“Cuerpito” Cornaglia y los primeros funebreros de la ciudad
Hemos tratado ya en este ciclo el caso de cadáveres que aparecían incorruptos al abrir un cajón. Pero nunca antes se había escuchado de un cuerpo convertido en tronco de árbol. En "La quinta del Ñato", capítulo 11, abordamos el caso de un sanfrancisqueño que tuvo eco en los medios nacionales. "No estaba muerto", la historia de "Cuerpito" Cornaglia y los primeros funebreros de la ciudad.
Por Manuel Montali | LVSJ
El apellido Cornaglia está vinculado a los primeros servicios fúnebres que se prestaron en la ciudad. Don Luigi, inmigrante italiano, fue uno de los cocheros pioneros, y su hijo Ricardo heredó el oficio, con una empresa que fue innovadora en muchos aspectos claves de las exequias.
Ricardo José, o "Cuerpito", nació en 1896 en San Francisco. Fue uno de los nueve hijos de los inmigrantes Luigi (La Loggia, Torino) y de Benvenuta Cerri (aldea de Róncole, provincia de Parma).
La vida de esta familia estuvo ligada a una actividad comercial cuyo protagonista fue el caballo. Luigi se estableció como cochero de plaza y funebrero, oficio que heredó "Cuerpito". Ricardo sería el fundador y secretario del primer sindicato de choferes y cocheros.
La otra característica destacada de la familia fue siempre su militancia radical. Fueron anfitriones de muchas de las principales figuras del partido cuando estaban de visita en la ciudad, como Arturo Illia y Ricardo Balbín, además de que sus descendientes ocuparon diferentes cargos legislativos en la ciudad y provincia. Juan Ricardo, "Toto", hijo de Ricardo, llegó a ser intendente de San Francisco.
Carlos Cornaglia, hijo de Juan y nieto de Ricardo, en la biografía de su abuelo, titulada "Semblanza de Cuerpito. Su historia y su tiempo", consigna que Luigi "fue el primer funebrero que tuvo la ciudad, junto con don Giacomo Comelli. Porque las autoridades de la Asociación Italiana XX de Septiembre lo contrataron en los años de 1904 a 1908 para el servicio de sepelio de los muertos de la colectividad".
Curiosamente, el apellido Cornaglia tiene dos probables significados. Puede tratarse de un toponímico, vinculado a la aldea Corniglia, cercana a Vernazza. O bien puede referirse a la "cornacchia", corneja, especie de cuervo o ave rapaz. Cornaglia, en piamontés, es "cornaja".
"Esta ave es famosa por ser considerada portadora de malos presagios y desgracias. Un pájaro de mal agüero (...). Vaya uno a saber por qué capricho del destino he sido toda mi vida, y a mucha honra, un funebrero. Y a los que se ganan la vida con esa actividad se los ha considerado, injustamente, 'cornajas' por ser portadores de malos augurios o yetatores", dice "Cuerpito" en primera persona, en el libro escrito por su nieto.
"Cuerpito" en Arroyito durante 1926 (Gentileza Carlos Cornaglia)
Llegada de Rosso y mudanza de "Cuerpito"
Ricardo aprendió de Luigi el cuidado del caballo y la conducción del carruaje. Se casó con Ana Josefa Rébola y tuvieron seis hijos: Luis, Juan Ricardo, Nélida, Irene, Emilio y Elisa.
En 1917 se instaló en San Francisco la "Cochería italiana". Era una sucursal de la empresa de Rafaela dirigida por los hermanos Miguel, Clemente y Constancio Rosso. Venía a competir con la empresa local "La Central" de Jesús Capdevilla e hijo, instalada en 1910 y que tenía un servicio de menor calidad. Rosso, que ponía especial énfasis en el origen y cuidado de sus caballos, vino haciendo sociedad con Giorgi Cherri, que era amigo de Luigi Cornaglia, quien propuso a Ricardo como cochero o palafrenero.
