Sociedad
Día Internacional del crochet: el arte de tejer solidaridad y bienestar
Las jornadas de tejido de Cáritas de la Parroquia Cristo Rey, a las que todos los lunes asiste un grupo de mujeres, se destacan por su enfoque en la esencia misma de la humanidad: la empatía y el apoyo mutuo.
Por Isabel Fernández | LVSJ
Los colores de las lanas inundan toda la mesa y en sus manos habilidosas, el ganchillo teje punto a punto, formando cuadros, flores, líneas que se unen creando mantas coloridas de todos los tamaños, chalequitos para bebé, medias o escarpines.
Pero ese ganchillo no solo teje abrigos, sino también redes de solidaridad, de sueños y de bienestar para todos: tanto para las tejedoras como para los que más lo necesitan.
Cada 12 de septiembre se celebra el Día Internacional del Crochet, un arte milenario que no pierde vigencia y que llega como una terapia sanadora. En el marco de esta jornada especial, LA VOZ DE SAN JUSTO recogió un puñado de testimonios de las integrantes del grupo de tejido al crochet de Cáritas de la Parroquia Cristo Rey.
Todos los lunes de 14 a 16, en el Ateneo de Cristo Rey o en el salón parroquial, un grupo de mujeres dona su tiempo y su habilidad para tejer abrigos para los más necesitados; y no solo ayudan a los demás, sino que se ayudan a sí mismas.
Sonia Castagno, Marianella Cuevas, Flora González y Ana María Gerbaudo contaron por qué disfrutan tanto de poder practicar este arte.
"Para mí el crochet es una compañía, una manera de enfocar mi mente en otra cosa, es una terapia que me ayuda a relajarme y me olvido de los problemas. Soy bastante autodidacta y ahora con las redes sociales y tutoriales de youtube es más fácil", aseguró Sonia de 61 años quien contó que aprendió a tejer cuando era muy chica y que sus primeras creaciones fueron la ropita para sus muñecas.
Destacó que tejer "es muy lindo, pero hacerlo para ayudar a otros es mucho más gratificante. Cuando estaba activa laboralmente siempre pensaba en que cuando me jubilara iba a dedicar parte de mi tiempo a ayudar a los otros y lo encontré acá en este grupo y con el crochet".
Sonia afirmó que el grupo es un espacio muy importante en su vida. "Charlamos, nos ayudamos entre nosotros, aprendemos puntos o modelos nuevos y nos sentimos gratificadas cuando sabemos que las mantas o lo que hicimos abrigan a quienes no tienen recursos".
"Además el compartir con mujeres más grandes es enriquecedor y ayuda a ver la vida de otra manera, el ejemplo, fuerza y firmeza de la gente mayor de salir de la casa y tener ganas de compartir y aprender, es algo que hay que rescatar", dijo.
Marianella Cueva, tiene 32 años, aprendió crochet cuando era una adolescente, a los 17 años y esperaba su primera hija. "Estaba embarazada de mi primera nena y me enseñó a tejer una vecina, Estela que estaba enferma de cáncer y yo le hacía compañía, era joven, tenía 30 años y una nena de 3", contó.
Recordó: "Ella me enseñó a hacer los escarpines, la ropita, todo lo necesario para mi beba que nacía en invierno. Nació mi bebé, ella la pudo conocer pero al poco tiempo falleció por su enfermedad. Fue muy importante para mí y tengo un buen recuerdo".
"Encontré este grupo en redes sociales y como me gusta tejer me pareció buena idea venir a tejer y sobre todo hacerlo para ayudar. Lo recomiendo, me gusta mucho el crochet", remarcó Marianella.
"Me hace bien"
El crochet la ayudó a alejar sus días de soledad tras el fallecimiento de su esposo y a recuperar las fuerzas después de atenderlo durante una dura enfermedad. Ana María Gerbaudo de 77 años, empezó este año a asistir a las reuniones del grupo de tejido de la Cristo Rey.
"El compartir todas juntas este arte me ayudó muchísimo -resaltó Ana-. Mi doctora me dijo que tenía que estar en un grupo porque desde que quedé viuda estaba muy sola, mi hijo trabaja mucho. Así fue que llegué a la Cristo Rey y estoy mucho mejor, estaba bastante mal después de la enfermedad de mi esposo, no dormía bien y hasta llegué a bajar mucho de peso".
Ana aseguró que ahora está mucho mejor. "Este grupo me hace bien, como a todas, porque además ayudamos a quienes lo necesitan".
Flora González 88 años fue costurera durante 30 años, ahora, al quedar viuda decidió seguir haciendo algo con sus manos y se sumó al grupo de tejido de la Cristo Rey. Flora aceptó el desafío de aprender crochet, aunque teje a dos agujas, todo suma cuando hay que ayudar.
"Me siento muy bien en este grupo y quiero aprender crochet, esto es como una terapia, las integrantes del grupo son muy buenas compañeras", comentó contenta.
Para hacer más donaciones las tejedoras necesitan lana
En el Día Internacional del Crochet saludamos a las tejedoras de Cáritas de Cristo Rey y todas las tejedoras y tejedores de la ciudad, la zona, el país y el mundo, agradeciendo el trabajo creativo de sus manos que contribuye a la construcción de una sociedad mejor.
En lo que va del año, el grupo tuvo una gran producción y ya entregaron mantas, frazadas y ropita de bebé a las guarderías municipales Maestro Aguirre y Manuel Belgrano; al grupo Grávida que funciona en la Parroquia San José Obrero, al Cottolengo Don Orione, al Hogar de Ancianos Enrique Carrá y algunas de manera puntual a familias que necesitaron.
El trabajo es incesante y las ganas de ayudar también, por eso necesitan la colaboración de toda la comunidad para poder seguir creando sus abrigadas piezas por lo que reciben donaciones de lana de cualquier color y grosor, nueva o restos de lana, también ropa tejida que se pueda destejer y así reutilizar la lana. Pueden comunicarse al teléfono 3564 659658, la coordinadora del grupo es Beatriz Virano.
Una técnica artística
El tejido a crochet o ganchillo es una técnica artística mediante la cual se utilizan hilos de lana y una aguja de tejer o ganchillo (de plástico, metal o madera), para la elaboración de diversos tejidos. Esta técnica artesanal y manual consiste en crear una malla de tejido, pasando un anillo de hilo por encima de otro, entrelazándolos hasta formar el tejido a crochet. Se puede tejer prácticamente de todo, desde prendas de vestir hasta artículos de decoración.
Es considerado un arte con orígenes remotos en las culturas árabe, americana y china, popularizándose en Europa a partir del siglo XVI. Una de las últimas tendencias de esta técnica artística se denomina amigurumi, que significa "peluche de punto". Es una técnica japonesa de crochet, en la cual se tejen graciosos muñequitos con infinidad de formas: perros, gatos, conejos, personajes de dibujos animados, entre otros.
Origen del día
La creación de este día internacional en el año 2007 surgió por iniciativa de Jim Price, un artesano estadounidense especializado en la confección de ganchillos tallados a mano con maderas especiales. Con este día quiso homenajear el arte del tejido a crochet.