Medio ambiente
Córdoba innova con el uso de bioasfalto en obras viales
Se trata de un compuesto más amigable con el ambiente, que reemplaza un derivado del petróleo por biodiesel. Ya se emplea en trabajos de bacheo y reparaciones de carpeta asfáltica.
Córdoba avanza en el uso de bioasfalto en obras viales de pequeña y mediana escala. Se trata de un desarrollo innovador, que comenzó a emplearse hace pocos años y que ahora puede escalar hasta ofrecer una alternativa a los sistemas tradicionales empleados en obras viales.
El bioasfalto se elabora con biodiesel y tiene prestaciones bastante similares al asfalto tradicional, un derivado del petróleo que hasta el momento es el compuesto más difundido en infraestructura vial.
El producto ofrece dos novedades respecto de la tecnología tradicional: es más amigable con el ambiente, ya que en su preparación se emplea biocombustible en lugar de petróleo. Y es más simple de aplicar y requiere un menor despliegue de maquinaria.
La empresa Afema comenzó a explorar hace ocho años el uso de esta alternativa en infraestructura vial. Con larga trayectoria en la ejecución de obra pública en Córdoba y otras provincias, la firma local elabora este producto en su sede de Villa Retiro.
El compuesto se prepara a partir de un polímero importado de EE.UU. La firma cordobesa compró la licencia de uso a la empresa EZ Street, que comercializa el componente a partir del cual se elabora el bioasfalto.
A principios de 2024, Afema dio un paso importante para potenciar este segmento: puso en marcha una mini planta de producción de biodiesel, que se financió con la línea de créditos a tasa subsidiada otorgada por la Provincia, para incentivar la transición energética en los sectores industrial, agropecuario y servicios.
Daniel de la Rubia, jefe de laboratorio de Afema, explicó que para adoptar biomezclas siguieron “un proceso gradual, ya que es una tecnología muy innovadora en el sector. Cada paso fue muy positivo, lo que hizo que hoy tengamos confianza en el producto, que nos demostró que tiene muy buen desempeño, con un nicho de aplicación muy importante”.
En cuanto a la diferencia con la tecnología tradicional, De la Rubia indicó que “las mezclas asfálticas tradicionales tienen un aporte muy significativo de hidrocarburos y se elaboran en caliente. Las biomezclas reemplazan una proporción interesante de este asfalto y se trabajan en frío, lo que trae beneficios en la capacidad de maniobra”.
El compuesto se viene utilizando en trabajos de bacheo y reparación de carpetas asfálticas con buenos resultados. Algunos gobiernos locales ya lo comenzaron a emplear, como la Municipalidad de Córdoba, que adquirió unas 20 mil toneladas. Afema, además, exporta el producto a Uruguay, Bolivia y Paraguay.
Alianza estratégica
El Ministerio de Infraestructura y Servicios Públicos, Afema y la Facultad de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales de la UNC (FCEFyN) sellaron un convenio que contempla un análisis de las biomezclas, para avanzar en la homologación del producto y su posterior uso en obras viales de la Provincia.
Para estas pruebas, la empresa vial colocó una carpeta asfáltica en un tramo de la ruta E 57, en un sector de Mendiolaza. La superficie abarca unos 1.000 metros, donde se alternan unos 600 metros de biomezcla y cerca de 300 metros de asfalto tradicional.
Los investigadores de la UNC realizarán estudios de laboratorio y de campo durante un año, cotejando el rendimiento de cada compuesto.
“Estamos probando el desempeño de la biomezcla en grandes tramos de construcción vial, pensando implementar este tipo de tecnología para distintas obras sobre todo en el interior provincial, donde puede resultar más complejo montar las estructuras requeridas para poner asfalto en caliente”, explicó Mariano Santillán, a cargo de la Unidad Ejecutora de Biocombustibles y Bioenergías del Ministerio de Infraestructura y Servicios Públicos.
