Salud
Crianza positiva: niños, niñas y adolescentes sanos, emocional y físicamente
“La crianza respetuosa exige paciencia y también confianza, si nos dedicamos, seguramente ese niño o niña crecerá fuerte y saludable”, aseguró el psiquiatra y conferencista, Lucas Raspall quien brindó las herramientas para poner en práctica el buen trato en la crianza.
Por Isabel Fernández | LVSJ
Basada en la razón, la sensibilidad, el amor, la igualdad, la tolerancia y el respeto, la crianza positiva es un método que tiene muchos beneficios para la salud mental de niños, niñas y adolescentes.
Es educación sin violencia, donde el buen trato es fundamental. Muchas personas fueron criadas en el miedo o el abuso de la fuerza, castigos físicos, gritos o amenazas y aunque a veces se crea que es el único camino, no es así.
El desafío entonces es dejar atrás los métodos violentos y autoritarios que impactan negativamente en el desarrollo de los chicos. ¿Por qué confiar en la crianza positiva?. LA VOZ DE SAN JUSTO dialogó con el psiquiatra y psicoterapeuta, Lucas Raspall de Rosario, quien brindó una conferencia sobre “Crianza Positiva. ¿Cómo ser base y refugio para las infancias?”, en el marco del 5° Congreso Raac en Prevención y Asistencia de las Adicciones que se llevó a cabo en Córdoba.
El psiquiatra aseguró que la crianza respetuosa “exige paciencia y también confianza, si nos dedicamos a cuidar la tierra, a regarla, a nutrirla, seguramente ese niño o niña crecerá fuerte y saludable a pesar de que los frutos lleguen más tarde, así que hay que tener paciencia”.
El impacto en la salud mental es “inmenso”
Cuando se sienten bien, los niños, niñas y adolescentes, se portan bien. Ser cariñosos, comprensivos, pasar tiempo con ellos, comunicarse, comprender su conducta, brindarles explicaciones ante sus comportamientos, llegar a acuerdos y establecer límites claros como padres o cuidadores, hacen que puedan vivir mejor y que el vínculo sea más sano.
Raspall afirmó que este tipo de crianza “es un paradigma, es una forma de mirar la manera en que mamás y papás hacemos las prácticas parentales con foco en lo que necesitan los niños y las niñas. A través de determinadas prácticas podemos favorecer el desarrollo de capacidades cognitivas, emocionales y sociales, mientras que hay otras prácticas que obstaculizan o impiden ese desarrollo”.
Remarcó que entonces, “el impacto de la crianza positiva o de poder ofrecernos mamás y papás como base segura para los niños y niñas, es inmenso en lo que hace a la salud mental. Eso fue confirmado a partir de evidencia científica tras décadas de investigación”.
Cómo ponerla en práctica
¿Cómo implementamos esta crianza?. El psiquiatra afirmó que “primero debemos tomar conciencia de cómo criamos, de qué es lo que hacemos y lo que no hacemos. Ese es el primer paso, luego se puede ir aprendiendo a través de lecturas o charlas que muestran qué es lo conveniente para el desarrollo de los chicos”.
Para llevar adelante la crianza positiva, es importante que nosotros como padres primero podamos gestionar lo que nos sucede. “Si reaccionamos a partir de nuestras emociones desbordadas, difícilmente vayamos a construir las prácticas que son necesarias y caigamos en prácticas no respetuosas que terminan siendo maltratantes”, dijo Raspall.
Lejos de ser blanda o permisiva, este tipo de crianza respeta la dignidad de la niña, niño y adolescente en todo momento estableciendo límites claros.
Al respecto el psiquiatra analizó: “Pensar que la crianza positiva o respetuosa es blanda o es una moda es francamente una equivocación. ¿Alguien podría elegir una crianza no respetuosa, alguien de verdad podría elegir no tratar con respeto a otra persona?, creo que no. Si hay prácticas que reconocemos que son convenientes para el desarrollo, cómo no vamos a ir por ese lado”.
“Si la equivocación va en que algunos piensan que la crianza respetuosa o positiva no pone límites, es un error. La crianza positiva dice que los límites son absolutamente necesarios, se ponen los límites de manera diferente de quien hace ese tipo de observación”, indicó.
El maltrato desregula emocionalmente
Raspall advirtió sobre las consecuencias negativas del autoritarismo, los gritos, los castigos y las amenazas “Todas las formas de maltrato desregulan emocionalmente, generan un ‘motorcito’ de malestar dentro del niño o la niña que inhibe la construcción de determinados aprendizajes. Esas prácticas, aparte de no ser respetuosas, enseñan que eso sí se puede hacer, entonces los chicos entienden que sí pueden gritar, pegar o amenazar a otra persona”.
“Cuando se cría desde el autoritarismo, raramente o nunca, se promueven espacios o ejercicios de reflexión en los cuáles, por ejemplo, detrás de un límite, se instala la posibilidad de pensar por qué, se explica por qué, se construye un fundamento que termina siendo un principio de legalidad interna tan necesario para todos los niños, niñas y adolescentes”, finalizó.