Contaminación: gravísima constatación
Un informe expuso la existencia de bacterias como la Escherichia coli y de coliformes, además de elevados índices de fósforo en la Luna del Plata.
Un estudio encargado por la Justicia federal estableció que la Laguna del Plata -el estuario donde desemboca el Suquía antes de llegar a la laguna Mar Chiquita- está contaminada por los efluentes cloacales que salen de la Estación Depuradora de Aguas Residuales (Edar) de Bajo Grande, propiedad del municipio de la capital provincial, a más de 190 kilómetros aguas arriba.
Los análisis realizados por el Centro de Química Aplicada (Cequimap) de la Universidad Nacional de Córdoba (UNC) indicaron la presencia de 43 bacterias Escherichia coli cada 100 mililitros en la desembocadura del río Suquía y de 3,6 de coliformes fecales en la unión entre la Laguna del Plata y el Mar de Ansenuza. Además, los índices de fósforo extraídos de las muestras señalan niveles de contaminación por encima del límite de los máximos permitidos para el vertido.
Los datos de este estudio son menores a los que estableció en junio pasado una investigación de la Facultad de Medicina de la Universidad Nacional de Córdoba, pero corroboran la certeza de que los líquidos cloacales de la ciudad capital de la provincia han contaminado el curso del río Suquía y están amenazando seriamente el valioso ecosistema del Mar de Ansenuza. La reducción de los valores se explica porque existe una cuestión estacional: la bajante en el río determinaría que las bacterias sedimenten y no lleguen a la desembocadura. Pero en cuanto el curso de agua crezca, se volverá a niveles de contaminación que no son tolerables.
Se trata de una constatación cuya gravedad está fuera de discusión. Y que obliga a la provincia y, especialmente a la Municipalidad de Córdoba, a dar explicaciones y adoptar las medidas necesarias para que cese la contaminación. Porque la preservación del ecosistema de la Laguna de Mar Chiquita es vital para asegurar el futuro de la región. Y porque además, así lo establecen los tratados nacionales e internacionales que procuran la protección de esta enorme región.
Vale señalar que la ciudad de Córdoba genera diez millones de litros de desechos cloacales por hora. Admitieron funcionarios de Bajo Grande que, de ellos, tres millones ingresan en una hora a la planta, que no son tratados correctamente y sale fuera de los límites permitidos. El 70 por ciento de esos líquidos se vierten solamente clorados y sin tratar al Suquía. La causa de esta situación es para algunos la falta de inversión. Y, para otros, la desidia. Porque se trata de un hecho que amenaza a un río emblemático de la provincia y a un estuario que es orgullo del noreste cordobés, cuya población hace esfuerzos ingentes por preservarlo.
Es grave que la laguna de Plata, en cercanías de La Para, viva esta situación de amenaza por las bacterias provenientes de los desechos cloacales de Córdoba. Y mucho más serio sería si no se adoptan las medidas del caso para revertir esta contaminación constatada por dos estudios científicos que advierten sobre un problema que no debería haberse producido si en la capital provincial se hubiese trabajado con seriedad y conciencia ecológica.