En cuanto a la aplicación, este tipo de mezclas se pueden trabajar con pequeñas cuadrillas. A diferencia del asfalto tradicional, que requiere la instalación de una planta de fabricación del material en cercanías de la obra, y debe ser colocado en caliente por equipos de al menos 15 trabajadores, con asistencia de maquinaria pesada.
Este despliegue suele generar impacto en el tránsito, sobre todo en áreas urbanas.
De ahí que las biomezclas se posicionan como una solución para zonas pobladas, ya que tienen menor impacto en el entorno. Para la ejecución de grandes obras viales, como autopistas o rutas, el asfalto en caliente resulta la opción más adecuada.
Santillán rescató la otra ventaja de este sistema: es más sustentable en lo ambiental. Como se trata de un compuesto elaborado con biodiesel, permite reducir la huella de carbono al reemplazar el asfalto elaborado a partir del petróleo.
Desde esta perspectiva, resulta una alternativa con menores emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) en la obra pública, algo central para luchar contra el calentamiento global.
Las primeras estimaciones indican que por las características del polímero empleado y el uso de B100 se reduce un 27% promedio el contenido de asfalto, lo que implica una merma en el mismo porcentaje de la huella de carbono. Por eso se denomina BioAsfalto 27 o AB27.
El compuesto, además, reduce la temperatura del proceso de elaboración y evita la emisión de vapores que produce el asfalto en caliente, lo que también contribuye a la reducción de la huella de carbono.
Del laboratorio a la ruta
Lucas Crespi, a cargo del Laboratorio de Estructuras de FCEFyN, explicó que para el análisis tomarán muestras testigos, durante tres meses a lo largo de un año. «Es un proyecto multidisciplinar, que involucra las partes ambiental, química y estructural. También se estudiará el aspecto vial, con ensayos característicos para este tipo de productos«, dijo.
Precisó que durante el trabajo compararán tres pavimentos diferentes y distintas dosificaciones en las mezclas en frío.
Respecto de lo que esperan con estas pruebas, Crespi afirmó: «La bibliografía y los antecedentes muestran que el producto anda muy bien, además ya se usa para bacheo. Pero es novedoso el uso como carpeta de desgaste en el pavimento. El desafío es grande, las expectativas son muchas, estamos esperando que ande muy bien».
La experiencia no registra antecedentes en la región, lo que coloca a Córdoba en una posición de liderazgo en el uso de materiales innovadores en infraestructura vial, donde es clave la adopción de medidas que contribuyan a la reducción de emisiones de GEI.
Biocombustible cordobés
La planta de biodiesel de Afema tiene una capacidad de producción de 6.000 mil litros diarios. Se trata de una instalación desarrollada por Power Bio, una firma radicada en Villa María.
Parte del fluido elaborado en la planta de Villa Retiro se destina, además, a la flota de maquinaria vial y vehículos de la empresa.
De la Rubia destacó el acompañamiento del Estado provincial en este proceso de innovación. Agregó que las políticas locales de impulso a los biocombustibles, los incentivos y el marco regulatorio “permiten tener un horizonte claro para poder avanzar”.
Por último, rescató los incentivos a la reducción de la huella de carbono y los beneficios impositivos otorgados por la Provincia.
“Las políticas de fomento han sido clave para alentar este proyecto”, completó.
Tres medidas de fomento
Córdoba cuenta con un marco regulatorio que incentiva los biocombustibles.
La Ley provincial 10.721 contempla la promoción de biocombustible en la obra pública, a través de estímulos a las empresas que participan en licitaciones o subastas públicas.
Existen incentivos fiscales establecidos en la ley tributaria sancionada a fines de 2023: la comercialización de biocombustibles goza del 0% de Ingresos Brutos; 20% de reducción en las tasas por patentamiento de vehículos y unidades 0km; y quita del 100% sobre el tributo a sellos en unidades que utilizan biocombustible.
Financiamiento: Bancor lanzó la nueva línea de financiamiento Dale BIO, que incluye créditos para obras de infraestructura destinadas a plantas de biocombustibles, adquisición de equipamiento y maquinaria para pymes, y tecnología para la producción de biocombustible.