Educación
Cómo se crea una aplicación móvil: la experiencia en la ProA de La Milka
Tres estudiantes explicaron el proceso. Desde una app para organizar turnos y menú del comedor escolar hasta una herramienta de reconocimiento facial para acceso a la biblioteca son algunas de las herramientas que desarrollaron.
Las aplicaciones móviles o "apps" para celulares son una parte esencial de la vida moderna. Desde gestionar nuestras finanzas hasta planificar la rutina diaria, transformaron la forma en que interactuamos con el mundo digital. Pero, ¿cómo se crea una app desde cero? Tres estudiantes de 6° año de la Escuela ProA con orientación en Desarrollo de Software de barrio La Milka, Lucía Beltramino, Luca Arutt e Ignacio Rostagno, compartieron su experiencia y explicaron el proceso desde la concepción de la idea hasta su implementación.
Beltramino indicó que para crear una aplicación, "primero tiene que nacer la idea. Un problema, una necesidad, algo de dónde partir, porque si no, es imposible". Según los estudiantes, esta idea inicial debe ser relevante y resolutiva. En su experiencia, ellos analizaron problemáticas cotidianas en su entorno, como la gestión de horarios en el comedor de su escuela, y crearon una app que permite organizar los turnos y el menú semanal.
Una vez definida la idea, el equipo divide las tareas. La metodología de trabajo se estructura en dos grandes áreas: el frontend, que es la interfaz que verá el usuario, y el backend, donde se desarrolla la lógica de programación que sostiene el funcionamiento de la aplicación. Rostagno detalló: "Un equipo se encarga de diseñar el frontend, mientras que otro trabaja en el backend que es la programación de la aplicación o la página".
Para que el equipo funcione de manera organizada, cada integrante asume el rol que mejor domina, ya que esta decisión permite optimizar el proceso, conectar los "dos mundos" de la programación y aprovechar al máximo las habilidades individuales, facilitando una colaboración fluida y eficiente
En cuanto a las herramientas, los estudiantes mencionaron que existen diferentes programas, uno de los que ellos utilizan, por ejemplo, es Figma, que sirve principalmente para el diseño visual de la app, mientras que usan otras herramientas para facilitar la organización de tareas y el seguimiento de los avances. Para la programación acuden a distintos lenguajes según las necesidades del proyecto, incluyendo HTML, CSS y Python. Para bases de datos, suelen recurrir a MySQL o Firebase, eligiendo según lo que mejor se adapte al proyecto.
Arutt indicó que la elección de herramientas "depende mucho del proyecto y de las recomendaciones que recibimos. Por ejemplo, en una pasantía, usamos Firebase porque nos dijeron que sería más eficiente".
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Desarrollar una app no es una tarea rápida. Aunque el equipo pueda iniciar con rapidez el diseño y la estructura básica de la aplicación, existen múltiples detalles que requieren tiempo y precisión. "Cuando sale la idea, comenzamos rápido. Pero, aunque desarrollarlo puede ser relativamente rápido, corregir errores lleva bastante tiempo", sostuvo Rostagno.
Una de las técnicas que emplean los estudiantes para detectar fallos es crear una versión beta de la app, que luego prueban y ajustan según los comentarios de sus profesores y compañeros. Este proceso de retroalimentación es constante y necesario para alcanzar un resultado satisfactorio.
Entre los principales desafíos que enfrentan al crear una app, Lucía señaló que lo más complicado es "la constante aparición de errores, porque te desalienta, parece que no terminás más". Aunque el equipo pueda pensar que logró finalizar un prototipo, siempre hay detalles que ajustar y esas fallas se logran detectar mejor con una mirada ajena.
Una vez que la aplicación está finalizada, pasa a formar parte de la vida cotidiana, siendo utilizada por todos. Para los alumnos, este es un momento especial, ya que pueden ver cómo sus ideas cobran vida y se convierten en herramientas funcionales.
Los estudiantes de la ProA desarrollaron varias apps, entre las cuales también está una aplicación para la biblioteca del colegio que registra la asistencia de los alumnos mediante reconocimiento facial. Aunque no todas las apps están en uso, representan un avance significativo en el aprendizaje práctico, dándoles una base muy buena para el mundo laboral ya que aprenden a trabajar con diferentes lenguajes que son necesarios.
El proceso de crear una app, tal como lo describen estos jóvenes, es desafiante pero enriquecedor. A través de la identificación de una necesidad, la división de roles, el uso de herramientas específicas y la retroalimentación continua, estos estudiantes logran materializar ideas que contribuyen a resolver problemas reales. Como señaló Arutt, "todo lo que vemos en el celular y en la computadora ahora ya sabemos cómo funciona. Es distinto porque entendemos lo que hay detrás".
En un mundo donde las apps están en cada rincón de nuestra vida, conocer el proceso de creación desde la perspectiva de estos estudiantes nos permite valorar aún más la tecnología que usamos a diario.