Análisis
Crucial elección en Venezuela
El retorno a la vigencia de la democracia en ese país excede lo que mañana suceda. Es un camino largo y complejo. La comunidad internacional debe mantener la atención a lo que ocurra este domingo.
¿Quién no se sobresalta cuando la figura con más responsabilidad pública de un país plantea que o gana las elecciones del 28J o se producirá un baño de sangre, una guerra civil? Esta pregunta y otras similares no solo se hicieron en medios de comunicación de todo el continente, sino que también se la siguen formulando millones de venezolanos que mañana deben concurrir a las urnas para elegir nuevas autoridades de gobierno.
La irresponsable alocución de Nicolás Maduro tuvo amplia repercusión y siembra dudas acerca de la intención de respetar la voluntad popular si es que el autoritarismo del oficialismo chavista obtiene un resultado negativo en la compulsa de este domingo. De acuerdo a los informes internacionales, es posible que esté viviendo sus últimos días ese régimen caricaturesco por momentos, liderado por un personaje que hace recordar al dictador de Costa Pobre creado por el cómico Alberto Olmedo, condenó a Venezuela al ostracismo y obligó a emigrar a millones de personas, promovió la censura, atacó y maniató a las voces opositoras y sumió en la más profunda crisis a una Nación que supo gozar de tiempos de esplendor.
Los análisis de la prensa internacional casi no tienen dudas sobre el resultado que podría favorecer a la oposición. Sí expresan sus reparos en torno a la actitud que asumirá el régimen de Maduro si se produce esta circunstancia. Y alertan sobre la posibilidad de que se pueda producir un escandaloso fraude. La frase que presagia un “baño de sangre” parece haber sido la gota que colmó el vaso. Es una advertencia de lo que la historia enseña: los regímenes dictatoriales terminan apelando a la violencia extrema y al sometimiento cruel cuando ven amenazado su poder.
La insólita controversia que Maduro mantuvo con el ex presidente Alberto Fernández es otro episodio revelador de que se pretende evitar la libre expresión del pueblo venezolano en las urnas, ante la perspectiva de que se acerca el final de los años más oscuros que vivió la hermana nación caribeña. Es más, la irresponsable intervención de Maduro hizo estremecer hasta al propio presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, quien muchas veces fue complaciente con las posturas autoritarias del chavismo. “Me asusté con esa declaración”, admitió Lula en una conferencia de prensa con corresponsales extranjeros. Según el diario El Nacional de Caracas, el mandatario brasileño en dos oportunidades con Maduro. “Le he dicho que la única posibilidad de que Venezuela vuelva a la normalidad es que haya un proceso electoral ampliamente respetado”.
La misma actitud fue adoptada por varios gobiernos latinoamericanos, entre ellos el de nuestro país. Un comunicado firmado por la Argentina, Costa Rica, Guatemala, Uruguay y Paraguay- señala que los comicios del 28 de julio “representan una oportunidad para traer paz, unidad, progreso y democracia” a Venezuela. Pero advierte que “esto solo será posible si las autoridades venezolanas cumplen estrictamente los compromisos adquiridos con la oposición en los Acuerdos de Barbados, y se respetan los principios democráticos, así como los derechos humanos y las libertades fundamentales de todos los venezolanos”.
El retorno a la vigencia de la democracia en ese país excede, por cierto, lo que mañana suceda. Es un camino largo, complejo y plagado de circunstancias comprometedoras. Ese proceso tiene una instancia crucial. Por ello, la comunidad internacional debe mantener la atención a lo que ocurra en Venezuela este domingo.