Análisis
Difundir los beneficios de la lectura
La lectura reduce el estrés, acumula reservas de conocimiento que no solo sirven para cualquier actividad, sino que terminan siendo beneficiosos para la salud.
La Fundación Leer abrió la inscripción de las escuelas para la próxima Maratón de Lectura que se llevará a cabo el 27 de septiembre. Cada año, esta actividad es una singular propuesta para acercar a niños y jóvenes al hábito de la lectura, central para desarrollar capacidades de pensamiento crítico y ejercer la ciudadanía entre otros beneficios.
En esta ocasión, los organizadores han decidido explorar la literatura humorística. “Queremos que la Maratón sea una oportunidad, por supuesto, para leer y desde allí preguntarnos juntos ¿cómo hace la literatura para llevarnos a las risas y a las carcajadas? Nosotros ya comenzamos a trabajar y empezamos a preparar los materiales que estarán disponibles este año”. En este punto, los institutos interesados podrán acceder a una guía de actividades con propuestas y sugerencias de lectura en torno al lema y materiales con ideas para llevar adelante con tu grupo de niños y niñas.
Según la Fundación Leer, “el año pasado más de 4 millones de chicos, jóvenes y adultos se sumaron a la Maratón en toda la Argentina”. Un éxito que permite constatar la necesidad de que el hábito de leer se incorpore de modo activo en las conductas de las nuevas generaciones. Porque un mundo sin lecturas, sin referencias textuales es un inmenso espacio vacío en el que el ser humano puede ser objeto de manipulación y coerción.
No se puede admitir que la reflexión y la posibilidad de abstracción que el acto de leer supone sean fagocitadas por una cultura del “todo hecho”, por la instalación de algoritmos que filtran información y generan “mundos” en los que está vedado el pensamiento crítico. Esta realidad impacta en las conductas de niños y adolescentes y los marca para toda su existencia. En este tiempo, se afirma que la antigua concepción de que, para leer, un niño debía estar alfabetizado ha sido reemplazada por la convicción de que la lectura no se reduce a la sola decodificación de un sistema de signos alfabéticos. Un niño pequeño no necesita saber leer para descubrir su golosina preferida en el mostrador de un quiosco, o para reconocer a un personaje de una película en una juguetería. En muchos casos tampoco necesitan a los adultos para manipular pantallas. Por ello, resulta esencial que el ser humano se familiarice con el libro desde la más temprana infancia.
Por otra parte, se ha escrito mucho sobre los beneficios de la lectura. Se incrementan la imaginación y la empatía. Permite profundizar la introspección, la concentración, la memoria, la escucha y la atención, todas habilidades esenciales en un mundo repleto de impactos sensoriales que distraen, alteran las condiciones necesarias para el aprendizaje y generan “ruidos” potencialmente conflictivos. Además, leer reduce el estrés y permite acumular reservas de conocimiento que no solo sirven para desempeñarse en cualquier actividad, sino que terminan siendo beneficiosos para la salud.
Los índices de lectura vienen cayendo cada año. Y los sistemas educativos no hallan respuestas al problema. Quizás haga falta una mejor comunicación sobre los beneficios de esta actividad. O también la acción de fundaciones como la citada y de otros organismos públicos y privados para promover el hábito de leer en las nuevas generaciones a través de campañas de información y estímulo.