Naftas
Combustibles: las estaciones de servicio vendieron un millón de metros cúbicos menos que el año pasado
Así surge de datos que comparan la actividad el primer semestre de 2024 con el mismo período del año pasado. El desplome de las ventas en el sector va en línea con la contracción del aparato productivo.
Una postal de la hiperrecesión que atraviesa a la economía del país. Así como se puede medir la magnitud de la crisis por el desempleo, pérdida de puestos de trabajo registrados o nivel de consumo de bienes de primera necesidad, un indicador esclarecedor es la venta de combustibles. Puesto que la actividad de una economía requiere movimiento, por tanto, insume energía, sea para trasladar insumos, mercadería, bienes exportables, fuerza de trabajo o simplemente para viajes de ocio.
El desplome de las ventas de combustibles va en línea con la contracción de la actividad de un aparato productivo que lleva años oscilando entre estancamientos y ciclos recesivos. Así, en el primer semestre del año la merma de los despachos de combustibles líquidos fue de 9%, contabilizando los distintos tipos de gasoil y naftas. Con lo cual, dado al volumen perdido, las estaciones de servicio vendieron 847.275 m3 menos que en los primeros seis meses del 2023.
Naturalmente el producto que más sufre frente a los débiles bolsillos fueron las naftas premium que tuvieron una caída de 22 puntos porcentuales en la comparación interanual. El vuelco de quienes consumían productos más costosos a naftas más baratas no pudo netear la caída en el segmento de los productos más económicos en donde la demanda total también quedó en negativo. Mientras que, por el lado del gasoil y diésel se observan fuertes contracciones pese a la buena performance que tuvo el campo en la comparación con el año pasado signado por una sequía de magnitud.
Guillermo Lego, autoridad de la cámara del comercio de hidrocarburos, comentó que los balances intermensuales también son negativos. El rojo en los despachos de todos los combustibles líquidos fue de casi 7 puntos porcentuales en junio de acuerdo a los valores de mayo. El desplome de la nafta súper es lo que genera “mayor preocupación para el sector estacionero”, al tratarse del combustible más popular.
Al interior del sector entienden que esta “compleja” realidad obedece principalmente a los “fuertes incrementos” que los combustibles experimentan desde noviembre del año pasado. Asimismo, también golpean a la demanda los aumentos de las facturas de electricidad, agua y gas, conjunto a “gastos de mantenimiento del vehículo (seguros, patente, etc.) y los impuestos” que presionan sobre la conformación de los precios, señaló Lego. Quien mostró preocupación por los cambios en el consumidor ya que, a la luz de la experiencia, cuando se sacrifica “calidad de producto por precio” o, incluso, la demanda recurre al “transporte público para ahorrar”, “no vuelve fácilmente a su visión anterior”, reflexionó el Gerente General de la cámara.
Los impuestos, el otro factor que presiona sobre precios
Además de la debacle de la demanda, el sector tiene otro problema que lo aqueja: el atraso relativo del precio en surtidor. Es sabido que el gobierno anarco capitalista, como gusta denominarlo el mismo presidente, brega por precios libres. En efecto, la diferencia entre el precio del producto terminado en el país con los precios internacionales actualmente es del 10%, aclaran en el sector. Sin embargo, actualizar los valores en medio de una crisis de la demanda no haría otra cosa que deprimir el consumo aún más.
El otro factor que impacta en los precios en surtidor son los impuestos. Si bien el gobierno había trazado un camino para actualizar los montos de los impuestos nacionales que quedaron licuados a partir del fogonazo inflacionario de diciembre, hay correcciones sobre la marcha. Lo cierto es que el plan original del oficialismo buscaba un incremento del impuesto de 306 pesos por litro de nafta que encarecería las naftas un 18% en surtidor, según análisis de consultoras privadas.
Sin embargo, las subas de julio terminaron siendo muy por debajo de esos valores. Por lo que se espera que en agosto la actualización del impuesto a las naftas también sea menor a la planificada repercutiendo en el precio final en torno al 2%, aproximadamente. Lo que se observa en el precio de la nafta es el mismo pragmatismo que el gobierno impone para las tarifas de luz y gas. Es decir, habiendo planificado una brusca actualización, la misma se abandona para evitar su efecto en precios.
En suma, el gobierno liberal libertario por temor a que se afecte su principal capital (la desaceleración relativamente paulatina de la inflación) posterga la actualización de tres precios claves para la economía. En otras palabras, la tendencia bajista de la inflación se monta sobre el atraso del dólar, los principales servicios y los combustibles líquidos. La misma receta que aplicaron las últimas administraciones. Nada nuevo.