Dos amigos y pilotos rememoran una carrera de autos de hace 50 años atrás
Eduardo Pairetti (80) y Oscar Frizza (70) recuerdan una hazaña que que más allá de lo deportivo, mantiene viva una amistad de 50 años.
Eduardo Pairetti (80) y Oscar Frizza (70), fueron parte de una hazaña del automovilismo local hace 50 años atrás. Piloto y copiloto respectivamente, ambos fueron protagonistas de la Prueba de la Peña "El Velocímetro" en el denominado "Triángulo Chico", en nuestra ciudad. Aunque llegaron en cuarto lugar, estos amigos de la adrenalina comparten hoy vecindad y recuerdan aquellos momentos a todo motor.
"Lo lindo de esta nota es que somos amigos y estamos vivos para recordar aquel momento tan interesante para nosotros", dijo Oscar Frizza, el más alto del binomio Frizza- Pairetti.
A Oscar la vida lo supo sacudir en dos oportunidades con problemas de salud casi fatales, pero fue solo eso, un sacudón. Hoy está junto a su querido amigo Eduardo para recordar lo que pasó en la ciudad aquél domingo 18 de junio de 1967, cincuenta años atrás cuando se subieron a bordo del Chevrolet 400 Súper Sport, color azul eléctrico, con el número 75 propiedad de "Tito" Pairetti.
"Las carreras de aquel momento eran las que se llamaban cuadreras, algo improvisabas y con el desafío de los conocidos y apuestas de por medio se hizo la carrera por parte de la peña `El Velocímetro´, con cooperación en la organización del Club Alumni de nuestra ciudad", relató Pairetti.
Con 33 años Eduardo, y 23 Oscar, los hombres se pusieron a "traficar" en el Chevrolet a escondidas de algunos de los integrantes de la familia. "Mi esposa e hijos sabían pero mis padres no, estaba mal visto hacerlo", contó Pairetti.
El auto del binomio tenía una preparación bastante rústica al lado de los demás competidores. "Era un auto de calle, le habíamos sacado las tazas y adaptado para la ocasión. A diferencia del resto, las cubiertas no eran acorde a la circunstancia y tampoco tenía una jaula antivuelco como otros autos que también competían. Por aquél entonces no había un control exhaustivo de autos que competían, todos podían correr", explicó Frizza.
Con Don Borgarello, un querido mecánico local que le colocó los cinturones de seguridad y la publicidad del comercio Le Premier -la única que consiguieron y que pertenecía a la tienda de indumentaria masculina del cuñado de Oscar-, ambos competidores se prepararon para las 20 vueltas al "Triángulo Chico" en la categoría "D", que graficaba la ruta partiendo desde Av. Maipú en sentido norte donde se ubica la arboleda de Eucaliptos, luego doblaba en ángulo cerrado frente a la Peña Boquense con dirección hacia Av. Güemes, y desde allí subía hacia la ruta, para volver a comenzar el recorrido.
Los jóvenes pilotos posan apoyados al Chevrolet 400 Súper Sport
"¿El Tito, Ma cuma?"
Día de otoño en junio, con el sol que iluminaba las pistas. Ante un importante marco del público, entre ellos estaban los padres de Eduardo Pairetti, exactamente ubicados en el alambrado en la esquina de la Peña Boquense para disfrutar de la carrera sin saber que iba a correr su hijo.
"Mi papá pica en punta estando en el cuarto puesto obtenido en la clasificación para la carrera. Tal vez estaba más atento que otros que tenían grandes autos porque al banderazo de inicio de carrera primerió al resto", contó emocionado Rubén Pairetti, hijo de Eduardo, quien se sumó a la conversación.
Pairetti volanteó y esquivó a los autos que estaban delante suyo tomando la banquina y saliendo de manera alocada levantando tierra y pasto.
Sobre la vía había una especie de tribuna natural; allí pasaron raudamente Pairetti y Frizza con el Chevrolet azul y con la ovación de todos los presentes de fondo, el relator de la prueba dijo por altavoz: "Pica en punta Eduardo Pairetti primero, primero, primero (...)".
"Mis abuelos escucharon eso y dijeron: ¿El Tito, Ma Cuma?. Fue una sorpresa para todos, en especial para ellos que no sabían nada. Esa es la gran anécdota de esta experiencia", agregó Rubén, quien por aquél momento tenía solo 3 años y ver a su papá piloto de carreras era como tener a un superhéroe en casa.
Aunque terminaron como salieron, en el cuarto puesto, - el ganador de la categoría había sido Omar Carione; en segundo lugar llegó Benito Calvo y tercero Alcides Perrone- se llevaron a su casa un trofeo que está intacto. "Perdí la punta fácil porque el cinturón de seguridad era una banda, no era de cintura y no tenía butacas de competición. Eso fue lo que más sufrí porque no podía mantener el cuerpo quieto en las curvas. Nuestro preparador nos dijo que Oscar debería haber sostenido mi cuerpo cruzando la pierna derecha y nos hubiera ido mejor", se reprochó Pairetti.
Mantener vivos los recuerdos, como vecinos
Oscar y Eduardo son vecinos en la misma cuadra en barrio Roca, y gracias a eso fueron piloto y copiloto de aquella carrera de hace 50 años.
Por cuestiones de la vida, Oscar viajó por el país, vivió en otra casa en nuestra ciudad y hace 7 años volvió al mismo lugar donde se reencontró con su amigo.
"Somos de los pocos que quedamos de aquella carrera histórica para San Francisco y es un gusto volver a contarla 50 años después. Lo que se vivió en aquel momento quedará para siempre con nosotros", concluyeron.