Análisis
Desempleo: en juego está la dignidad
Si la recesión pronunciada no encuentra piso, la inflación vuelve a crecer y los saltos cambiarios se producen bruscamente, el desempleo podría alcanzar guarismos dramáticos. La dignidad de millones de compatriotas está en juego.
La recesión impactó en el mercado laboral e hizo crecer la desocupación hasta 7,7% en el primer trimestre del año, según informó el Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (Indec). Así, ese indicador social desmejoró desde el 5,7% con que había cerrado el 2023 y desde el 6,9% del primer trimestre del año pasado.
Esto implicaría que hay, aproximadamente, unos 1,7 millones de personas desocupadas, lo que implicaría unos 525.000 desocupados más solo en el primer trimestre del año. Esa cifra global está explicada por una pérdida de 310 mil empleos (81.600 registrados y 228.400 en la informalidad), mientras que 214.000 responden al aumento de la oferta laboral que no logró conseguir trabajo. Es el nivel de desempleo más alto desde el segundo trimestre de 2021 cuando la economía aún salía de los efectos de la cuarentena estricta y las restricciones a la actividad económica.
Desde hace mucho tiempo, cada vez que se aborda la temática del desempleo en esta columna, se advierte sobre la preocupación social que crece en torno a este problema. Y desde hace más de dos décadas se viene sosteniendo aquí que el desempleo es el principal escollo para recuperar la dignidad de millones de compatriotas. Porque los perjuicios de la falta de fuentes de trabajo se transforman en exclusión social, trituran el lógico anhelo de progreso, atizan el rencor y la división y generan quiebres personales y familiares tan nocivos como graves.
No cabe duda de que los datos estadísticos dados a conocer reflejan la caída de la actividad económica en la primera parte de este año, aun cuando haya tenido éxito los esfuerzos del gobierno nacional por estabilizar la macroeconomía y alcanzar el equilibrio fiscal. El descenso de la tasa de actividad es una consecuencia negativa que debe ser atendida con presteza por las autoridades, porque afecta directamente al trabajo de los argentinos.
La preocupación social en materia económica está virando, según las últimas encuestas. A comienzos de 2024, la inflación era el tema crucial a resolver. Ahora, el crecimiento de los precios se ha desacelerado de modo evidente. Asimismo, se ha demostrado que la emisión descontrolada para cubrir los agujeros enormes del déficit fiscal es la causa primera de este fenómeno que desde hace décadas está presente en el país. Sin embargo, la reducción de la inflación y el aumento del desempleo son facetas contrapuestas que ponen en riesgo cualquier programa de estabilización, algo que ya los argentinos hemos experimentado en el pasado.
Es un logro destacable que se haya conseguido algo de estabilidad en la macroeconomía. No es poco si existe confianza. Pero la confianza es un fenómeno que requiere ser fortalecido de modo constante. Si se pierde, aparecen los problemas otra vez. Si la recesión pronunciada no encuentra piso, la inflación vuelve a crecer y los saltos cambiarios se producen bruscamente, el desempleo podría alcanzar guarismos dramáticos. Atender esta cuestión crucial es imprescindible. La dignidad de millones de compatriotas está en juego.