Brinkmann
Crimen de Aralí: pericias confirmaron que fue abusada sexualmente
El padrastro y el amigo de éste quedaron imputados también por homicidio criminis causae. Gieco ya no está a cargo de la investigación. La niña padeció situaciones de violencia, abuso y maltrato sin límite hasta el día de su muerte.
Hay novedades en el caso de Aralí Vivas, la niña de 8 años asesinada en Brinkmann, y la principal es que el resultado de las pericias forenses confirmaron que fue abusada sexualmente previo a su crimen, prueba que llevó a la Justicia a volver a agravar las imputaciones contra los acusados, según información a la que pudo acceder LA VOZ DE SAN JUSTO. Tanto el padrastro, Ezequiel Simeone (30), como el amigo de éste, Cristian Hernán Varela (40), quedaron ahora imputados como presuntos coautores del delito de homicidio calificado por el vínculo y ahora se suma supuesto homicidio criminis causae, que es aquel que se comete para ocultar otro delito. En caso de condena, corresponde la perpetua.
Las pericias corroboraron la evidencia de material genético masculino en el cuerpo de Aralí que confirma el ataque sexual que sufrió. Las muestras serán cotejadas con el ADN de los dos hombres acusados.
Acerca de la madre de la víctima, Rocío Milagros Rauch (28), continúa detenida acusada de partícipe necesario de homicidio calificado por el vínculo, por comisión por omisión. El fiscal sostuvo que Rocío Milagros Rauch no estuvo al momento del asesinato de su hija, pero que sí es responsable de la falta de intervención ante el abuso y la muerte de la menor.
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Rauch fue indagada el pasado viernes y negó los cargos en su contra y se abstuvo de seguir declarando en el marco de la investigación por el crimen de la nena de 8 años, el cual se quiso ocultar mediante un incendio intencional en el domicilio donde vivía. En tanto que los otros dos imputados aún no declararon ante la fiscalía. Todos permanecen detenidos en el penal de Bouwer, en Córdoba. Para los investigadores Simeone y Varela abusaron a la menor y para tapar dicho delito la asesinaron y luego prendieron fuego la casa donde Aralí vivía junto con sus hermanos.
Pese a que las pericias confirmaron el abuso, los vecinos y allegados a la víctima sostienen que en dicha casa se hacían “fiestas negras” y que eran reiterados los delitos de esta índole.
Este diario también pudo saber que a partir de hoy, la causa ya no está a cargo del fiscal subrogante Oscar Gieco y pasó a la fiscal de Morteros, Yamila Di Tocco.