Beach Vóley
Ceccani y la consolidación del beach vóley en San Francisco
Desde el Sport Automóvil Club, Claudia Ceccani supo construir la realidad de un deporte que no tenía realidad en San Francisco. El beach vóley llegó y se quedó en la ciudad y cada vez más gente se anima a llenarse de arena para jugar.
Por Manuel Ruiz | LVSJ
Cuando Claudia Ceccani (38) llegó hace 5 años atrás a San Francisco el beach vóley en la ciudad se reducía a areneros, con poca arena, sin una demarcación precisa y a una cantidad de practicantes muy cercana al número cero. El beach vóley era eso que se jugaba en la temporada de verano en muchos clubes de la ciudad por gente que desconocía sus reglas, su técnica y que se aunaban a alrededor de ese arenero a pegarle a la pelota más con el pie que con las dos manos.
Ceccani, pampeana, jugó desde siempre al vóley indoor, el vóley que conocemos todos y que practicamos casi todos, en menor o mayor medida, en un club o en las clases de gimnasia de la escuela, descubrió el beach vóley cuando se fue a vivir a Mar del Plata. Ahí jugó, ahí hizo el curso de entrenadora, así se dio cuenta que le gustaba.
Pero nunca creyó que, tras su llegada a San Francisco, donde se estableció con su familia por motivos laborales, hoy estaría al frente de la única escuela de la disciplina de la ciudad, tendría la cantidad y el nivel de practicantes que tiene y que encontraría en San Francisco un lugar desde donde animarse a proyectar al beach vóley a algo mucho más grande de lo que puede pasar dentro de las instalaciones de una institución.
-¿Cómo inicia esta historia? ¿Cómo se da tu llegada al beach vóley en el Sport?
Yo siempre jugué vóley indoor. Y cuando vivía en Mar del Plata conocí el beach. Año 2010, 2011. Pasa que nos mudamos acá, por trabajo, con mi familia. Y ni bien pisé San Francisco, dije voy a jugar indoor. O sea, beach nunca me imaginé que habría acá. Me metí en un par de clubes, empecé a probar en qué club me quedaba y conocí gente. Conocí gente de vóley. Dentro de esa gente de voley había una chica de la que me hice muy amiga. Pasaron los años, uno o dos años, pasó la pandemia y me dijo que querían reactivar la cancha de beach acá en el Sport. Y que ella quería presentar un proyecto conmigo. Éramos tres. Empezamos a gestarlo, pero la única que podía dar clases era yo porque había hecho el curso de entrenadora de beach. Cosas van, cosas vienen, terminé yo sola. Que tampoco me disgustaba porque en realidad la que tenía más tiempo y la que podía llevarlo a cabo por conocimientos era yo. Entonces presenté el proyecto acá, me lo aceptaron y arranqué.
-¿Qué expectativas tenías cuando dejaste el proyecto?
Había expectativas de lo que terminó siendo. O sea, mi propuesta era generar una escuela de beach para adultos. Entonces arranqué con grupos de más de 14 años, sin límite de dad. Propuse días y horarios, para después analizar qué nivel de juego, de estado físico, de conocimientos de vóley en general aparecía. Y terminé acomodándolo por niveles. Porque de a poquito los jugadores que empezaban a venir, con la constancia, iban evolucionando y no podía mezclar a quien recién arrancaba con el que estaba desde hacía tres meses.
-Y el volumen de personas que llegaron a venir ¿Cómo era al principio? ¿Y cómo fluctuó con el transcurso de los años?
Yo sabía que necesitaba seis por grupo. Mínimo seis, máximo ocho. Diez, doce ya era un montón. Pero bueno, con un cierto nivel de juego se puede trabajar con doce personas. Pero dije bueno, arranco con dos grupos, dos horarios distintos. Cuando haya seis personas, arranco. Empezó con doce jugadores, grupos mixtos. Entrenaban dos veces por semana, tenía dos grupos. Y de a poquito se fueron sumando más, se fueron sumando más. Abrí uno más, tres, abrió otro más cuatro, abrió otro más seis. El año pasado, en noviembre, tenía seis grupos. Estaban todos llenos. Y los mantuve de noviembre a mayo. Y ahí ya volvimos a bajar porque durante el invierno baja un poco. Porque si bien yo cambio el horario, porque en verano entrenamos a la noche y durante el invierno entrenamos a la siesta, no todos pueden entrenar en ese horario. El año pasado fueron seis, y ahora estamos con cuatro. Vamos a sumar uno más. Y durante el verano siempre se suma alguno más, así que en el verano serán seis de nuevo.
-¿Cuáles son las razones que crees que haya mucha gente a interesada por jugar, por venir a tomar clases o a jugar los torneos los fines de semana cuando armas? ¿Cuál es la explicación que le encontras? ¿Qué te dicen? Porque no había tradición de beach en la ciudad.
Primero vienen porque quieren hacer una actividad, es lo primero que dicen. Quiero hacer una actividad y quiero probar con beach porque le contaron, porque le dijeron que el grupo está bueno. Ven también la cantidad de torneos y encuentros que hay, no solamente míos, sino de otras organizaciones acá en la ciudad y en la zona. Y se copan. Y es una cadena también. Cuando ven un jugador que la rompe dicen: ¡Uy! Yo no puedo hacer ese juego, quiero aprender. ¿Dónde van? A la única escuela que se entrena acá. Entonces van cayendo por el boca en boca
-¿Te sorprendió en algún momento la cantidad de gente que tenías?
