Historias
De Santiago Bal al viaje de egresados: el recuerdo de la primera promoción del Eempa
La institución pionera en la educación de adultos está cumpliendo sus primeros 50 años. Un ex alumno, Carlos Belizán, recordó con emoción su paso por la escuela de Frontera, sus enseñanzas y anécdotas. “Me dio la posibilidad de terminar el secundario, de seguir una carrera”, contó.
Por Stefanía Musso | LVSJ
La Escuela de Enseñanza Media para Adultos (Eempa) Nº 1062 “General Don José de San Martín” de Frontera está cumpliendo sus primeros 50 años de vida.
Por la entrada de una antigua casona un mástil con la Bandera argentina da la bienvenida. En sus pasillos y aulas se respira la calidez de una oportunidad; por allí pasaron cientos y cientos de adultos buscando la posibilidad de terminar los estudios de nivel medio.
En los comienzos, hace medio siglo atrás, sus estudiantes, casi todos trabajadores de San Francisco y Frontera y otras partes de la región, apostaron a un sueño: cumplir con la materia pendiente de terminar el secundario.
Entre quienes integraron la primera promoción estaba Carlos Belizán, que hoy tiene 81 años. Él es un ejemplo de esfuerzo y sacrificio, y testimonio viviente del trabajo y el compromiso de estudiantes y profesores por hacer crecer a la querida Eempa.
Una “materia pendiente”
Carlos siempre supo que el secundario era una deuda personal y con más de 30 años, sabía que tenía que cumplirla sin importar la edad. “En aquel momento trabajaba en un taller de mecánica para el automotor y era dificultoso poder estudiar y trabajar a la vez. Terminar la secundaria era una materia pendiente para mí”, confesó.
Por entonces, Carlos estudiaba en una escuela nocturna de San Francisco, pero al enterarse de la existencia del Eempa en Frontera, no dudó y pidió el “pase”.
“Recuerdo que leí en una publicación del año 1974 de LA VOZ DE SAN JUSTO donde informaban sobre el comienzo de las inscripciones para empezar el cursado del nivel secundario. Les pregunté qué papeles hacían falta, fui a la nocturna que funcionaba en la Escuela Iturraspe para que me permitieran el ´pase´ y sin problemas, empecé acá (en la Eempa) en agosto de 1974”.
“En aquel momento trabajaba en un taller de mecánica para el automotor y era dificultoso poder estudiar y trabajar a la vez".
Más que alumno, un colaborador
Para Belizán, la Eempa fue algo más que una posibilidad de terminar el secundario. De alguna manera, el hombre “se puso al hombro” la institución para convertirla en un lugar mejor para las futuras generaciones. “Necesitábamos la seguridad que la escuela continuaría, por eso viajé en dos oportunidades al Ministerio de Educación de Santa Fe para que nos aseguraran que podíamos seguir adelante. Además, creé la cooperadora escolar para recaudar fondos”.
El recuerdo del viaje de egresados
El viaje de egresados es el broche de cierre para cualquier curso y para Carlos y sus compañeros, era un anhelo. “Cuando se acercaba el año 1976 y estábamos cerca de terminar nuestro cursado, queríamos hacer el viaje a las sierras de Córdoba”.
Él y los demás estudiantes decidieron hacer un evento para recaudar fondos. “La idea era traer un espectáculo para juntar dinero y costear el viaje. Un compañero hizo el contacto con el humorista Santiago Bal y él no quería venir a la ciudad, pero logramos convencerlo y se presentó en el Hotel Libertador con su show ‘Tocata y fuga de Bal’ junto a Rolo Puente y Thelma del Río”, recordó Carlos.
Eran días de lluvia y Carlos con su Fiat 600 se encargó de repartir las entradas de lo que fue un evento histórico para la ciudad. “Fue tal la convocatoria que se agotaron las entradas. Mucha gente que no consiguió entradas se agolpó en las puertas del hotel y nosotros le pedimos a Bal si no podía dar otra función y dijo que sí. ¡Fue una locura!”.
Los estudiantes lograron juntar así todo el dinero para el viaje a las sierras de Córdoba además de escribir un capítulo en la historia del entretenimiento en San Francisco.
“Esta escuela para mí es muy importante porque me dio la posibilidad de terminar el secundario, de conocer muchas personas. La escuela la llevó en mi mente y en mi corazón”, expresó.
“Pasar frente a la escuela es recordar cada momento vivido. La Eempa me permitió comenzar mi carrera de Martillero Público y aunque no la finalicé, muy pronto terminaré el cursado porque estudiar es muy importante para mí”.
Los chicos tienen que estudiar porque es el porvenir”, concluyó a modo de mensaje para las nuevas generaciones.