De la convulsionada Venezuela a la tranquilidad de un pueblo que los refugió
La familia venezolana que en enero recaló hace tres semanas en San Francisco tras una peripecia de película, hoy vive y trabaja en Estación Luxardo, pero ahora con un integrante más.
Russell Adrián Maneiro González tiene dos meses de vida. Nació el 7 de febrero de este año en el Hospital "J. B. Iturraspe", un mes más tarde que LA VOZ DE SAN JUSTO publicara en sus páginas la odisea de película que habían vivido sus padres y su abuela, venezolanos, que habían arribado a San Francisco.
Alejados de la convulsionada Venezuela, hoy Estación Luxardo alberga a esta familia, que es más numerosa.
Francis y Ricardo junto al pequeño Russell, comenzando una nueva etapa en Estación Luxardo
Odisea, aquí y allá
Ricardo Alberto Maneiro Zorzini (36), su mujer, embarazada, Francis Jaqueline González (22) y la madre del muchacho, Tibisay Zorzini, el 6 de enero de 2016 habían salido desde Mérida, localidad ubicada en los andes venezolanos, hacia Cúcuta, en Colombia -separadas por más de 200 kilómetros- para comprar comida y poder abastecerse. Cuando regresaron se encontraron con la frontera cerrada y el paso denegado. Fue allí que comenzó la peripecia que casi un año después los trajo a nuestra ciudad.Ante la negativa a ingresar a su país, Ricardo Maneiro Zorzini, su mujer, embarazada, Francis Jaqueline González y la madre del muchacho, Tibisay Zorzini, había emprendido viaje hacia Colombia nuevamente donde vivieron durante tres meses. Luego desembarcaron en Quito, Ecuador, cuatro meses; Perú, otros tres meses, y un mes en Bolivia. Finalmente recalaron en La Quiaca, Argentina, hasta llegar a San Francisco.
Habitaban una precaria construcción prestada por un vecino en barrio San Cayetano y aunque a través de muchas muestras de solidaridad les brindaron aquellas cosas indispensables para su hogar, la inseguridad se encargó de opacar el gesto y el esfuerzo, ya que fueron víctimas del robo de las pocas pertenencias que habían logrado juntar el tiempo que vivieron en nuestra ciudad. Esto motivó su traslado a Estación Luxardo.
Elegir ser argentino... y cordobés
"No nos vamos más a Venezuela. Si volvemos, es para ver a nuestros parientes", dijo Ricardo, que recién llegaba de trabajar en la gomería del pueblo.
Por su parte, Tibisay halló empleo como cuidadora de una señora mayor, tarea en la que también colabora su nuera.
"Russell es cordobés, cordobés", repite su papá intentando adoptar la tonada provinciana pero con influencias caribeñas.
"Nació el 2 de febrero, por cesárea, en el hospital de San Francisco, después de que rompí bolsa. Nos fuimos caminando un trayecto del pueblo y después viajamos a San Francisco para que naciera allá", recordó Francis.
Los Mainero-González se mostraron felices de tener un techo bajo el cual vivir. "Tener el campo frente a la casa, estar tranquilos y poder trabajar, a nosotros nos da mucha felicidad", expresó Francis, quien en su país siempre vivió en hogares, mientras que Ricardo, frente a la playa.
Para ellos, criar a Russell en la Argentina es más sencillo. "Me comunico con mi familia cada vez que puedo. Se los extraña, pero ellos saben que estamos bien y seguros acá. Mis hermanas siempre preguntan cómo está Russell y yo le digo que está ¡como un chancho!", bromeó la joven mamá sobre la alimentación de su hija, que pude decirse abundante si se compara con la realidad a la que tendrían que enfrentar en Venezuela, ante la escasez de alimentos.
"Vamos a ir a Venezuela, pero de vacaciones, a ver la familia. Estamos tranquilos de que Russell sea argentino", contaron.
Rebuscárselas
Vendiendo vinchas en Frontera, Luis Salvagno encontró a la familia venezolana y se pusieron a charlar. Salvagno, de Estación Luxardo, hacía poco que junto a su familia había regresado de un viaje de placer en Venezuela. La charla se extendió y Salvagno les propuso a los Mainero González la posibilidad de tener un trabajo más redituable en su pueblo, cuidando a su madre, una mujer mayor que necesita atención. Tibisay, que tiene conocimientos de enfermería, podía tomar el trabajo; Francis ayudar y Ricardo conseguir algo en la zona. Todo parecía acomodarse mejor.
Durante la mudanza, la familia extranjera sufrió un robo. "Nos robaron todo. No nos quedó nada de nada. La primera vez que fuimos a Estación Luxardo llevamos lo indispensable y algunas cosas quedaron en la casa de barrio San Cayetano. Cuando regresamos por lo que faltaba, no había más nada", manifestó Ricardo.
"Mucha gente nos había donado ropa nueva para Russell, que aún estaba en su envoltorio, y nos la robaron. El cochecito del bebé también nos los sustrajeron. Era nuevo, pero por suerte pude conseguir otro".
"Fue difícil vivir en la carpa en la que estábamos -la que armaron dentro de la construcción que habitaban en San Cayetano, sin techo, ni aberturas- . Nos mojábamos en cada lluvia, nos caía granizo en el cuerpo. Era peligroso también", dijo el padre de familia.
"Si consiguiéramos un lugar cómodo y seguro en San Francisco, volveríamos, pero tenemos miedo de perder las cosas de nuevo", acotó.
Diario de vida
Ricardo y Francis escribieron una carta y crearon un álbum para que Russell, cuando crezca, tenga la oportunidad de saber cómo fue la odisea que vivieron sus padres para poder darles un futuro mejor.
"Tiene su cuaderno, su álbum y una carta. Le escribimos como una suerte de libro desde que está en mi vientre", dijo la mamá primeriza.
El cuaderno retrata a modo de diario íntimo cómo salieron de Venezuela en busca de alimentos y nunca más pudieron regresar; la estadía en Colombia, "como me subía a los camiones con la panza, todo con tal de llegar a la Argentina, que es donde yo quería estar", recordó Francis.
"Russell es nuestro ángel. Es muy sanito y lo queremos mucho. Vivir aquí es especial", acotó Francis.
"Queremos que Russell se eduque en este país. Que tenga un futuro y una posibilidad. Va a tener acento y será bien argentino".
Sobre si en algún momento piensan en gestionar la nacionalidad venezolana para su hijo, la pareja no dudó: "No sabemos cuál sería su futuro si tuviera nacionalidad venezolana. Nos da miedo que sufra como nosotros".
Preocupados por su país
La situación en Venezuela es cada vez más tensa. La escalada de violencia en las calles principales del país que ya se ha cobrado muchas muertes y arrestos de quienes reclaman por sus necesidades y piden elecciones urgentes, preocupa a los Mainero González.
"Hablamos con nuestra familia en reiteradas ocasiones y nos piden dinero. Ahora se complica enviarles plata porque el bebé necesita pañales y es nuestra prioridad. Apenas tengamos, les vamos a enviar", indicó Francis.
"Venezuela está mal y da tristeza. En las redes sociales nuestros compatriotas muestran lo mal que la están pasando. Estar aquí nos da una tranquilidad impagable", destacó Ricardo.
"Vemos cómo pasan penurias. El presidente Nicolás Maduro retuvo los pasaportes y se los quitó a la gente para que no salieran del país", aportó Tibisay.
"Desde que nosotros salimos, ya no se conseguía nada en Venezuela, ¡imagínate ahora! Un paquete de arroz que antes estaba 12 bolíveres, hoy está 5.000. ¡Es imposible comer!", añadió.