San Francisco
Disponen traslados de sacerdotes en la Diócesis
Monseñor Buenanueva explicó que estos movimientos “son habituales en esta época del año”.
El obispo diocesano, monseñor Sergio Buenanueva, dispuso movimientos de sacerdotes en distintas parroquias de la diócesis de San Francisco. Según se informó, la decisión fue tomada junto al Consejo de Consultores y los traslados tendrán vigencia a partir del próximo año.
Así, el padre Daniel Maini, quien actualmente se desempeña en Nuestra Señora de la Consolata de San Francisco, se hará cargo de la parroquia San Juan Bautista de Brinkmann. Será también administrador parroquial de Sagrado Corazón de Jesús de Colonia Vignaud y atenderá pastoralmente la comunidad de San Pantaleón de Seeber. El comunicado del obispo diocesano aclara que el padre Maini continuará como capellán de la Unidad Penitenciaria de San Francisco.
Maini será reemplazado en la Consolata por el presbítero Gonzalo Bearzzi, quien es actualmente párroco de San Ignacio de Loyola, de la localidad de Luque. A esta última parroquia llegará en 2024 el padre Aldo Tobares, de acuerdo al comunicado del Obispado.
Por su parte, el presbítero Gustavo Ballario se hará cargo de la parroquia San Miguel Arcángel de Alicia, reteniendo sus funciones al frente de la iglesia Santo Domingo de Guzmán, de Saturnino María Laspiur.
Asimismo, el obispo diocesano decidió que la comunidad de Colonia San Pedro comenzará a ser atendida en lo pastoral por la parroquia Nuestra Señora de la Asunción de Morteros, a cuya jurisdicción pertenece. El actual párroco en la ciudad del norte del departamento es el padre Gabriel Camusso.
Finalmente, el comunicado del Obispado formuló un agradecimiento especial “en la persona de los padres Edgardo Zenklusen y Carlos Bosio, el fecundo servicio pastoral de los sacerdotes salesianos a lo largo de estos 120 años: animando la formación cristiana de generaciones de niños y jóvenes, compartiendo fraternalmente el ejercicio del ministerio junto al clero diocesano y difundiendo la devoción a María Auxiliadora. Encomendamos la protección de San Juan Bosco a la nueva etapa de gestión laical del Instituto Agrotécnico Salesiano Nuestra Señora del Rosario”.
Cabe recordar que el tradicional instituto técnico de Colonia Vignaud dejará de tener la asistencia de sacerdotes salesianos a partir del año próximo. A finales de julio pasado, el padre Carlos Bosio señaló que la decisión se debió a la falta de vocaciones: Es un proceso natural que se está dando en muchas congregaciones religiosas. No hay jóvenes que quieran ser sacerdotes y eso hace que tengamos que reorganizarnos”, sostuvo. De este modo la conducción del Instituto Agropecuario Salesiano (IAS) será asumida por laicos, quienes afrontarán el desafío de mantener el carisma y el espíritu salesiano.
Sobre esto último, el obispo dijo a LA VOZ DE SAN JUSTO que “por el retiro de los padres salesianos hemos decidido proveer un nuevo párroco a Brinkmann que permita la atención de las parroquias de Colonia Vignaud y Seeber y que San Pedro, que pertenece como jurisdicción parroquial a Morteros, sea atendida desde allí”.
La decisión de proveer de un sacerdote para Brinkmann “significa sacar a un sacerdote de un lado y de esa manera se genera una necesidad tras otra. Por eso se han producido estos movimientos”.
Movimientos “habituales”
A partir de estas modificaciones en el destino de los sacerdotes dentro de la diócesis, monseñor Buenanueva explicó que “son habituales en esta época del año” dentro de lo cual “la comunidad de Brinkmann necesitaba del destino de un sacerdote por inconveniente de salud del padre que anteriormente se desempeñaba en ese destino”.
A esta situación se agrega el hecho de la escasez de nuevos sacerdotes tan necesarios para cubrir los destinos de las diferentes parroquias. En este caso, la última ordenación sacerdotal se dio en 2017. Esto significa que hace seis años que no se ordena un sacerdote de la diócesis de San Francisco.
De hecho, por la falta de nuevas vocaciones, el obispo admitió que “la congregación salesiana se está quedando sin sacerdotes a partir de una reducción de personal muy grande. Esto hizo que se hayan tenido que dejar de lado obras en varios lugares”.
Por último, reconoció que los inconvenientes derivados de la falta de vocaciones sacerdotales “es un problema que está enfrentando la Iglesia en toda la Argentina”.