Salud
Cómo actuar ante un accidente cerebro vascular
El tiempo “es cerebro”, por eso, ante los síntomas, se debe pedir ayuda médica inmediatamente.
Por Isabel Fernández|LVSJ
Dificultad para caminar o pérdida del equilibrio, falta de coordinación de los movimientos, dolor de cabeza intenso, vértigo, mareos, problemas para hablar y entender, y para ver con uno o ambos ojos; como también debilidad en una parte del cuerpo -cara, brazo o pierna, son síntomas de un accidente cerebrovascular (ACV), que ocurre cuando la sangre deja de fluir a una parte del cerebro.
Existen dos tipos de ACV: el isquémico, que se produce cuando existe una obstrucción – coágulo o materia grasa – que impide el paso de sangre y oxígeno a alguna parte del encéfalo; y el hemorrágico, que es la rotura de un vaso o arteria cerebral.
Es muy importante identificar y actuar a tiempo cuando una persona está sufriendo un ACV, ¿por qué?. El médico neurocirujano Raúl Villafañe, del Centro de Neurociencias de nuestra ciudad aseguró: “El tiempo es vital, porque después de algunas horas el cerebro se daña en forma permanente y no cabe volver a darle irrigación. La atención rápida mejora el pronóstico porque se pueden reducir los daños”.
Advirtió que ante los síntomas “es fundamental consultar de inmediato, dirigirse a un centro de salud y no medicar a la persona ya que eso puede hacer que baje mucho la presión arterial, lo que hace que haya menos irrigación sanguínea al cerebro que agrava las consecuencias del ACV”.
En el caso de un ACV isquémico, el diagnóstico precoz permite realizar un cateterismo cerebral llamado embolectomía, porque quita el émbolo que tapa la arteria. Cuando se rompe un aneurisma y es hemorrágico, se realiza otro tipo de cateterismo con el fin de ocluir el lugar donde sangró”.
Consecuencias de un ACV
Los accidentes cerebro vasculares producen la muerte de neuronas cerebrales, provocando secuelas físicas, cognitivas o conductuales, por ello se considera al ACV una enfermedad altamente incapacitante. Según la OMS, representa la segunda causa de muerte y la primera de discapacidad en personas adultas a nivel mundial.
En relación a las secuelas, estas pueden ser: pérdida del movimiento muscular, parálisis o falta de sensibilidad en alguna parte del cuerpo -generalmente en la cara o en un brazo-, rigidez, control motriz débil, músculos extremadamente rígidos y dolorosos, dificultad para hablar o tragar, entre otras.
Prevención
Las enfermedades crónicas como la diabetes tipo 2, la hipertensión, el sobrepeso; el tabaquismo, el consumo excesivo de alcohol, entre otros, pueden desencadenar un ACV. Por eso, para prevenirlo es fundamental sostener hábitos saludables.
El doctor Villafañe recomendó mantener “una alimentación equilibrada que incluya frutas y verduras a diario, y la reducción del consumo de sal, reduce el riesgo de hipertensión o colesterol, que son dos factores de riesgo importantes para los ACV. Además, es clave realizar actividad física de manera regular, evitar el consumo de tabaco y reducir el de alcohol”.
Añadió que los hábitos saludables “permiten lograr niveles tolerables de estrés, otro factor de riesgo que puede desencadenar un ACV”. Finalmente recomendó realizarse controles médicos anuales para descartar cualquier indicador de riesgo.
Qué hacer
En caso de sospechar que una persona está atravesando un ACV, se recomienda:
- Comprobar si tiene dificultades para entender o hablar.
- No dejarla sola, tranquilizarla y mantenerse tranquilo.
- Llamar a un servicio de emergencias o llevarla a una guardia médica, aunque los síntomas hayan desaparecido.
- No medicarla.
- Tomar nota de cuándo empezaron los síntomas.
- Ante una emergencia, recurrir de inmediato a un centro de salud.