¿Cuáles fueron los ejes del primer viaje de Alberto Fernández?
Se focalizó en la renegociación de la deuda y la reiteración del compromiso para esclarecer la causa AMIA.
El presidente Alberto Fernández decidió que su primer viaje oficial al exterior sea a Jerusalén para la conmemoración del Holocausto. Manteniendo perfil bajo tuvo la oportunidad de presentarse a los líderes extranjeros cuyos apoyos podrían contribuir en la renegociación de la deuda con el Fondo Monetario Internacional (FMI).
No dio un discurso ni recorrió la ciudad, evitó toda polémica o profundizar sobre temas sensibles, y solo tuvo dos reuniones bilaterales formales con las autoridades anfitrionas: el presidente israelí, Reuven Rivlin y el primer ministro de ese país, Benjamin Netanyahu.
A diferencia de muchos de sus antecesores, Fernández no utilizó su primer viaje internacional para hacer una fuerte declaración política o ratificar una alianza bilateral o regional en particular como eje de su futura política exterior.
La visita a Israel fue una carta de presentación sutil en medio de una negociación financiera internacional delicada que definirá gran parte de su capacidad de gestión en los próximos cuatro años.
Ayer, antes de abandonar Jerusalén y regresar a Buenos Aires, el propio Presidente explicó su estrategia: "A los países que tienen un lugar en el directorio del Fondo (Monetario Internacional, FMI) y votan, les transmitimos nuestra preocupación y nuestro deseo que acompañen el pedido de Argentina".
El Presidente regresó a Buenos Aires sin grandes anuncios, pero con una renovada buena relación con Israel, una foto de familia que busca refutar los análisis que lo ubicaron desde la campaña electoral dentro del eje cada vez más limitado de Venezuela y Cuba en América Latina, y una gira europea con una agenda cargada y mucho más política que la que mantuvo en Jerusalén.