Comunidad universitaria y orgullo de una familia
El Cres recibe a todos y contiene a todos. El testimonio de dos hermanos graduados, Ariana y Lautaro Sánchez, sobre su recorrido en la universidad revela que sus aulas tienen clima de hogar; destacan el compañerismo, el trato cercano y amoroso y la combinación educación/trabajo.
Por Cecilia Castagno | LVSJ
"Acá no sos un número. Acá te conocen los profesores, los compañeros, todos". Podría ser la frase motivadora con la que un promotor del stand del Centro Regional de Educación Superior (Cres) en la próxima expo carreras en el Superdomo intente animar a los jóvenes a ir a la facultad. Sin embargo, es la definición que los propios estudiantes y graduados hacen de esta "sucursal" de la Universidad Nacional de Villa María (Unvm) que en 2013 desembarcó en San Francisco.
Los testimonios de dos hermanos egresados de las carreras de Diseño Industrial y Contador Público, Lautaro Iván (26) y Ariana Sánchez (23), respectivamente, confirman que la universidad prepara para la vida. También, que su condición pública la vuelve un lugar de pertenencia que nos compete a todos.
En los pasillos y las aulas del Cres se respira "comunidad universitaria". Lo dicen ellos, que las relaciones y vínculos con pares y con docentes marcaron su paso por la institución. Hay un clima de armonía comunitaria, donde coexisten actores e historias diferentes y trayectorias diversas. Basados en su experiencia, Ariana y Lautaro dejaron claro que frente a un nuevo mundo para ellos, el Cres los abrazó como un ámbito de aprendizaje no sólo vinculado con lo académico.
Abre sus puertas a todos, pero después también es capaz de contenerlos, de ser "refugio", algo que los hermanos Sánchez valoran y consideran que "no ocurre en todas las universidades", sobre todo en las mega instituciones.
Además, destacan la igualdad de oportunidades y la calidad formativa. "El Cres fue una oportunidad para nosotros, porque por cuestiones económicas era difícil para la familia afrontar nuestra mudanza a otra ciudad para que sigamos estudiando" después del secundario, cuenta Pamela, que está estrenando título de contadora pública. Ingresó a la carrera en 2019 y egresó hace unos pocos días.
Como buenos hermanos, se les infla el pecho de orgullo cuando hablan uno del otro y al ver hasta dónde llegaron gracias a que un conjunto de factores se alinearon: su orientación vocacional se inclinó hacia las ciencias sociales en el caso de Pamela, y básicas y aplicadas, de Lautaro; las carreras que eligieron se dictan en la ciudad donde viven, en una propuesta educativa de calidad, pública y gratuita; y además, como está organizado el tiempo de las clases, les permitieron estudiar y trabajar al mismo tiempo. Podría decirse que "se alinearon los planetas".
Una pequeña gran comunidad
"En el Cres no sos un número, como tal vez sucede en facultades más grandes. Acá te conocen los profesores, los compañeros, todos. Aunque durante la pandemia la virtualidad impuso distancia, nunca se cortó el trato personal docentes-alumnos así como tampoco entre los estudiantes", resalta Pamela. Y recuerda una anécdota para ilustrarlo: "En un examen un profe me dijo: 'Ah, vos sos la que hablabas en clase', eso da la pauta de la cercanía que hay aquí".
"Haber vivido la carrera en comunidad fue algo muy lindo y a la vez, un estímulo más para seguir y nunca bajar los brazos. Te ayuda a no frustrarte ante una mala nota y a seguir aprendiendo sin detenerse. Hay que tomar los errores como un aprendizaje y en eso el docente tiene mucho que ver. En el Cres existe esa contención y trato cercano", sigue.
Un puente al trabajo
Ellos celebran el fuerte vínculo que forjó el Cres con el medio. "Con el paso de los años eso lo fuimos notando más. Hay un enfoque orientado a las economías regionales", acota Lautaro.
Los dos hoy trabajan de lo que estudiaron. Él, abocado al diseño de productos digitales y su hermana, en el área de sistemas de gestión y facturación en una empresa de software, "una puerta laboral que me abrió la universidad mientras cursaba la última etapa de la carrera".
