Ciclovías: una cuestión pendiente
La necesidad de que en nuestra ciudad haya espacios exclusivos para que circulen las bicicletas es irrefutable si se pretende estar a tono no solo con las tendencias mundiales, sino también con lo que ocurre en otras poblaciones bastante más cercanas.
Noticias provenientes de Rafaela informan
sobre la frecuente construcción de ciclovías en distintas partes de esa ciudad.
En este último caso, funcionarios provinciales y municipales explicitaron las
características de una obra de este tipo que se prolongará hasta la cercana
localidad de Bella Italia, sobre la ruta 70, con una extensión de casi tres
kilómetros y un ancho de 2,2 metros, completamente construida en hormigón.
Los funcionarios que precisaron los alcances de esta senda para ciclistas dijeron que "son pequeñas obras cuando uno habla en montos, pero que satisfacen muchísimo a la ciudadanía. El impacto social es muy importante". Sin dudas es así. Por ello, San Francisco registra demoras en la planificación y concreción de bicisendas en distintos puntos de la ciudad. No se atiende así la seguridad de vastos sectores de la población para quienes la bicicleta es un medio de locomoción muy utilizado, a veces el único.
Las calles de nuestra ciudad lejos están de brindar seguridad a los ciclistas y, al mismo tiempo, que los conductores de estos rodados comprendan que su conducta debe ajustarse a las normas que regulan el tránsito. En este contexto, la necesidad de que haya espacios exclusivos para que circulen las bicicletas es irrefutable si se pretende estar a tono no solo con las tendencias mundiales, sino también con lo que ocurre en otras poblaciones bastante más cercanas.
Grandes conglomerados urbanos como Córdoba, Buenos Aires y Rosario, por ejemplo, han diseñado ciclovías extensas que unen puntos clave y permiten a los vecinos usar la bicicleta con seguridad, beneficio que de por sí es grande. Pero que se complementa con las ventajas que trasladarse pedaleando tiene para la salud de las personas y para la preservación del ambiente. Una ciclovía se inscribe en el contexto de las obras impostergables para la vida en el siglo XXI.
Tiempo atrás hubo intenciones de avanzar en la concreción de bicisendas. También se formularon inquietudes de algunos vecinalistas en ese mismo sentido, especialmente los que representan a los barrios más alejados del centro y deben sortear los riesgos que significa ir en bicicleta por bulevares o avenidas troncales que bien podrían contemplar un espacio exclusivo.
En este marco, desde esta columna, tiempo atrás, se propusieron algunos sitios en los que las bicisendas podrían ser bienvenidas: conectar los barrios Maipú o Las Rosas con el centro, mejorarse la antigua traza de la senda que corre paralela a la avenida Rosario de Santa Fe y termina en el barrio San Cayetano, podrían establecerse espacios para estos rodados en las cercanías de las escuelas, en los bulevares Libertador, Roca y Sáenz Peña o la avenida 9 de Septiembre desde Caseros hacia el oeste como una manera de brindar seguridad a los trabajadores de las empresas ubicadas en el Parque Industrial y, por qué no, idearse alguna vía que permita a los ciclistas no dar un rodeo demasiado extenso para cruzar el Centro Cívico. De más está señalar que otra posibilidad podría ser la utilización del enorme espacio de las antiguas vías del ferrocarril Mitre para trazar una senda que recorra transversalmente el ejido urbano.
Es imposible menospreciar el beneficio de obras de este tipo en una población como la nuestra, acostumbrada en buena parte a transitar en bicicleta. Por el otro, serían numerosos los sanfrancisqueños que volverían a usar este tipo de vehículos si se construyera una infraestructura mínima que protegiera a los ciclistas del peligro. San Francisco podría así favorecerse con una imagen urbana moderna y con el crecimiento de un medio de transporte alternativo, eficiente, rápido, ecológico y económico.