. Seguramente será una experiencia muy emotiva que guardaré entre mis mejores recuerdos. Espero poder transmitir todo lo que pude vivir en mi carrera durante estos 60 años de profesión, remarcando entre otras cosas los cambios que se fueron dando desde que empecé hasta ahora. Sin dudas, será un momento inolvidable.