Sí. Todo el tiempo me sorprende. Yo cada vez que se van les agradezco por haber venido a entrenar. Porque es un sacrificio. Te llenas de arena, te morís de calor, el viento, venir hasta acá, que se cansan, porque es agotador… Que hagan el sacrificio de venir y entrenar y que hagan todo lo que les propongo, para mí, es zarpado.
-¿Y por qué crees que ha quedado el Sport como el único lugar con escuela? Porque hubo otras experiencias en el tiempo que no perduraron…
No hay otros espacios de aprendizaje tampoco. Lo que pasa es que no es lo mismo que el vóley indoor. No es lo mismo y tenes que saber enseñarlo. Y para saber enseñarlo, no sé si es necesario saber jugarlo, pero tenés que capacitarte. Si no te capacitas, no lo podes dar
-¿Es posible hacer una proyección de dónde va a estar de acá un par de años? Tanto en cantidad de jugadores como en nivel.
Sí se puede. A este ritmo estaría buenísimo que San Francisco sea una de las sedes del circuito argentino. Que vengan jugadores de la Selección Argentina. O jugadores que se dedican profesionalmente a esto. Las condiciones climáticas acá están buenísimas. Empezamos en 2021, en tres años se hicieron un montón de cosas. Yo tengo jugadores que empezaron desde esa fecha. pibes que jugaban al fútbol y que no podían ni tocar la pelota con los dos brazos juntos y hoy están jugando duplas. Están armando de arriba, que es el golpe más difícil de hacer. Están sacando de potencia, que es el saque más difícil de hacer. Y en un par de años estaría bueno que haya acá o en esta zona torneos importantes. Que los mejores jugadores del país vengan a jugar acá. Pero que también los jugadores de acá viajen a jugar el circuito. Y si esos jugadores que entreno yo se van a jugar en un circuito argentino, yo sería feliz.
-¿No te falta una cancha más acá? ¿Qué te permitiría?
Me permitiría armar más canchas en paralelo, digamos. Si el cajón de arena fuera más grande, podría haber dos canchas de beach o tres canchas de beach vóley. Una cancha auxiliar, un estadio principal, dos gradas. Y para hacer, por ejemplo, fecha del circuito argentino necesitas un cajón más grande, porque hay medidas reglamentarias que cumplir. No solamente en profundidad del cajón, sino también en espacio de arena. Tener un cajón más grande permitiría eso, que crezca más rápido. Porque también para los torneos tendrías más capacidad para poder meter más cupos, más gente.
-Das clases, organizas torneos, pero también jugas ¿Qué te gusta de jugar?
Tocamos más veces la pelota. Tácticamente es más fácil de jugar que el vóley indoor. Implica más esfuerzo físico, porque es lógico. Pero tácticamente es más fácil. No hay rotaciones. Si hay seis tipos dentro de la cancha, seis jugadores dentro de la cancha, los seis están haciendo algo distinto. En el momento en que la pelota está volando, aunque yo no tenga la pelota, tengo que estar haciendo otra cosa. Y esos movimientos técnicos y tácticos se aprenden y son difíciles de saber. Por eso, el beach es más fácil de aprender cómo se juega. Después si te sale o no, porque técnicamente es más difícil, es otro tema. Pero en cuanto al juego, es más fácil de elaborar. Porque somos dos y ya está. Me gusta porque es al aire libre. Me gusta porque te tiras y no te lastimas, por ejemplo. No podes ni caminar después por el cansancio de la arena, pero te tiras y no te rompes la rodilla. No tenés impacto en las articulaciones.
-Hoy estas al frente de casi todo lo que pasa en el beach en el Sport, pero puede ser que un día, por el motivo que sea no estés más, ¿seguiría igual?
Sí. Hay otra entrenadora de beach volley acá en San Francisco, que es Abril. Una jugadora que yo estoy entrenando. Ella es profe de educación física, jugó al vóley desde chica, se copó con el beach. Empezó a entrenar. Me enteré que se daba el curso de entrenador provincial de beach vóley. Se lo pasé, lo hizo. Y el verano pasado agarró mini beach, dio clases de beach para niños. Y si tengo que viajar, alguna cosa que me surge, a los grupos que tengo yo, los entrena ella. Y sé que podría hacer lo que hago yo tranquilamente.
Para aprender a jugar al beach
El Sport Automóvil Club ofrece clases a través de su escuela a cargo de Claudia Ceccani. Los grupos varían según el nivel de los jugadores. Y varía, además, los horarios de acuerdo a las estaciones del año. Desde el 9 de octubre, habrá nuevos horarios. Los interesados pueden realizar consultas a la cuenta de Instagram: @beachvolleysfco
Martes y Jueves
16.30 a 18: Nivel Intermedio
18 a 19.30: Nivel Iniciante
20 a 21.30: Nivel Iniciante
Miércoles y viernes
16 a 17.30: Nivel Avanzado
17.30 a 19: Nivel iniciante