Como Diseñador UX, el trabajo de Lautaro se centra en "facilitar la experiencia de las personas a través de distintos productos que hoy adquieren otra importancia en este mundo más híbrido. El Diseño Industrial te obliga a estar capacitándote siempre, a estar receptivo a nuevos conocimientos. Todo el tiempo se aprende algo y nunca se corta el vínculo con la universidad", dice.
Antes como ayudante alumno y ahora como adscripto de cátedra, no descarta la docencia como otra posible salida laboral, además de tomarlo como "una forma de devolverle a la universidad un poco de todo lo que me brindó".
A diferencia de su hermano, ser profesora no está entre los proyectos de Pamela, que prefiere seguir afianzándose en la tarea en la que se desempeña como contadora. No obstante, coinciden en que un buen profesional no deja nunca de aprender, "siempre se sigue estudiando".
Pamela y Lautaro Sánchez, una historia de fuerte sentido de pertenencia e identidad con la universidad. (Foto: Manuel Ruiz | LVSJ)
La elección de la carrera
Aún con la irrupción de las nuevas tecnologías y la multiplicación de carreras y enfoques laborales que surgen año tras año, las estadísticas a nivel nacional arrojan que los jóvenes que terminan la escuela secundaria siguen eligiendo las carreras tradicionales, las que asocian a una mayor estabilidad.
Cuando Lautaro le planteó a sus padres que iba a seguir Diseño Industrial, la primera reacción fue "¿qué es eso?", pero luego fueron conociendo más sobre la carrera, percibieron la vocación de su hijo y el valor de la universidad pública y hoy, todo junto, eso constituye un motivo de orgullo para la familia.
"Fue un camino personal ir descubriendo la carrera. Me veía diseñador industrial desde lo proyectual pero recién entendí cómo sería en la práctica cuando empecé el cursado y a vincularme con los procesos, a acercarme a la profesión", recuerda.
"Diseño Industrial apunta a solucionar problemas de la vida cotidiana, siempre con el enfoque de brindar soluciones a las necesidades de la gente y del mundo productivo, teniendo en cuenta además el uso de los recursos no solo ambientales", precisa.
A Pamela lo que más le gusta de la profesión es "la búsqueda de soluciones, esa investigación previa para resolver necesidades" que luego llevarán a la materialización de esa solución, confiesa sobre esa otra arista de la contabilidad y su campo de acción.
"Resolver los desafíos que van surgiendo en los sistemas informáticos de gestión" es lo que hoy nutre la afición de la joven en el plano profesional. La flamante contadora disfruta plenamente del trabajo en equipo: "Creo que no podría hacer algo rutinario o solitario".
"Poder trabajar de lo que estudié y en mi ciudad es un privilegio"
Ambos dan un mensaje inspirador para que los jóvenes puedan pensar un futuro próspero de la mano de la educación.
"Muchos chicos salen del secundario y no siguen estudiando. Mi consejo es que lo hagan. Podés hacer una carrera corta y eso ya vale un montón. A veces se dice que no hay que tener un título para hacer alguien en la vida, pero tenerlo te abre un montón de oportunidades", manifiesta Pamela.
En esa sintonía y a modo de consejo, Lautaro agrega que "la educación abre puertas, por eso a los jóvenes les digo que sigan estudiando, que eso no se los quitará nadie".
"Otra cuestión fundamental es tener el apoyo de la familia. Nuestros padres nos dijeron: 'La única preocupación que tienen ustedes es estudiar, concéntrense en eso'. Tuvimos esa posibilidad, otros pueden no tenerla y tienen que hacer un sacrificio enorme para cursar una carrera. A nosotros eso nos ayudó mucho", sigue la joven.
"Siempre hay que seguir sumando conocimientos porque uno no sabe cuándo se le cruzará una oportunidad", retoma Lautaro.
Por incertidumbre sobre el futuro o la caída constante de los salarios ante la inflación, muchos argentinos se quieren ir del país. No es el caso de los Sánchez. "Yo me veo acá, en mi tierra. No descarto una experiencia afuera, pero quiero trabajar de mi profesión aquí. Creo que es como devolverle algo de lo que me dio a través de la educación estatal. No quiero irme de mi país", sostiene convencida Pamela.
Y Lautaro comparte: "Quizá una experiencia, una capacitación laboral como dice Pame no descarto hacer, pero valoro mucho el sentido de pertenencia y cercanía. Poder trabajar de lo que estudié y en mi ciudad es un privilegio".