Salud Mental
Claves para sanar un trauma emocional
Todos sufrimos heridas emocionales en algún momento de nuestras vidas. En la nota las herramientas para sanar.
Por Isabel Fernández|LVSJ
Para sufrir un trauma psicológico o una herida emocional no hace falta que nos ocurra algo horrible. Con pequeñas actitudes, abandonos, violencia o negligencia, podemos dejar una huella en el cuerpo y la mente de una persona.
El trauma existió siempre, es tan antiguo como la historia de la humanidad. Desde la psicología este tema se comenzó a estudiar con mayor profundidad después de la segunda guerra mundial. Actualmente hay más estudios y mayor divulgación científica en relación al trauma, por eso pareciera ser un concepto reciente, pero no lo es.
¿Qué hacer para no dañar a los demás? ¿Cómo podemos ayudar a quien sufrió un trauma?. La licenciada en Psicología, María Emilia Gobbo (MP-6876) reflexionó sobre este tema en diálogo con LA VOZ DE SAN JUSTO y aclaró que el trauma “no necesariamente está asociado a una tragedia -como un accidente, pérdida repentina de un familiar o una catástrofe-, también puede ser traumático un vínculo, ya sea por violencia física, psicológica, sexual, etc. o por negligencia, ausencia de cuidados y atención emocional”.
Los seres humanos sanamos cuando somos escuchados, comprendidos y validados. La licenciada Gobbo aseguró que los “vínculos seguros son un gran antídoto. Sanamos junto a otros seres humanos que nos brindan seguridad y confianza. Somos seres sociales y sobrevivimos en conexión con otros. Es necesario construir vínculos seguros y de confianza”.
Destacó que en esto “es fundamental la resiliencia, la una capacidad natural e inherente a todo ser humano, que implica iniciar un nuevo camino después de un trauma. Cuando el dolor excede y limita en la vida cotidiana, es necesario pedir ayuda profesional”.
“La clave está en el amor”
Gobbo remarcó: “La clave está en el amor, y aunque parezca una obviedad no todas las personas saben vincularse desde el amor y la empatía. El mejor alimento emocional para prevenir traumas de cualquier naturaleza es vincularnos con amor, con un interés genuino y sincero por el otro”.
“El amor genera confianza, conexión y seguridad, tres ingredientes fundamentales para la construcción de una autoestima fuerte, de una personalidad empática, capaz de cuidarse y cuidar a otros”, dijo la psicóloga.
Escuchar sin juzgar
Existen mecanismos biológicos y psicológicos que pueden mantener ocultos los recuerdos traumáticos durante diez, veinte, treinta años o más. Sobre las herramientas para ayudar a las personas que fueron víctimas de un trauma, la licenciada Gobbo advirtió que una persona “puede hablar de su trauma cuando está preparada para hacerlo y cuando siente la suficiente confianza en su interlocutor. Es importante no juzgar a las personas cuando develan una situación traumática y dolorosa después de muchos años. Lo mejor que podemos hacer es escuchar atentamente sin juzgar. Estar abierto a recibir el dolor del otro y ofrecerle lo que sea necesario para aliviar ese dolor. Escuchar no solo con la mente, también con el corazón”.
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Todos podemos sufrirlo y también causarlo
Todos podemos sufrir un trauma y también causarlo, a veces sin saberlo. ¿De qué manera?. La psicóloga explicó que cuando
un bebé o niño “pasa mucho tiempo solo sin la mirada de un cuidador, cuando no se atienden sus necesidades, o bien cuando crece en una familia disfuncional con episodios recurrentes de violencia física o psicológica, se desencadena en su organismo una respuesta de estrés y búsqueda de mecanismos de supervivencia que hace que esa persona sea más vulnerable a desarrollar estrés post traumático, algún trastorno de personalidad o de salud psicológica”.
“Las personas vulnerabilizadas en su infancia tienen una mayor predisposición a desarrollar una herida traumática a lo largo de la vida. Las estadísticas indican que más de la mitad de personas que necesitan asistencia psiquiátrica, ha sido abusadas, maltratada en la infancia o ha sido testigo de violencia doméstica”, advirtió.