Salud Mental
De suicidio sí se habla, por eso Jésica y Paola “cambian la narrativa” para prevenir
Tras perder a su hermano Germán por suicidio, Jésica Benavídez y Paola Ríos crearon en Frontera el grupo Familias Unidas, de contención y apoyo a las familias que pasaron por lo mismo. Cuentan su experiencia de vida y convocan a todos a romper el silencio y hablar del tema para así poder concientizar.
Por Isabel Fernández | LVSJ
El suicidio es una de las experiencias más devastadoras que puede enfrentar una familia, dejando un profundo impacto en todos sus miembros. Hace tres años, Jésica Benavídez y Paola Ríos, perdieron a su hermano Germán “Pupi” Benavídez por suicidio y, aunque es un dolor que nunca van a dejar de sentir, decidieron convertirlo en concientización.
Por eso crearon el grupo Familias Unidas de Frontera que brinda contención y acompañamiento abierto a las familias que perdieron seres queridos como consecuencia de esta tragedia incomprensible.
Septiembre es el mes de la prevención del suicidio en el que se realizan acciones para crear conciencia, derribar mitos, generando una cultura de comprensión y apoyo. Cada 10 de septiembre se conmemora el Día Mundial para la Prevención del Suicidio, este año bajo el lema "Cambiar la narrativa".
Jésica y Paola cambiaron esa narrativa y hablan del tema, brindando su testimonio a LA VOZ DE SAN JUSTO, en un relato poderoso que, aunque refleja el dolor, busca visibilizar la importancia de la salud mental, la necesidad de una comunicación abierta sobre el sufrimiento emocional y también la de construir entornos de apoyo que permitan a quienes enfrentan situaciones similares encontrar consuelo y comprensión. Porque la conexión y el apoyo mutuo son esenciales en el camino hacia la sanación.
“Con este dolor aprendimos a valorar los pequeños detalles de la vida, a brindar escucha cuando el otro está necesitando y a entender que al dolor ajeno hay que respetarlo. Es muy duro y te da impotencia cuando pasa esto con un ser querido -aseguraron-. Jamás imaginamos que podría ser víctima de suicidio”, aseguraron Jésica y Paola.
Agregaron: “Creo que algún momento sentimos el dolor que sintió él, su sufrimiento. Con eso nos fuimos haciendo fuertes y tratamos de prevenir, concientizar, de no quedarnos con lo que sabemos, con lo que vivimos, sino poder transmitirlo. Nos capacitamos para poder brindar información y también para entender el por qué de su decisión, que su muerte no sea en vano, porque él era muy generoso, siempre ayudaba”.
Las señales
Las hermanas contaron que cuando pasó lo de su hermano “no supimos si estaba deprimido, quizá dio alguna señal, pero nunca tuvimos una conversación, ni tampoco puntualmente pidió ayuda”.
Jésica recordó que no aparentaba estar depresivo, “él era alegre y lo transmitía, todo el tiempo trataba de hacer reír a los demás y brindaba consejos sobre la vida que son los que tendría que haber tomado. Tenía planes y proyectos a futuro. Después nos dimos cuenta que enviaba avisos, no diciendo directamente ‘ayudame’ pero con palabras sueltas. Nos pedía que nos sacáramos fotos con él y nunca nos decía que se las enviemos. No le gustaban las fotos pero creo que era su forma de decir que la guardemos de recuerdo”.
El duelo de la familia
La muerte por suicidio no solo afecta a la persona que ha partido, sino que también deja a los seres queridos lidiando con una mezcla de emociones complejas, como la culpa, la tristeza y la impotencia.
Jésica y Paola, al compartir su historia, no solo honran la memoria de su hermano “Pupi” Benavídez, sino que también abren un espacio para la reflexión y el diálogo sobre un tema que sigue siendo un tabú.
Jésica Benavídez remarcó que a la salud mental “hay que darle la misma importancia que le da a cualquier dolor que aparece en el cuerpo, como la física, la salud mental es igual, si no se trata puede llevar a enfermarnos”.
“Queremos que se hable de suicidio y salud mental en todos lados, también en los colegios. Ya tuvimos una charla en una escuela Proa donde chicos y adultos pudieron hacer preguntas, aunque creemos que sabemos todo sobre el tema, resulta que no es así, lo comprendemos de otra manera”, añadió Paola.
