“Con mi adicción aprendí que es un lugar al que nunca más quisiera volver”
Clarisa Mendoza es una luchadora que logró salir de la oscuridad de las drogas. Hoy es feliz y cuenta su historia de vida para ayudar a los demás a no caer en el infierno. "Si no probaron, que no prueben nunca, ni se metan. Si están metidos, busquen la forma de salir", dijo.
Por Isabel Fernández|LVSJ
Se define como una adicta recuperada que lucha día a día con la firme convicción de no volver nunca más al infierno de las adicciones. Clarisa Mendoza tiene 42 años y hoy es feliz, porque después de haber estado en la oscuridad, decidió salir y romper las cadenas de su adicción a las drogas.
Junto a sus hijos Facundo de 20 años y Alma de 8, Clarisa sigue adelante llevando ahora una vida sana y con su testimonio quiere concientizar y ayudar a niños, jóvenes y adultos a decirle "no" a cualquier tipo de adicciones.
"Si no probaron, que no prueben nunca, ni se metan. Si están metidos, busquen la forma de salir, no lleguen a tocar fondo porque se puede salir, se puede vivir sin la droga y las adicciones. Se puede salir de joda igual sin consumir, te reís, bailás y te divertís exactamente igual", aseguró.
Cada 26 de junio se conmemora el Día Internacional contra el Tráfico Ilícito y Abuso de Drogas y en la provincia comienza la Semana Provincial de Prevención del Consumo de Drogas que se extiende hasta el 3 de julio.
En ese marco Clarisa contó su historia a LA VOZ DE SAN JUSTO para concientizar a la comunidad, desde su lugar de aprendizaje tras vivir la experiencia, un lugar en el que estuvo que causa mucho daño y al que nunca quiere regresar.
"Con mi adicción aprendí que es un lugar al que nunca más quisiera volver, porque la droga te lleva a la oscuridad total en tu vida. Te lleva a querer morirte a no poder pensar en nada bueno. Todo lo malo está ahí", advirtió.
Aseguró que el adicto "nunca se cura, yo no estoy curada soy una adicta recuperada que lucha día a día para no volver a caer y hasta ahora le voy ganando a la droga porque no volvería a ese lugar".
"El daño más grande que me hicieron las adicciones fue el de perderme muchas cosas del crecimiento de mi hijo más grande. Mi hija nació después del tratamiento, ya estaba recuperada. No solamente te dañás a vos mismo sino que también terminás lastimando a todo tu entorno y te queda en una soledad absoluta, no lo hacés queriendo sino porque estás enfermo", afirmó.
"Ahora que soy libre de las adicciones estoy feliz y quiero hacer muchas cosas para ayudar a que otros no caigan", dijo Clarisa
Buscar ayuda y quererse mucho
Clarisa demuestra que se puede salir y que es fundamental buscar ayuda, tomar la mano segura para salir del pozo. "Ahora que soy libre de las adicciones estoy feliz y quiero hacer muchas cosas para ayudar a que otros no caigan. Tengo personas adictas en mi familia y estoy luchando con eso, pero de un lugar especial porque yo sé todo lo que viene", dijo.
Aconsejó: "Hay que quererse uno mismo y rodearse de gente que te quiera. El primer paso es alejarse de las personas que consumen. Cuando consumía yo me rodeaba de gente que también lo hacía y que no se quería. Cuando estás consumiendo, no te querés y si no podés quererte, cómo vas a querer a tu amigo. También es fundamental buscar ayuda, buscar a la familia, a los padres que siempre van a estar a tu lado, a los buenos amigos que te quieren bien".
"A las familias que puedan tener a alguien metido en las adicciones les digo que nunca lo dejen solo, les va a mentir, les va a robar, pero no tienen que dejarlo solo porque necesita ayuda y claro ponerle límites", añadió.
Remarcó que la "única forma de poder ayudar es que la persona adicta se deje ayudar. Es la decisión de no mismo, si no hacen 'clic' en su cabeza y dicen: 'no quiero esto para mi vida' es muy difícil. Lamentablemente por más que la madre, el padre y los hermanos y todos le digan, si la persona no quiere salir, no sale".
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De la oscuridad a la luz
Al contar cómo cayó en la trampa de las adicciones, Clarisa recordó que tuvo su primer contacto con las drogas en la adolescencia y aunque era esporádico, luego se acrecentó tras la pérdida de un bebé y se volvió un problema. Encontró la salida tras tomar la decisión y comenzar un tratamiento en Asociación Nazareth.
"Cuando era adolescente consumía esporádicamente marihuana pero después que tuve a mi hijo probé la cocaína, tenía más de 22 años. Estaba con gente que consumía y la cosa se complicó cuando tenía 25 perdí un bebé de siete meses que nació con una cardiopatía y ahí comencé a tomar pastillas que me habían recetado para calmar lo que produce una pérdida tan tremenda", afirmó.
Agregó que en ese momento difícil "no pude controlar eso y comencé a consumir de manera indiscriminada las pastillas, y lo peor es que después le sumé la cocaína. Llegó un momento que bueno que estaba muy metida. A uno le parece que lo va a controlar y pero es algo, que no lo vas a controlar nunca. Cuanto te parece que está todo bien, es cuando está todo mal".
"Me temblaban las manos cuando no tomaba las pastillas y tanto la psicóloga como la psiquiatra me decían que tenía que comenzar un tratamiento, pasé momentos muy duros y oscuros. Hasta que un día mi pareja, ahora estoy separada, me dio un gran ultimátum y me dijo que si no hacía el tratamiento no iba a seguir la relación. Así fue como llegué a la Asociación Nazareth y comencé el tratamiento que también fue muy duro y difícil, el síndrome de abstinencia es tremendo", manifestó.
Clarisa aseguró: "El tratamiento me salvó la vida, Nazareth es una familia, me encontré con un grupo de personas que brindan todo, desde el acompañamiento, hasta el reto".
"La persona adicta es un enfermo"
Durante el tratamiento, aunque el apoyo de la asociación y de la familia fue incondicional, para ella "fue muy complicado" lidiar con la opinión de la gente. "Ven que estás haciendo un tratamiento y en vez de decir qué bueno, muy bien, hay gente que te estigmatiza. En vez de decir: 'Qué bien que se está curando, dicen: 'mirá ese falopero, está perdido'".
"Creo que la gente no entiende todavía que la persona adicta es un enfermo, me parece que como sociedad estamos totalmente desinformados y no tenemos conciencia. Una persona que está en tratamiento está bien, porque está buscando una salida", remarcó.
Finalmente agradeció a todos los que la ayudaron a tomar la decisión de salir y a su familia que la acompañó siempre. "Agradezco a todos mis hermanos, mis amigas, mi pareja que me acompañó mucho y hasta mi hijo, él me salvó, por él decidí salir. A todas las personas de la Asociación Nazareth, los profesionales de la salud que hacen esa labor que es única. Es muy necesario contar con alguien en quien apoyarte y que te ayude".