Fue cumpliendo con dicho oficio para la empresa Rosso que recibió su apodo, porque siempre decía que le dieran un traje de cualquier medida ya que con su "Cuerpito" cualquier "pilcha" le quedaba bien.
La nueva empresa debutó con el sepelio de Luis Amalvy: concejal, director de la banda de música municipal y masón de la logia "Porvenir social".
Pronto Capdevilla se vio obligado a cerrar ante la competencia y Constancio terminó quedando como único responsable de la firma Rosso, ya sin sus hermanos ni el socio.
Apoyado por Rosso, Ricardo se decidió en 1924 a mudarse a Arroyito para prestar este mismo servicio, ya que junto a la de Carlos Fabré en La Francia, serían las únicas empresas de este rubro entre Córdoba y San Francisco.
Ricardo junto a su esposa Josefa e hija Elsa. Caballería de la Cochería Cornaglia. Año 1937 (Gentileza Carlos Cornaglia)
La gran estafa
Ricardo, en Arroyito, además tenía un Ford "a bigotes" modelo 1923 o 1924, que se lo alquilaba a inmigrantes turcos para salir a vender por la zona, haciéndoles de chofer. Eso implicaba que estuviera en ocasiones más de veinte días fuera de su casa.
Fue en una de esas ausencias, en 1925, que se presentaron dos sujetos ante Josefa, quien quedaba a cargo de la empresa fúnebre y de un almacén que el matrimonio administraba. Estos clientes compraron un cajón supuestamente para un pariente fallecido en Marull.
Fue meses más tarde, cuando los familiares del "finado" quisieron cobrar el dinero correspondiente al seguro, que se desató el escándalo. La compañía sospechó porque la causa de la muerte no estaba acreditada. Temiendo una muerte violenta consiguieron orden judicial para exhumar el cadáver. La sorpresa fue mayúscula: no había cuerpo en el cajón vendido por los Cornaglia, sino un tronco de árbol. ¿Milagro? Nada de eso. Se trataba de una estafa que venía reiterándose en aquellos años. El "difunto" estaba bien vivo en la zona de Balnearia.
Pensando que Ricardo era cómplice, la policía lo encerró veinte días en prisión, hasta que el juez de paz se convenció de su inocencia cuando detuvieron a los implicados. "Cuerpito" tuvo que soportar que la noticia llegara a medios nacionales, como el diario Crítica.
El sinsabor que le dejó ese episodio, más un estancamiento de la actividad en Arroyito, desde donde se veían aires más prósperos en San Francisco, lo motivó a retornar a su ciudad en 1928, montando una nueva cochería en Vélez Sársfield 1250, luego trasladada a la esquina de Iturraspe y Santiago del Estero, apoyado por su familia, fundamentalmente por su hermano Francisco. La llamaron "Casa Pincho", por el apodo con que era conocido el padre.
En la investigación "La quinta del ñato", de Gustavo Beltramo, Walter Martínez y Carlos Pioli, se informa que, en nuestra ciudad, la firma Cornaglia instaló una de las primeras salas velatorias, en Lisandro de la Torre 72, costumbre que costó mucho imponer, ya que en principio los ciudadanos veían como una deshonra no emplear la casa propia para el duelo. El caballo también fue dejando lugar poco a poco a los automóviles. Esta firma fue la primera en implementar un vehículo específico para el rubro.
No obstante, al fallecer su esposa Josefa, en 1950, Ricardo dejó la actividad en manos de sus hijos. La empresa pasó a ser Cornaglia Hnos. hasta 1977, momento en que fue adquirida por Antonio Di Monte.
"Cuerpito" Cornaglia falleció a los 74 años, a pocos minutos de la medianoche del 21 de agosto de 1970. Sus restos descansan en un panteón del sector noreste de la vieja "Quinta del Ñato", casi enfrente de donde se encuentra Constancio Rosso, hermanando a dos de los pioneros en brindar servicios fúnebres en la ciudad.