“Muchos dicen que las personas que intentan el suicidio están llamando la atención, pero no es así, con lo que pasó con mi hermano nos dimos cuenta de muchas cosas, de la falta de información que teníamos lamentablemente sobre este tema, porque si hubiésemos sabido esto, quizá tendríamos a nuestro hermano con nosotros o lo hubiéramos podido ayudado de otra manera”, dijo.
Alejar la culpa
Cuando una persona se suicida, la familia queda con una herida abierta que es muy difícil de cerrar. “Lo primero que les digo a esas familias es que no tienen la culpa de eso que pasó. El suicidio no se da por un solo motivo, sino que es multicausal, sí hay un detonante, pero la persona lo viene pensando”, remarcó Jésica.
Afirmó que en ese momento de desesperación “uno se siente culpable y también buscamos la culpa en otro, que tampoco la tiene. Esto es porque no se tiene la información necesaria, hay que entender que es una decisión que tomó la persona”.
“No hay que silenciar la información sobre el suicidio, hay que hablar, hablar también de cómo se sienten luego de la pérdida de un familiar. La persona que se suicida no es cobarde ni valiente, es alguien que está abrumado y no hay que juzgar, tampoco hay que minimizar su dolor. También es importante llegar a los centros de salud”, manifestó Jésica.
Paola agregó que, en los encuentros, además de concientizar se les ofrece a las familias tratamiento psicológico si es necesario. “Es importante que sepan que es un derecho previsto en la Ley 27.130 de prevención del suicidio, que los familiares deben tener el tratamiento adecuado”.
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Romper el silencio
La licenciada en Psicología Irabel Muccillo, coordinadora del Programa de Prevención del Suicidio en la localidad de La Francia convocó a todos a romper el silencio y hablar de suicidio. “La propuesta de este año es ‘Cambia la narrativa, inicia la conversación’. Si se habla de suicidio se rompe el estigma que acompañó a esta problemática durante años”.
“Es un desafío de todos, hablar responsablemente del tema puede hacer que a alguien busque ayuda, se sienta acompañado y así posibilitar salvar una vida. No mantengamos en silencio algo que ocasiona ruido”, remarcó.
Advirtió que el departamento San Justo “tiene la tasa de suicidio más alta de la provincia y las estadísticas crecen a nivel mundial. Actualmente en la provincia existe el programa de prevención de conductas suicidas que lleva acabo muchas acciones de capacitación a equipos y comunidad para favorecer la atención en cada comunidad”.
Cómo impacta en el entorno
Explicó que en la familia “el duelo por suicidio provoca un dolor y vacío profundo, no hay despedida ni explicaciones, surgen los interrogantes, la culpa y sensación de abandono son constantes”.
“El suicida tiende a pensar que su decisión, además de ser un alivio para él, también lo es para la familia y claramente no lo es. El entorno queda muy afectado, es una carga muy pesada que necesitamos acompañar para aliviar el peso y seguir adelante”, aseguró la psicóloga.
Recordó que existe la Ley Nacional de Prevención del Suicidio 27.130 y la Ley Nacional 26.657 de derecho de protección de la salud mental que plantea, entre otras cosas, el derecho de recibir atención en su lugar de residencia.
La Ley 27.130 de Prevención del Suicidio establece la creación de un sistema de registro de intentos de suicidios y suicidios cometidos, y obliga a las obras sociales a brindar cobertura asistencial a las personas que hayan sido víctimas de intento de suicidio y a sus familias. También la confidencialidad de la información de las personas que hayan intentado suicidarse y la capacitación obligatoria para los trabajadores de la salud, educación, seguridad y justicia en la detección y atención de las personas en riesgo de suicidio.
Señales de alerta
Todos somos un eslabón fundamental en la cadena del suicidio, para poder ayudar debemos reconocer las señales de alerta y estas son:
- Cambio en hábitos cotidianos, pérdida de interés y motivación.
- Actitud ansiosa, irritabilidad.
- Depresión, aislamiento.
- Sensación de carga.
- Comentarios negativos sobre sí mismos o la vida.
- Apatía.
- Descuido de la higiene.
- Aparición de autolesiones en alguna parte del cuerpo.
Líneas de ayuda
El suicidio es prevenible a través de la difusión de información pertinente y adecuada. En San Francisco se puede acudir al servicio de Salud Mental del hospital Iturraspe, 03564-443790 (número fijo), a nivel nacional llamando al 0800-345-1435. Más información en Instagram: Familias Unidas – Frontera San Fco y Empesares.