Análisis
De pacto a consenso hay largo trecho
En la agitada realidad argentina, aplica aquel viejo refrán. Es que hay un trecho significativo entre el ambicioso Pacto de Mayo lanzado por el presidente Javier Mili en su discurso de apertura de sesiones del Congreso y el denominado Consenso de Mayo que prometió el Día de la Patria en Córdoba.
El dicho es por demás conocido y utilizado: “Del dicho al hecho hay un largo trecho”. Es tan antiguo que los lingüistas no encuentran referencias que permitan hallar su origen. Con todo, diversos expertos señalan que procede de una expresión latina. Esta es “Loqui facile, praestari difficile”, que viene a significar que hablar es fácil, pero hacer no tanto. Esta referencia aparece por primera vez en un diccionario de 1787, según se puede leer en sitios de filología de universidades españolas. En uno de ellos se afirma que “la primera aparición escrita de este refrán data de 1549, cuando fue recogido en el Libro de refranes y sentencias de Mosén Pedro Vallés.
Además, estudios de historia de la literatura en castellano sostienen que “la popularidad de esta expresión queda también reflejada por su aparición en distintas obras de la literatura española. Quizá la más famosa corresponde a Miguel de Cervantes Saavedra, que lo utilizó doblemente en la segunda parte del Quijote de la Mancha, empleándolo primero en boca de Alonso Quijano para hablar con Sancho, y unos capítulos después como respuesta del escudero al hidalgo”.
Con todo, lo que significa este refrán está claro. Cualquier acción que en la teoría se presentaba como sencilla, puede estar llena de complicaciones en cuanto se salta al terreno práctico. De ahí que se lleve usando desde hace siglos, pues su significado no pierde vigencia por mucho que pase el tiempo.
En la agitada realidad argentina, el añejo refrán se podría aplicar con variaciones, afirmando que hay un trecho significativo entre el ambicioso Pacto de Mayo lanzado por el presidente de la Nación en su discurso de apertura de sesiones del Congreso y el denominado Consenso de Mayo que prometió en su alocución del Día de la Patria en Córdoba. Ambas convocatorias lejos están de ser precisas. Pero los acontecimientos han determinado que aquella idea inicial, en la que se incluyeron principios que debían ser analizados y profundizados, deviniera en el tímido anuncio de una posible experiencia que ni siquiera tiene la forma de una convocatoria formal.
La historia argentina evoca pactos trascendentes que modificaron la realidad nacional. En el mismo Preámbulo de nuestra Constitución se hace referencia a algunos de ellos “preexistentes” al texto de la Carta Magna. Por caso, el Tratado del Pilar; el Tratado de Benegas; el Tratado del Cuadrilátero; el Pacto Federal; el Protocolo de Palermo y el Acuerdo de San Nicolás de los Arroyos. En todos ellos, luego de arduas discusiones y severos enfrentamientos se establecieron las bases para construir la República federal y promover la paz interior.
En el mismo sentido, distintos gobiernos lanzaron iniciativas para formar comisiones o entes en los que estuviesen integrados los distintos sectores de la población. Se pueden citar el Pacto Social de Cámpora al que Cristina Kirchner rescata, el Acuerdo Social de la última presidencia de Perón, las convocatorias de Alfonsín a todos los sectores productivos para frenar la conflictividad social, el denominado Diálogo Argentino luego de la crisis de 2001, entre otros. Lamentablemente, más allá de algunos escasos logros, estas iniciativas fueron naufragando tarde o temprano.
La historia puede enseñar que los pactos suscriptos con convicción, no sin antes atravesar circunstancias traumáticas para nuestro pueblo, permitieron consolidar las instituciones. Los llamados a acuerdos y la formación de consejos o comisiones que se repitieron a lo largo de los años no alcanzaron a cuajar.
Esto quizás se deba a que de los pactos a los consensos también hay un largo trecho.